La maltesa Roberta Metsola ha sido reelegida presidenta del Parlamento Europeo por amplísima mayoría. No ha habido sorpresas en una votación en la que se ha ejecutado por primera vez esta legislatura la reedición del acuerdo a tres alcanzado por populares, socialistas y liberales para el reparto del poder de la UE y con el que pretenden seguir operando a lo largo del mandato. La candidata del Partido Popular Europeo (PPE) ha sido elegida con 562 votos, muy por encima de los 401 escaños que suman los tres partidos del acuerdo, por lo que ha logrado apoyos desde los verdes hasta la extrema derecha.
El mandato de Metsola se prolongará dos años y medio, la mitad de la legislatura. No obstante, el Partido Popular Europeo está amagando con que la segunda parte también recaiga en sus manos si amplía aún más su presencia en el Consejo Europeo, donde aspiran a tener más representantes, como el Gobierno alemán. No obstante, ese no es el acuerdo que alcanzaron los líderes de las tres grandes familias para el reparto de los altos cargos, que contempla a Ursula von der Leyen (PPE) para la Comisión Europea; a Kaja Kallas (liberal) como alta representante; y al socialista António Costa al frente del Consejo Europeo, y la presidencia partida de la Eurocámara, como se ha hecho tradicionalmente.
Durante las negociaciones, los populares ya intentaron limitar el mandato de Costa también a la mitad de la legislatura bajo la premisa de que en esa parte tendrán menos representación institucional al tener sólo a Von der Leyen, mientras que aumentará su poder en los estados miembros.
Metsola, una de las dirigentes del ala dura del PPE en temas como el derecho al aborto al que se opone frontalmente, ha hecho un discurso plano y con poco contenido ideológico antes de ser elegida. La presidenta de la Eurocámara se ha referido al proceso de ampliación al referirse a la capacidad de los proeuropeos de “alzar la voz” en Ucrania o Moldavia, pero no se ha referido en ningún momento a conflictos como el de Gaza.
En su segunda intervención sí ha elevado un poco el discurso y se ha referido a cuestiones como la crisis de la vivienda o el feminismo como asuntos en los que la UE debe seguir avanzando. “Dejaremos una Europa mejor creando un nuevo marco de seguridad y defensa que seguridad y defensa que proteja a las personas y frene los sueños expansionistas de los vecinos”, ha afirmado tras ser confirmada en un discurso en el que ha asegurado que Ucrania seguirá siendo un asunto “prioritario” en la agenda europa.
En su segunda intervención sí ha hecho una somera referencia al conflicto en Oriente Medio: “En Europa sabemos cómo superar divisiones aparentemente imposibles. Esa debe ser también la filosofía que guíe nuestra reacción ante el conflicto de Oriente Próximo, donde, incluso en la niebla de la guerra, la nuestra debe seguir siendo la voz de la humanidad que presione para poner fin al el ciclo intergeneracional de violencia, por una solución de dos Estados, una paz sostenible y el retorno de los rehenes que siguen secuestrados”.
Enfundada en la institucionalidad, Metsola ha hecho un alegaro por la necesidad de “reforzar el parlamentarismo” dado que la Eurocámara es la institución más denostada. “Los eurodiputados deben ser empoderados”, ha dicho ante los 712 eurodiputados que han participado en la constitución del Parlamento Europeo en Estrasurgo. Los otros ocho no tenían las credenciales completas.
Uno de ellos es Toni Comín, a quien la Eurocámara ha dejado sin escaño a la espera de un pronunciamiento del Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) sobre esa decisión, basada en la opinión de la Junta Electoral Central, que dejó vacante el puesto porque el dirigente de Junts no acató la Constitución en Madrid. Comín, que acusa a Metsola de haber tomado una decisión “antidemócratica”, ha seguido la sesión desde la tribuna de invitados.
Frente a Metsola, el grupo de La Izquierda ha lanzado la candidatura de la eurodiputada de Podemos Irene Montero. Conscientes de que era una jugada simbólica, la copresidenta del grupo, Manon Aubry, ha defendido la necesidad de “demostrar que no hay unanimidad” en torno a la figura de la maltesa, de quien ha destacado, no obstante, su “voluntad inclusiva”. “Hay una oposición de izquierda”, ha dicho la dirigente de la Francia Insumisa en referencia al gran acuerdo de populares, socialistas y liberales.
La elección de la presidencia de la Eurocámara era el primer test, pero el examen definitivo de las fuerzas que componen la mayoría tendrá lugar el jueves en la votación de Von der Leyen, que pelea voto a voto para ser elegida. En su caso, además, lo tiene más complicado. Ya hay algunas delegaciones, como Les Republicains (los franceses de su propia familia) y algún socialista que han anunciado que votarán en contra de su candidatura, que requiere 361 votos para salir adelante.
Populares, socialistas y liberales suman 401 eurodiputados, pero dan por hecho que no funcionarán como bloques homogéneos en una votación que también es secreta y se calcula que un 10% se desmarcará de la disciplina de voto. Por eso Von der Leyen necesita un colchón al margen de ese gran acuerdo y ha puesto bastante esfuerzo en las reuniones con los verdes, que se han abierto esta vez a darle apoyo.
Von der Leyen se reúne este martes con el grupo de los Conservadores y Reformistas (ECR), pero se ha comprometido con el resto de aliados a no alcanzar un acuerdo de cooperación con esas fuerzas, que son una línea roja para socialistas y liberales. El primer ministro checo, Petr Fiala, ha anunciado públicamente su apoyo y se ha ofrecido a ayudar a Von der Leyen dentro de ECR, grupo al que pertenece Partido Democrático Cívico (ODS). La italiana Giorgia Meloni no cerró la puerta al abstenerse en la decisión de los líderes de los 27.