Kamala Harris ha llevado a cabo su primer mitin de campaña poco después de que se cumplieran 24 horas de la renuncia del presidente Joe Biden. Harris ya se proyecta como la futura presidenciable de los demócratas después de conseguir reunir los 1.976 delegados necesarios para asegurar la nominación. Cifra que, según Associated Press, ya ha superado y se sitúa en los 2.214 apoyos. “Sé qué tipo de persona es Donald Trump y en esta campaña voy a usar orgullosamente mi experiencia contra la suya”, ha asegurado Harris desde Wilmintong, haciendo referencia a su carrera como fiscal.
En una llamada inesperada, Biden ha roto su silencio en medio del aislamiento por el covid y después de haber renunciado a la candidatura. “Sé que la noticia de ayer fue sorprendente y dura de oír, pero era lo que había que hacer”, ha explicado Biden. Harris no solo hereda la candidatura de Biden, sino también su equipo de campaña, por lo que el presidente ha enviado un mensaje a los trabajadores: “Quiero decirle al equipo: abrazarla, es la mejor”.
Harris también ha puesto sobre la mesa la condena que pesa sobre Trump por fraude fiscal en Nueva York y ha devuelto el golpe a J.D. Vance cuando acuso a las elites de Washington de haber olvidado a la clase recordando como se enfrentó a los “grandes bancos de Wall Street” durante la crisis de ejecuciones hipotecarias. La referencia también es una respuesta a la promesa que hizo Vance de que él y Trump no se “doblegarían” ante los intereses de Wall Street.
Aun así, ha asegurado que su campaña irá mucho más allá de un “nosotros contra Donald Trump”. La demócrata ha dicho que ella y Trump tienen “dos visiones diferentes del futuro del país,” y ha añadido que el magnate quiere “llevar el país hacia atrás, a una época en la que muchos de nuestros compatriotas no tenían libertades y derechos plenos”. Es por ello que ha recordado como un segundo mandato de Trump pondría a la Seguridad Social y Medicare “en la cuerda floja”.
“En los próximos 106 días vamos a llevar nuestro caso a la gente americana y vamos a ganar”, ha asegurado la vicepresidenta, arropada por los aplausos del equipo de campaña. Sin quedarse atrás, Harris también ha entrado a disputarle el discurso de la unidad a Trump y ha prometido que hará “todo lo que esté en mi poder para unir a nuestro partido y a nuestro país”. La vicepresidenta es consciente de las rasgaduras que se han producido en el tejido demócrata durante la campaña de acoso y derribe contra Biden, por lo que no solo tiene el reto de reconciliar un país polarizado, si no también partido que durante las últimas tres semanas ha estado sumido en luchas intestinas.
Harris ha esbozado las líneas generales de su campaña haciendo gala de su cartera estrella durante la vicepresidencia: la defensa del derecho al aborto. “El gobierno no debería decirle a una mujer qué hacer con su cuerpo,” ha asegurado. La vicepresidenta ha prometido impulsar una ley federal que codificaría los derechos reproductivos. Aunque Harris fuera la presidenciable y ganara en noviembre contra Trump, seguiría encontrándose con el muro que supone el Congreso, donde los republicanos siguen teniendo mayoría. La única posibilidad remota para tirar adelante con esta promesa de campaña sería que los demócratas recuperaran el control de la Cámara Baja.
La comparación con su predecesor ha hecho que la popularidad de Harris remonte. Durante buena parte del mandato había adoptado un perfil bajo y como vicepresidenta no había acabado de seducir a los sectores más progresistas (como sí se esperaba que hiciera). Ahora ese perfil bajo incluso puede ser beneficioso. Los anteriores meses, Harris había hecho de contrapeso a Biden en la postura sobre la guerra de Gaza, elevando mucho más el tono contra Israel. Parece que el equipo de campaña intentará preservar esa imagen y usarla para recuperar los apoyos propalestinos perdidos durante las protestas universitarias. Durante la visita del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a Washington, donde el miércoles tiene que hablar en el Congreso, el equipo de Harris ya le ha programado eventos alternativos para evitar que salga en la foto con él, según publica Times of Israel.
Según un recuento elaborado por el periódico The Hill, Harris ya ha logrado el respaldo de al menos 1.015 delegados, quienes han confirmado que votarán por ella en la Convención Nacional Demócrata, que se celebrará en Chicago del 19 al 22 de agosto. Según las reglas del Comité Nacional Demócrata, un candidato debe recibir el apoyo de al menos 300 delegados para aparecer en la papeleta electoral de la convención y después necesita el voto de al menos 1.986 delegados para obtener la nominación. Del total de 4.000 delegados que se reunirán en Chicago, Biden ya obtuvo el apoyo de más de 3.800 durante las primarias.
Harris recauda 81 millones de dólaresQue Biden haya dejado paso a Harris también ha desbloqueado el bolsillo de los donantes. En tan solo 24 horas, la demócrata ha recaudado más de 81 millones de dólares, batiendo un nuevo récord en la actual campaña presidencial. Desde que el presidente respaldó a la vicepresidenta Harris ayer por la tarde, los ciudadanos estadounidenses han aportado 49,6 millones de dólares en donaciones populares a su campaña“, ha declarado Lauren Hitt, portavoz de la campaña de Harris.
Previamente, la plataforma ActBlue, una de las principales en las que se recogen las donaciones para el Partido Demócrata, había informado de una recaudación de 46,7 millones, aportaciones que proceden en su mayoría de pequeños donantes que apoyan la candidatura de Harris para ser nominada como candidata de ese partido en sustitución del presidente Biden. “Este ha sido el día de mayor recaudación de fondos del ciclo 2024.
Los pequeños donantes están entusiasmados y listos para afrontar estas elecciones“, escribía la plataforma en su perfil de X. El aumento en la recaudación de fondos, que incluye dinero para la campaña de Kamala Harris, así como para otros candidatos y grupos demócratas, refleja un entusiasmo demócrata que ”no habíamos visto hasta ahora en este ciclo“, precisa la plataforma.
Estas iniciativas también se han visto reflejadas por el diario The New York Times, que asegura que los pequeños donantes se están uniendo rápidamente a Harris. Y cita un ejemplo: David Hogg, un activista por el control de armas y superviviente del tiroteo masivo de 2018 en Parkland (Florida), ha lanzado a sus seguidores en las redes sociales un desafío para recaudar fondos rápidamente para la nueva candidata presidencial. Hogg dijo que su llamamiento en la red X había logrado recaudar 200.000 dólares en donaciones en solo cuestión de horas.
El apoyo del “king maker”Los demócratas han empezado a moverse rápido para mostrar unidad en torno a Harris, y figuras que podrían disputarle el puesto, como el gobernador de California, Gavin Newsom, y el de Pensilvania, Josh Shapiro ya han dicho que apoyarán a Harris. La gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, que en un primer momento no había mostrado su apoyo explícito a Harris, finalmente ha publicado un comunicado donde junto a otros gobernadores del Midwest (J.B Pritzker, de Illinois; Tim Walz, de Minnesota; y Tony Evers, de Wisconsin) apoya la candidatura de Harris.
Dentro del ala más progresista del partido, Alexandria Ocasio-Cortez ya ha salido a defender Harris como “la próxima presidenta de Estados Unidos”. Es notable el movimiento de Ocasio después de ser una de las pocas voces que, durante los últimos momentos del agónico asedio a Biden, salió a defenderlo.
Así mismo, el caucus progresista ya ha hecho un comunicado ofreciendo su apoyo a Harris como candidata.
El congresista Jim Clyburn, líder del caucus negro dentro del partido, y conocido como king maker (hacedor de mayorías) también anunció su apoyo para Harris. “Me hago eco del buen criterio que demostró al elegir a la vicepresidenta Harris para liderar esta nación junto a él, y estoy orgulloso de seguir su ejemplo en apoyo de su candidatura para sucederlo como candidata al Partido Demócrata en las presidenciales del 2024”, dijo en un comunicado.
Que la mayoría de gobernadores de estados del Midwest hayan apoyado a Harris también es crucial. Michigan, Pensilvania y Wisconsin son estados clave de cara a las elecciones del 5 noviembre y serán un campo de batalla contra los republicanos lo que queda de campaña. Con la elección de J.D Vance como compañero de ticket electoral, Trump ya ha dejado claro que piensa lanzarse a por el voto de los trabajadores blancos (conocidos despectivamente como red necks).
En las pasadas elecciones, Biden consiguió imponerse a Trump en estos estados por un estrecho margen. Y las últimas encuestas mostraban cómo el republicano se imponía en Michigan y Pensilvania, mientras que el demócrata mantenía el feudo de Wisconsin.
Los silencios claveEl único temor de los demócratas no solo es perder la Casa Blanca, sino la mayoría en el Senado y no ser capaces de recuperar la Cámara de Representantes. Mientras Biden aún se aferraba a la candidatura, muchos congresistas de estados clave que podrían caer en manos republicanas estaban aterrorizados. Ahora que Biden ha dejado paso a Harris, el silencio continúa entre algunos de ellos. Sherrord Brown, de Ohio; y Jon Tester, de Montana, dos de los senadores más vulnerables, han tardado en mostrar su apoyo a Harris. Aunque finalmente lo han hecho.
Dave Min, senador estatal de California, y Rudy Salas, congresista estatal de California, quienes ven sus escaños peligrar en las Cámaras estatales, aún no han apoyado a Harris. Si se mira por grupos de congresistas que están en la Cámara de Representantes, se observa que hay muchas menos voces que, por el momento, aún no han apoyado a Harris. Por ejemplo, los demócratas que se postulan en distritos clave de Nueva York reaccionaron a la retirada de Biden, pero, por el momento, ninguno ha respaldado a Harris como nueva sucesora. Según un recuento del Washington Post, entre los 263 senadores y legisladores demócratas y 23 gobernadores, un total de 179 han apoyado a Harris, frente a 107 que no lo han hecho por el momento.
Así mismo, cabe recordar que la antigua speaker de la Cámara de los Representantes, Nancy Pelosi, abogó internamente por un proceso de primarias abierto. La demócrata creía que de este modo se realizaría un proceso más democrático que podría movilizar a los votantes que hasta ahora se habían mostrado más apáticos. Pelosi se ha erigido como la medidora en la sombra en medio de toda la crisis alrededor de la candidatura de Biden y ha sido su presión la que ha conseguido sacar el presidente del ticket electoral.
Si bien, Pelosi mostraba este lunes su apoyo a la candidatura de Kamala Harris. “Con inmenso orgullo y optimismo ilimitado por el futuro de nuestro país, apoyo a la vicepresidenta Kamala Harris para la presidencia de los Estados Unidos”, apuntó a través de redes sociales.