Israel despliega una nueva fase de destrucción en el norte de Gaza, donde impide la entrada de alimentos, expulsa a la población hacia el sur, ordena el cierre de hospitales y ataca a civiles, mientras más expertos hablan de genocidio
Delante de nuestros ojos. En tiempo real. Con vídeos, fotografías, datos y testimonios. Los soldados israelíes lo muestran en sus propias redes sociales. Matanzas, destrucción de infraestructuras, saqueo de viviendas de civiles, órdenes de desplazamiento, bombardeos contra escuelas, centros médicos, campos de refugiados, panaderías, bloqueo de ayuda humanitaria, disparos de francotiradores contra familias que intentan huir, amenazas a periodistas y declaraciones públicas que muestran intención deliberada de provocar daño y destrucción.
Estos últimos días se han conocido nuevos datos, contundentes. Hay al menos 902 familias de Gaza que han sido exterminadas, de las que no queda nadie, ni un solo miembro que pueda proteger la memoria de lo que fueron. En otras 1.364 solo ha sobrevivido un integrante. Al menos 17.000 menores han perdido a su padre, a su madre o a ambos. Las cifras oficiales indican que hay 42.000 personas muertas -de ellas, más de 14.000 son niños- pero los testimonios de personal médico elevan los cálculos a más de cien mil.
Al menos 902 familias de Gaza han sido exterminadas por los ataques israelíes: no queda vivo ni un solo miembro
Entre las víctimas mortales por ataques israelíes hay al menos 986 doctores y trabajadores sanitarios, 135 periodistas, más de 500 profesores y al menos 220 trabajadores de la ONU. Se han descubierto grandes fosas comunes con cadáveres no identificados. El 86,1% de las escuelas de Naciones Unidas -166 exactamente- han sido dañadas o destruidas por los bombardeos, el 80% de la tierra cultivable está sin posibilidad de uso, todas las universidades han sido arrasadas -con soldados israelíes grabando sus bombardeos y celebrándolos ante las cámaras- y más del 80% de los hospitales están dañados o sin capacidad de funcionamiento, según datos de organizaciones internacionales y de Naciones Unidas. Israel ha arrojado sobre Gaza más de 75.000 toneladas de bombas, lo que equivale a 4,6 veces la fuerza explosiva de la bomba de Hiroshima.
La inmensa mayoría de la población se enfrenta a falta de alimentos, de agua potable y de medicinas debido al bloqueo israelí de la ayuda humanitaria necesaria, lo que provoca hambre, enfermedades y muertes. Los doctores han tenido que realizar amputaciones que podrían haberse evitado si dispusieran de antibióticos suficientes. Pacientes con diabetes, cáncer o hepatitis no tienen acceso a los tratamientos más básicos. Los ataques contra hospitales y las órdenes de desplazamientos forzados y de desalojo de centros médicos han causado el colapso del sistema sanitario, lo que origina más muertes.
Norte de Gaza, desplazamiento forzado de población, este sábado Una nueva fase de destrucción en el norteA esto se suma la nueva fase de destrucción contra el norte de Gaza. Desde el pasado día 1de octubre Israel impide la entrada de ayuda humanitaria, lanza ataques diarios contra civiles e impulsa un desplazamiento forzado de población hacia el sur, con órdenes de desalojo que afectan también a los únicos tres hospitales que quedaban operativos, lo que está afectando gravemente a enfermos y heridos. En tan solo doce días el Ejército israelí ha matado a cientos de palestinos, entre ellos niños, mujeres, personal sanitario y periodistas. La fecha del inicio de esta operación coincide con la invasión israelí terrestre de Líbano, por lo que buena parte de la atención internacional se ha apartado de la Franja.
Naciones Unidas denuncia que el bloqueo de la entrada de alimentos y medicinas en el norte de Gaza expone a riesgo de hambruna a cientos de miles de personas. Las Fuerzas Armadas israelíes han lanzado ataques militares contra escuelas, campos de refugiados, hospitales, la única panadería que quedaba abierta, una mezquita y un centro de atención para la desnutrición, donde mató a varias mujeres y niños que esperaban su turno en fila.
Desde allí el doctor Ezzideen Shehab relata que “el Ejército israelí nos ha obligado a huir por tercera vez. La gente camina por las calles sin saber a dónde huir, como si se dirigieran a la horca, llenos de miedo. El hospital en el que trabajaba ha cerrado por completo debido a los continuos bombardeos contra todo lo que se mueve. Ayer las fuerzas israelíes impidieron que un camión de la Organización Mundial de la Salud entrara en los hospitales del norte. Lo que ocurre aquí en el norte es un auténtico genocidio organizado, presenciado por todo el mundo, en directo, ante la mirada de todos”.
La Organización Mundial de la Salud ha denunciado que Israel ha denegado nueve veces seguidas la entrada de sus suministros a los hospitales del norte, y la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos advierte de que “al menos 400.000 personas están atrapadas en la zona. Las recientes órdenes de evacuación de las autoridades israelíes están obligando a la gente a huir una y otra vez, especialmente del campo de [refugiados] de Jabalia. Muchos se niegan, porque saben muy bien que ningún lugar en Gaza es seguro”. Naciones Unidas indica que hay refugios y servicios de su agencia que se han visto obligados a cerrar por primera vez, y que “el hambre se está extendiendo y profundizando nuevamente”.
A todo esto se suma el anuncio de un nuevo plan israelí con el que pretende prohibir la presencia en Gaza y Cisjordania de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), sostenedora de servicios médicos y educativos, esenciales para la supervivencia de la población. “Los planes de prohibir la presencia y las actividades de UNRWA en Cisjordania y Gaza son inaceptables”, ha denunciado el Director de la Organización Mundial de la Salud. “Sería una catástrofe”, ha advertido el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres.
Dos de los máximos expertos internacionales en genocidio denuncian acciones genocidas por Israel en Gaza
Las pruebas de genocidio en Gaza continúan creciendo, así como las voces de expertos que insisten en que las evidencias son contundentes. Las declaraciones de dirigentes israelíes expresando voluntad de destrucción constituyen en sí mismas pruebas que han sido presentadas en la Corte Internacional de Justicia, en el marco de la demanda por genocidio contra Israel.
En los últimos meses dos de los máximos expertos en genocidio y Holocausto a nivel internacional han señalado que estamos ante un genocidio, lo que ha marcado un antes y un después en circuitos vinculados al derecho internacional. Se trata del historiador Omer Bartov, judío israelí que sirvió en el Ejército de su país, y de Arieh Nieir, judío superviviente del Holocausto, cofundador de la organización Human Rights Watch y uno de los responsables de la creación del Tribunal Penal Internacional.
La relatora de la ONU para Palestina y el Instituto Lemkin para la Prevención del Genocidio llevan meses denunciando el genocidio
Bartov ha denunciado como “acciones genocidas” los ataques israelíes contra Rafah lanzados el pasado mes de mayo. Considera que esos bombardeos mostraron “un total desprecio a cualquier norma humanitaria” y un “objetivo final desde el principio”: “hacer inhabitable toda la Franja de Gaza y debilitar a su población hasta la extinción o la huida”. El historiador israelí concluye que Israel ha actuado “con la intención de destruir, total o parcialmente” a la población palestina de Gaza, “matando, causando graves daños o infligiendo condiciones de vida destinadas a provocar la destrucción del grupo”. Esta es precisamente la definición exacta de genocidio en la Convención de Naciones Unidas sobre el Genocidio.
Por su parte, el experto Aryeh Neier dijo hace unos meses estar “convencido de que Israel está involucrado en un genocidio contra los palestinos en Gaza”. Su acusación se centra en la reiterada obstrucción de la entrada de ayuda humanitaria en la Franja por parte de Israel, lo que ha provocado el colapso del sistema sanitario y un contexto de hambre y enfermedades.
La Comisión de la ONU concluye que Israel ha actuado para destruir el sistema de salud de Gaza y que ha cometido exterminio
La Comisión de Investigación de Naciones Unidas acaba de denunciar que Israel “ha perpetrado una política concertada para destruir el sistema de salud de Gaza, como parte de un ataque más amplio contra Gaza, cometiendo crímenes de guerra y el crimen contra la humanidad de exterminio”. Y desde hace meses la relatora de la ONU para Palestina, Francesca Albanese, habla de genocidio. En su informe, titulado “Anatomía de un genocidio”, desgrana evidencias y subraya el bloqueo de la ayuda y el contexto provocado de hambre y enfermedades como prueba de una intencionalidad.
También el Instituto Lemkin para la Prevención del Genocidio -que lleva el nombre del creador del concepto jurídico de genocidio- denuncia que estamos ante el desarrollo de un genocidio en Gaza. Todo ello está siendo investigado en el marco de la demanda por genocidio contra Israel en la Corte Internacional de Justicia, desde donde se han emitido órdenes cautelares que exigen la entrada de ayuda suficiente en Gaza, algo que Israel sigue incumpliendo a día de hoy, por lo que los daños contra la población civil se incrementan.
Mientras tanto, el fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional (TPI) -cuya candidatura fue apoyada en su día por EEUU e Israel- ha denunciado públicamente presiones por haber solicitado órdenes de detención contra el primer ministro Benjamin Netanyahu y el ministro de Defensa Yoav Gallant. El panel de jueces de dicho tribunal no ha decidido aún si admite o no esa solicitud, marcando un tiempo de espera inédito.
Aquí en España, el Centre Dèlas de Estudios por la Paz también emplea el término genocidio en su último informe sobre Gaza, en el que explica que, más allá del concepto estrictamente jurídico, es posible hablar de genocidio en el sentido aportado por la Real Academia de la Lengua: “exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad”.
En circuitos internacionales de derechos humanos cientos de juristas intentan hacer valer la ley internacional, mientras en otros espacios se sigue quitando hierro a las matanzas, al bloqueo de la ayuda, al provocado colapso del sistema sanitario y a las nuevas órdenes israelíes de desplazamiento forzado, en un empeño por minimizar la gravedad de lo que ocurre. Los crímenes continúan porque las denuncias públicas no son lo suficientemente contundentes, ni tampoco las medidas de presión. De ese modo, a estas alturas, la ambigüedad y los eufemismos contribuyen a la perpetuación del genocidio.