El expresidente pone en cuestión las capacidades del republicano en uno de los estados clave más difíciles para la demócrata
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Los carteles que este viernes sostenían las más de 5.000 personas que se amontonaban dentro de las instalaciones del campo de futbol de la Universidad de Arizona, en Tucson, ya no rezaban el “Hope” (Esperanza) que se podía ver en agosto en la Convención de Chicago: decían “Vote” (Vota).
El expresidente ha visitado la ciudad fronteriza de este estado clave a 18 días de las elecciones con el objetivo de frenar el impulso que el republicano ha conseguido en el swing state en las últimas semanas. Una encuesta de la CBS mostraba este mismo viernes como Trump sigue marcando distancias en Arizona con Harris con un 51% de los apoyos, frente a un 48%.
La inmigración y el aborto, dos de los grandes temas de la campaña, confluyen en este swing state, que comparte frontera con México y donde se estuvo a punto de recuperar una ley del 1864 para prohibir totalmente el aborto, el cual solo se puede realizar hasta la semana quince. La encuesta de la CBS reflejaba una clara dicotomía, mientras Harris sigue liderando la mayoría de los apoyos en Arizona cuando se pregunta por los derechos reproductivos, un 79% de los votantes creen que Trump es mejor para gestionar la frontera.
En las pasadas elecciones, Joe Biden consiguió cambiar de color Arizona y teñirla de azul por primera vez desde 1996. El voto latino fue clave para que esto sucediera en el cuarto estado del país con más población hispánica. Cuatro años después, las encuestas muestran como Harris está estancada entre los votantes latinos y Trump consigue consolidar su crecimiento entre estos. El otro grupo donde está perdiendo fuerza son los hombres negros, especialmente los jóvenes menores de 30, según los sondeos.
Charles Johnson es un joven de 20 años que estudia en Tucson y que ha venido al mitin para poder ver a Obama porque, explica, le gusta. “Pero votaré por Donald Trump”. Charles expone que en las legislativas que se celebran también el 5 de noviembre, votará por demócratas como Ruben Gallego, el candidato por Arizona al Senado estadounidense que acompaña esta tarde a Obama y por quien el expresidente también está pidiendo el voto. Pero, para él, eso no es incompatible con votar por Trump: “Siento que los demócratas han dado por hecho el apoyo de las personas negras y, definitivamente, de los hombres negros”.
“Votaré por Trump porque creo que va a poner fin a muchas guerras de las que hay ahora en el mundo. Creo que es el presidente más fuerte que hemos tenido y que es un tipo listo, y es una persona dura con la que lidiar para otros países”, argumenta Charles. La semana pasada, Obama pedía a los hombres negros que dejaran atrás las “excusas” y que votaran por Harris. A pesar de que a Charles le gusta Obama, no comparte su punto de vista: “Creo que está equivocado y que los hombres negros no deberían votar solo por lo que esperan. Los hombres negros debemos votar de una manera que ayude a los hombres negros”.
Aunque tanto entre los votantes negros como los latinos, Harris sigue teniendo la mayoría de los apoyos, los avances que está logrando Trump preocupan a los demócratas. Es por ello que Obama ha intensificado sus críticas hacia el magnate este viernes. Ya no solo lo dibuja como un candidato egoísta que solo piensa en sí mismo, sino que ahora también lo ataca por su edad y pone en cuestión sus capacidades para asumir la presidencia.
“Estarías preocupado si tu abuelo se comportara así”, ha dicho Obama en referencia al fórum que protagonizó el magnate esta semana en Pensilvania. En los vídeos del acto se ve como el republicano deja de responder a las preguntas y se pasa más de media hora balanceándose con la música. “Tucson, no necesitamos ver cómo es un Donald Trump más viejo y más loco sin limitaciones”, ha dicho Obama ante las risas y aplausos del público.
Que haya afilado sus ataques contra el magnate, no significa que haya dejado de poner énfasis en el nuevo flanco que se dibujó en Chicago para atacar a Trump: reducirlo a la imagen de ególatra. Obama ha citado todo el merchandising que Trump ha lanzado durante la campaña, como las zapatillas doradas, un reloj valorado en 100.000 dólares, o una Biblia. “Este es mi favorito: tiene la Biblia Trump. Quiere que compres la palabra de Dios, edición Donald Trump”.
Obama ha puesto el foco en los derechos reproductivos durante su intervención, ya que el cinco de noviembre los ciudadanos de Arizona también votaran en un referéndum para decidir si incluyen la protección del derecho al aborto en su Constitución estatal. “Creo que para nosotras uno de los temas más importantes estas elecciones es el aborto. Poder tener acceso a un aborto es muy importante para muchas mujeres en Estados Unidos, sin eso muchas mujeres muere en el país, por eso”, expone Emily, una joven de 20 años de Tucson quien citaba los derechos reproductivos como el principal motivo por el cual votará a Harris.
“Recorta a las mujeres su libertad reproductiva porque esto no implica ningún cambio en su vida”, ha dicho Obama desde el escenario. Más allá de afilar los ataques, otro síntoma de la preocupación de los demócratas ante las encuestas y las perspectivas de una carrera electoral muy reñida es la agenda del expresidente. En los últimos 18 días, Obama ha intensificado su gira por los diferentes estados clave con el fin de dar un último impulso a Harris. Tucson ha sido el punto de partida de un tour que también prevé ir a Las Vegas (Nevada), Detroit (Michigan) y Madison (Wisconsin). La semana que viene, Obama protagonizará su primer acto de campaña conjunto con Harris en Georgia, después de pasarle el “Yes she can” a Harris.