La parlamentaria italiana, que fue liberada tras lograr un escaño en junio, se enfrenta a un proceso de levantamiento de la inmunidad a instancias de la justicia húngara: "Quiero asegurarme de que tengo un juicio justo y equitativo, y un procedimiento de esta naturaleza no puede tener lugar en Hungría"
Encadenada en la Hungría de Orbán: juicio a una antifascista italiana entre denuncias de malos tratos y la cautela de Meloni
La pesadilla que la activista antifascista Illaria Salis vivió durante meses en una cárcel en Budapest vuelve a aflorar ahora que está en Estrasburgo como eurodiputada tras haber logrado un escaño en el Parlamento Europeo en las elecciones del mes de junio.
Fueron los políticos de Fidesz, el partido del primer ministro ultraderechista Orbán, los que anunciaron esa decisión antes de que la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, lo comunicara formalmente en el pleno, que es como funciona el mecanismo. Tras la petición del levantamiento de la inmunidad, el asunto va a la comisión de asuntos legales (JURI), que analizará el caso y ante la que Salis podrá defenderse. “Quiero asegurarme de que tengo un juicio justo y equitativo, y un procedimiento de esta naturaleza no puede tener lugar en Hungría”, ha expresado la eurodiputada, cuya imagen encadenada en el tribunal dio la vuelta a Europa y situó a la primera ministra ultraderechista, Giorgia Meloni, en una situación complicada.
Salis participó en una manifestación antifascista contra el desfile de organizaciones neonazis en el denominado “Día del honor” para recordar el fallido intento de soldados y colaboracionistas nazis de romper el asedio del ejército soviético a la ciudad en 1945. Antes de la marcha, militantes neonazis fueron agredidos en la calle por un grupo de encapuchados. Al día después, Salis fue arrestada cuando se encontraba en un taxi junto a otros dos activistas alemanes, acusada de haber participado en la agresión. Ella siempre ha negado los cargos.
“Me metieron en la cárcel sin ninguna explicación, y luego me acusaron arbitrariamente de haber cometido estos actos”, ha afirmado este miércoles antes de recordar que ese relato no cuadra con las declaraciones de los testigos. “Estuve en prisión durante más de 15 meses en Hungría en condiciones inhumanas y degradantes, que ya han sido investigadas por las autoridades aquí en el Parlamento Europeo, así como en el Parlamento italiano. Las condiciones higiénicas eran atroces. No pude comunicarme con mi familia durante más de seis meses, y también fui sometido a repetidos interrogatorios, cuyo objetivo era obligarme a firmar una confesión falsa. Estuve encerrado en mi celda más de 23 horas al día. Estas condiciones equivalen a tortura”, ha rememorado.
“Considerando que en un país que se caracteriza por ser antiliberal, ¿cómo pueden los tribunales, entonces, de una manera justa, juzgar el caso de alguien que ya ha sido acusado de ser culpable?”, se ha preguntado Salis sobre Hungría, un país al que la UE abrió un procedimiento bajo el artículo 7 por las vulneraciones sistemáticas del estado de derecho. La pretensión de los jueces húngaros es que el Parlamento Europeo levante la inmunidad de la que gozan los eurodiputados a Salis para poder juzgarla.
Ella está convencida de que la mano de la ultraderecha gobernante está detrás de esta decisión. “No es coincidencia que ese suplicatorio de suspensión de mi inmunidad se transmitiera el 10 de octubre”, ha dicho en referencia al debate con Orbán en la Eurocámara que se celebró la víspera con motivo de la presidencia húngara del Consejo de la UE. Salis intervino en aquella sesión, que terminó con La Izquierda en pie cantando el himno de la resistencia antifascista 'Bella ciao', para acusar a Orbán de impulsar una forma “novedosa de fascismo” en un país en el que “la libertad de expresión y el estado de derecho no se respetan, se reprime a la sociedad civil, los oligarcas se han enriquecido, se conculcan los derechos de las minorías y el racismo se ha convertido en un fenómeno aceptable” mientras el Gobierno “promueve el resentimiento de los húngaros contra un enemigo externo”, en referencia a la UE, para “mantener su poder”.
La ultraderecha ha situado a Salis en la diana. “Tenemos un problema de violencia aquí. La señora Ilaria Salis (AVS), de La Izquierda, ha atacado con un martillo y acaba de salir de la cárcel. La violencia viene de la izquierda y lo hemos visto no sólo en Estados Unidos, sino también aquí. Y por eso pido que se registre a esta señora y a sus colaboradores, para que no entren aquí colando armas”, espetó el eurodiputado de la extrema derecha austríaca Georg Mayer (FPÖ/Patriotas) en el primer pleno de la legislatura celebrado en julio. “La extrema derecha ya ha mostrado su verdadera cara, Salis tiene derechos fundamentales y fue encarcelada por Orban por ello. Es un honor tenerla aquí y con nosotros luchará contra su régimen. Está aquí en nombre de todos, incluidos los húngaros”, respondió Manon Aubry (LFI), copresidenta de La Izquierda.
Salis está ahora en manos de sus compañeros de hemiciclo y, especialmente, del Partido Popular Europeo, que tiene la capacidad de inclinar la balanza de un lado u otro. La comisión JURI tendrá que elaborar una recomendación sobre si aceptar o rechazar la petición de levantar la inmunidad y el pleno del Parlamento Europeo toma la decisión por mayoría simple (más síes que noes). La eurodiputada de La Izquierda no se ha pronunciado sobre qué espera del PPE al ser aún pronto. “Esto pasó ayer”, le ha respondido a los periodistas.