La victoria por la mínima del congresista de Luisiana pone en evidencia las divisiones internas que atraviesan el partido
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El congresista de Luisiana Mike Johnson ha conseguido reeditar la presidencia de la Cámara de los Representantes este viernes por la mínima. En una sesión mucho más corta, pero igual de tensa que la agónica votación para elegir en 2023 a Kevin McCarthy como speaker, el candidato de Donald Trump ha conseguido lograr los 218 votos necesarios gracias al cambio del sentido del voto de dos congresistas díscolos.
La ajustada mayoría de los republicanos en la Cámara de los Representantes, 220 escaños de 435, ha hecho que los pocos votos del ala más radical de partido fueran cruciales. El grupo ya había expresado en diversas ocasiones su no rotundo a la elección de Johnson debido a su descontento con la manera en que el speaker ha gestionado los proyectos de ley de gasto, incluida la batalla presupuestaria del pasado diciembre. Durante esa sesión, algunos congresistas republicanos se rebelaron contra el acuerdo provisional de gasto que Johnson pactó con los demócratas, alegando que era demasiado caro y demasiado extenso.
No es la primera vez que el grupo siembra el caos en la cámara e intenta hacer caer a Johnson. En la primavera del año pasado, la congresista Marjorie Taylor Greene lideró un intento de destitución contra él por haber desbloqueado la votación de un paquete de ayuda económica crucial para la guerra en Ucrania. Once republicanos votaron a favor de su destitución. En esa ocasión, Johnson salvó el cuello gracias al apoyo de los demócratas.
En la votación de este viernes ha sido la intervención del mismo Trump, quien ha salvado al speaker. Tras votar en contra de Johnson, Ralph Norman y Keith Self han recibido una llamada del magnate, según ha podido saber Politico. Ha sido después de colgar cuando han cambiado el sentido de su voto antes de que se diera por terminada la votación.
La imagen de Trump al otro lado del teléfono confirma la fuerza del republicano sobre los legisladores, incluso aquellos díscolos. Aun así, la perspectiva de tener que hacer llamadas y pulsos cada vez que se quiera aprobar una nueva ley no es muy halagüeña para Trump. Además de que está por ver si durante el resto de la legislatura esta estrategia será suficiente para desbloquear las votaciones.
Hace tiempo que Trump ha dejado claro su apoyo a Johnson, quien ha logrado ganarse un lugar dentro del círculo interno del presidente electo. Por la mañana, antes de que comenzara la sesión, Trump ya había intentado allanar el terreno para su paladín con un mensaje en Truth Social: “Buena suerte hoy al presidente de la Cámara, Mike Johnson, un hombre excelente con grandes habilidades, que está muy cerca de conseguir el 100% de apoyo. Una victoria para Mike hoy será una gran victoria para el Partido Republicano”, escribió el republicano
Más allá de su predilección por Johnson, Trump había hecho notar a los legisladores su interés en lograr una votación rápida y sencilla para evitar un retraso de la certificación de los resultados electorales. El próximo lunes tiene lugar la sesión para certificar su victoria, pero si este viernes no se hubiera conseguido nombrar un presidente de la Cámara de los Representantes, el Congreso tendría que haber pospuesto la sesión hasta que se nombrara el nuevo speaker.
Durante los próximos meses, los republicanos esperan aprobar un paquete fiscal, un proyecto de ley de seguridad fronteriza y una legislación energética, financiar el gobierno para el resto del año fiscal y levantar el techo de deuda. Johnson tendrá que gestionar las diferentes facciones ideológicas en una mayoría estrecha, incluyendo a los moderados preocupados por su reelección y a la bancada radical, especializada en generar el caos. Además, el speaker también tendrá que equilibrar los designios de Trump y sus seguidores, que no necesariamente coinciden con la voluntad de los congresistas.
El nuevo presidente de la Cámara de los Representantes asegura que creará un grupo de trabajo formado por expertos independientes para que trabajen con el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), liderado por Elon Musk y Vivek Ramaswamy. Su objetivo es “sacar a la luz prácticas irresponsables o ilegales y exigir responsabilidades a las agencias federales y a individuos que han convertido al gobierno en un arma contra el pueblo estadounidense”. También buscará exigir responsabilidades a quienes hayan malgastado fondos.