Aunque el avance ucraniano es por el momento desconocido, tanto fuentes ucranianas como rusas reconocen "avances tácticos" importantes que estarían concentrados en torno a dos localidades de la región de Kursk: Berdin y Tetkino
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El Ejército ucraniano ha lanzado a primera hora de este domingo 5 de enero una ofensiva militar en territorio ruso desde las posiciones tomadas por sus soldados en el mes de agosto en la región de Kursk.
La contraofensiva militar ucraniana, la primera desde que decidió avanzar sobre territorio ruso en agosto de 2024, ha comenzado durante la madrugada cuando varias unidades de antiminado han abierto el camino para un numeroso grupo de blindados que se ha adentrado en territorio ruso desde las posiciones que aún controla el Ejército de Ucrania en la región de Kursk.
Numerosos canales de información militar rusos han dado la voz de alarma desde horas tempranas ante la actividad detectada por las fuerzas rusas en la zona, que han visto cómo el apoyo de unidades dedicadas a la guerra electrónica ha dejado casi inservibles los numerosos drones de Rusia e incluso han puesto en cuestión elementos tan necesarios para la guerra como internet o algunos radares.
Aunque el avance ucraniano es por el momento desconocido, tanto fuentes ucranianas como rusas reconocen “avances tácticos” importantes que estarían concentrados en torno a dos localidades: Berdin y Tetkino.
El jefe de gabinete del presidente de Ucrania, Andrí Yermak, ha dado por hecha esta mañana la ofensiva a través de un mensaje en la aplicación Telegram: “Kursk, buenas noticias, Rusia está recibiendo lo que se merece”.
Por su parte, el Ministerio de Defensa de Rusia ha confirmado el ataque ucraniano: “Para contrarrestar el avance de las fuerzas rusas en la dirección de Kursk, las tropas ucranianas lanzaron un contraataque sobre las 9.00 AM hora de Moscú”.
Ya a primera hora de la tarde, el Estado Mayor ucraniano informaba de que ha llevado a cabo a lo largo de este domingo un total de 42 combates en la región rusa de Kursk y que 12 continúan en activo.
La contraofensiva ucraniana se produce a apenas dos semanas de la toma de posesión del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, que afirmó durante la campaña electoral que lo enfrentó a la demócrata Kamala Harris que acabaría con la guerra en Ucrania “en 24 horas” y que se reunió con el presidente Zelenski y su homólogo francés Emmanuel Macron con motivo de la reapertura de la Catedral de Notre Dame.
El presidente ucraniano defendió esta semana que cree que “Trump es fuerte e impredecible” y que le gustaría mucho “que la imprevisibilidad del presidente Trump se dirigiera principalmente hacia la Federación Rusa”.
La ocupación de territorio ruso podría buscar alcanzar una posición de negociación reforzada para los ucranianos ante el regreso al poder del magnate estadounidense y ser una forma de contrarrestar los avances rusos de la segunda mitad del año 2024. Ya en su visita de diciembre a Bruselas, Zelenski defendió que Kiev debe llegar a esa negociación con la mayor fortaleza posible.
En un extenso análisis en la red social X, el analista de Defensa especializado en Rusia Michael Kofman pronosticaba este mismo sábado que las Fuerzas Armadas de Ucrania podrían intentar una nueva ofensiva este invierno similar a la operación de Kursk en busca de “cambiar la narrativa y obtener más territorio ruso con el que negociar”.
Kofman advertía, sin embargo, de que aunque este tipo de decisión podría generar “éxitos tácticos” para los ucranianos, podría suponer “un riesgo considerable” para otras partes del frente de guerra.
Ucrania entró en la región rusa de Kursk en el mes de agosto y en un mes logró hacerse con el control de 1.100 kilómetros cuadrados. Pasados cinco meses de combates, la contraofensiva rusa, con ayuda de soldados norcoreanos, ha logrado recuperar más de la mitad del territorio ocupado por las tropas ucranianas.
Según el portal ucraniano de información militar 'Militarnyi', a finales de 2024 quedaban en Kursk bajo control de las Fuerzas Armadas ucranianas unos 460 kilómetros cuadrados.