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Le Pen y los socialistas salvan al primer ministro francés en la moción de censura presentada por Mélenchon

Foto archivo del primer ministro francés, François Bayrou.

La postura de los socialistas en la votación era una de las principales incógnitas. El resto de formaciones de izquierda que integran el Nuevo Frente Popular ha votado censurar a François Bayrou

El primer ministro francés mira a los socialistas con guiños sobre las pensiones mientras Mélenchon anuncia una moción de censura

El primer ministro francés, François Bayrou, ha afrontado este jueves su primer gran test ante la Asamblea Nacional. La moción de censura presentada por el partido Francia Insumisa ―con el apoyo de diputados ecologistas y comunistas― no ha prosperado al no conseguir los votos suficientes este jueves.

Es un resultado esperado, ya que la abstención de la extrema derecha, que en los días previos había anunciado que “no censuraría a priori” al Gobierno, hacía imposible alcanzar los 288 votos necesarios para derribar al Ejecutivo. A esta abstención se sumó a última hora la de los diputados socialistas. En los días previos a la votación decisiva, todas las formaciones habían anunciado su postura, salvo el Partido Socialista. La moción ha obtenido finalmente solo 131 votos a favor.

A lo largo de las últimas semanas, los dirigentes socialistas habían negociado ―en compañía de representantes de Los Ecologistas y del Partido Comunista Francés― un posible acuerdo de no censura con Bayrou y su Gobierno, que cuenta con el apoyo de la coalición centrista y los diputados conservadores de Los Republicanos.

Y si, en este sentido, la mañana del martes el secretario general de los socialistas, Olivier Faure, se había mostrado optimista sobre la posibilidad de cerrar dicho acuerdo, la declaración de política general de Bayrou el martes había frenado las conversaciones. En su discurso, Bayrou accedió a reabrir las discusiones para modificar la reforma de las pensiones de 2023, como solicitaba el PS, pero añadió que “en caso de que no haya acuerdo, se seguirá aplicando la ley actual”.

Se trata de una condición inaceptable para los partidos de izquierda que habían participado en las negociaciones (solo Francia Insumisa rechazó reunirse con el Gobierno). Consideran que eso equivale a dar un derecho de veto a la patronal, favorable el mantenimiento de la ley en su estado actual. “Si los empresarios saben que en caso de que las negociaciones fracasen se aplicará la reforma, es evidente que las negociaciones nunca llegarán a buen puerto”, denunció también la Secretaria General de la Conferencia General del Trabajo, Sophie Binet.

“Las cuentas aún no cuadran, señor primer ministro”, respondió el presidente del grupo socialista en la Asamblea Nacional, Boris Vallaud. “Nosotros hemos asumido nuestras responsabilidades, asuma usted las suyas”. No obstante, si bien tras el discurso de Bayrou, ecologistas y comunistas anunciaron rápidamente que sumarían sus votos a la moción presentada, el Partido Socialista pospuso su decisión hasta el último minuto. “Las autoridades del Partido Socialista y el grupo de la Asamblea se reunirán de aquí al debate de censura”, había declarado la noche del miércoles la dirección del partido a la Agence France-Presse.

Fisuras en la izquierda

Para convencer a los socialistas, el miércoles por la tarde Bayrou matizó que presentaría al Parlamento un nuevo texto sobre las pensiones si se lograban “avances” entre los interlocutores sociales, incluso “sin un acuerdo general”, acercándose más a las peticiones del PS. Además, hizo un nuevo gesto hacia la izquierda anulando la supresión de 4.000 empleos en la educación nacional, una medida prevista por su predecesor, Michel Barnier.

Los gestos de Bayrou lograron finalmente convencer a los socialistas. En la tribuna de la Asamblea, su secretario general, Olivier Faure, ha subrayado este jueves la “apertura al compromiso” de su formación y ha justificado su voto señalando que los socialistas habían conseguido “concesiones que no habrían existido sin el debate”. “No nos da vergüenza negociar”, ha añadido en referencia a las críticas de la formación de Francia Insumisa y ha asegurado que darán “todas las oportunidades a las negociaciones”. En la misma intervención ha advertido a Bayrou: “Si tenemos la sensación de que el debate está bloqueado, presentaremos una moción de censura. No aceptaremos el statu quo”.

La posición de socialistas, comunistas y ecologistas, que han aceptado negociar con el Gobierno, ha sido motivo de tensión con el partido Francia Insumisa (LFI), su aliado en la coalición de fuerzas progresistas del Nuevo Frente Popular (NFP). El líder de LFI, Jean-Luc Mélenchon ha sido particularmente crítico con los dirigentes de su antiguo partido, el PS, a los que ya antes de anunciar su abstención había acusado de “servilismo”.

Minutos después de conocerse la decisión de los socialistas de no votar la censura con el resto de la izquierda, Mélenchon reaccionó con un mensaje en la red social X. “El PS ha roto el Nuevo Frente Popular. Pero capitula solo. Los otros tres grupos votamos a favor de la censura. Seguimos luchando”.

La presión que el líder insumiso ejerce sobre los socialistas incomoda también a los otros miembros de la coalición. “Francamente, cuando Jean-Luc Mélenchon dice a los socialistas '¡volveos a vuestra caseta! ' o 'volveos a casa', eso no ayuda a que la gente pueda decidir con calma, además siempre con un vocabulario virilista o humillante”, lamentó la secretaria de Los Ecologistas Marine Tondelier.

Expectativas para el futuro

Si bien el anuncio de los diputados de extrema derecha de que no votarían a favor de la censura condenaba la viabilidad de la moción, esta primera votación suponía un test importante para conocer el margen de maniobra con el que Bayrou cuenta en el futuro, en particular de cara a la negociación de los presupuestos, cuya tramitación condenó a Michel Barnier y a su Gobierno, derribados por la moción de censura que siguió a la aprobación por decreto del texto.

Los proyectos de ley que prepara el actual Ejecutivo ―que se basan en los elaborados por Barnier― han comenzado a discutirse esta semana en el Senado y llegarán en los próximos días a las comisiones de la Asamblea. El Gobierno ha anunciado que espera aprobar las leyes presupuestarias antes del 1 de marzo.

Para ello necesita llegar a nuevos acuerdos, aunque sean de mínimos, con los socialistas. Debido a la fragmentación parlamentaria francesa que marca la política desde las elecciones legislativas de julio de 2024, Bayrou, llegado el momento, necesitará la abstención de los socialistas o bien en una votación de la ley o bien en una nueva moción de censura si ésta se aprueba por decreto.

Todo ello sin perder el apoyo de centristas y conservadores. “Según parece, el 84% de los franceses creen que el Gobierno no llegará a final del año”, ironizó el martes en la tribuna de la Asamblea Nacional François Bayrou. “A veces me pregunto de dónde saca su optimismo el otro 16%...”.

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