En un discurso tras tomar posesión en el interior del Capitolio, Trump ha prometido una "época dorada" de EEUU y ha detallado sus primeras medidas como presidente, entre ellas declarar una emergencia nacional en la frontera con México
“Cerrar” la frontera, reconocer solo dos géneros y renombrar el Golfo de México: qué decretos se prevé que firme Trump
Historia de dos tomas de posesión: por qué el segundo mandato de Trump pinta mucho peor para el país
Al son de disparos de cañones y fanfarria, la segunda era de Donald Trump se ha cernido sobre Estados Unidos al filo del mediodía.
Congresistas, multimillonarios, empresarios tecnológicos y expresidentes han sido testigos del inicio del segundo mandato del magnate republicano, así como las efigies mudas de anteriores presidentes que decoran la Rotonda del Capitolio, entre ellos, del republicano Ronald Reagan, que fue el último antes de Trump en jurar el cargo en el interior del edificio –el frío extremo ha obligado a trasladar la ceremonia dentro este lunes–.
A una corta y dolorosa distancia, la vicepresidenta Kamala Harris ha observado cómo Trump se convertía en el nuevo presidente de Estados Unidos. Hillary Clinton, como si reviviera un mal sueño, también ha sido testigo de cómo el republicano volvía al poder después de derrotar a otra mujer al grito de 'Make America Great Again'. Quien no ha querido volver a revivir la escena ha sido Michelle Obama, que ha dejado solo a Barack Obama en su deber como expresidente.
“La época dorada de EEUU comienza ahora”Minutos después de tomar posesión junto a su vicepresidente, JD Vance, Trump ha pronunciado sus primeras palabras como presidente. “La época dorada de Estados Unidos comienza ahora mismo. A partir de este día, nuestro país prosperará y será respetado de nuevo en todo el mundo. Seremos la envidia de todas las naciones, y no permitiremos que se aprovechen de nosotros ni un solo día durante toda la administración de Trump. Sencillamente, antepondré EEUU a todo lo demás”, ha dicho.
Trump no ha escatimado en ataques a la administración demócrata saliente, prometiendo equilibrar “la balanza de la justicia” y poner fin a la “violenta e injusta uso como arma del Departamento de Justicia y de nuestro gobierno”. También ha aremetido contra lo que llama un “establishment radical y corrupto que ha extraído poder y riqueza” de EEUU. Minutos antes de que terminará su presidencia, Joe Biden ha firmado indultos para toda su familia ante el miedo de las promesas de venganza por parte del republicano.
A lo largo de su discurso, en el que se ha retratado como un “salvado por Dios” que tiene la misión mesiánica de “liberar” el país de su “declive”, Trump ha detallado algunas de las medidas ejecutivas que planea tomar ahora que es presidente, entre ellas declarar una emergencia nacional en la frontera entre Estados Unidos y México. “Se detendrá inmediatamente toda entrada ilegal”, ha dicho, añadiendo, en línea con su habitual retórica antiinmigratoria, que el Gobierno iniciará el proceso de deportación de millones de “extranjeros criminales” a sus lugares de origen.
Trump trambién ha asegurado que invocará “la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798” e instruirá a “las fuerzas del orden a nivel federal y estatal” para combatir a las “pandillas y redes criminales”. Esta ley, que en realidad son cuatro, da al presidente la autorización para arrestar y deportar a extranjeros durante períodos de guerra o bajo amenaza de seguridad nacional. El nuevo director del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), Thomas Homan, ya comunicó la semana pasada que preparaban redadas en Chicago y otros puntos del país para este martes.
Para restablecer el orgullo estadounidense supuestamente perdido, Trump también ha anunciado que rebautizará el golfo de México como el “golfo de América” y ha insinuado que va en serio acerca de su promesa de “retomar” el control del canal de Panamá, una ruta comercial vital. “China está operando el canal de Panamá. Pero no se lo dimos a China. Se lo dimos a Panamá, y lo vamos a retomar”, ha dicho.
Asimismo, ha afirmado que quiere plantar una bandera estadounidense en Marte, mientras Musk, dueño de Space X, levantaba las manos a modo de celebración. “Perseguiremos nuestro destino manifiesto hacia las estrellas”, ha asegurado, antes de agregar: “Plantaremos las barras y estrellas (el apodo que recibe la bandera) en el planeta Marte”.
La agresividad de la “carnicería americana” que describió Trump hace ocho años en su discurso inaugural ya no está, pero el tono sombrío con el que retrata el país sigue siendo el mismo. Trump ha prometido ra restaurar “la promesa americana” de una “una nación gloriosa bajo la protección de Dios”. “Para los estadounidenses, el 20 de enero de 2025 es el Día de la Liberación”, ha insistido.
Donald Trump y Joe Biden asisten a la toma de posesión del primero como 47º presidente de los Estados Unidos.Las constantes citas a Dios y a su papel en la nueva administración Trump no son simples exageraciones. El nuevo presidente también ha avanzado como pondrá fin a todas las políticas LGTBIQ+ que tanto han criticado los movimientos ultraconservadores en el país. “A partir de ahora, será la política oficial del Gobierno de los Estados Unidos que solo existen dos géneros: masculino y femenino”, ha afirmado Trump, cargándose de un plumazo la existencia de las personas trans y queer en los registros oficiales. Del mismo modo, ha prometido poner fin a políticas de Diversidad, Equidad e Igualdad (DEI) para restablecer una sociedad que supuestamente esté “basada en el mérito”.
Regreso a la Casa BlancaA lo largo de la mañana de este lunes, antes de tomar posesión, Trump había asistido acompañado de su esposa Melania a la “misa de los presidentes” y después ha compartido el tradicional té con el presidente saliente Joe Biden y su esposa Jill Biden. En la investidura del demócrata, Trump rompió con esta tradición, ya que seguía sin reconocer su victoria.
El presidente de EEUU, Joe Biden, y la primera dama, Jill Biden, posan junto al presidente electo Donald Trump y Melania Trump a su llegada a la Casa Blanca en Washington, DC, el 20 de enero de 2025.La sensación de ser intocable con la que Trump vuelve a la Casa Blanca es triple: la bala del mítin de Butler, en julio, no lo mató de “milagro” y poco después el republicano afirmó que Dios estaba de su parte; la condena firme por el caso penal de Nueva York ha sido una prueba de fe que sus seguidores han superado con éxito y no se ha traducido en ningún castigo en las urnas; y el Tribunal Supremo reconoció que el presidente goza de inmunidad total para sus actos oficiales. Además, es el único presidente en recuperar el cargo después de haber salido de él después de que lo hiciera Grover Cleveland el 1893.
El presidente 47º llega a la Casa Blanca con más similitudes que diferencias con los poderes absolutistas contra los que se rebelaron los padres fundadores. Pero la magnanimidad no va a ser parte de su nuevo reinado. Trump tiene su propia lista negra de la cual piensa empezar a tachar nombres. En las horas previas al traspaso de poderes, el entonces aún presidente Joe Biden ha firmado indultos preventivos para el comité parlamentario que investigó el asalto al Capitolio y para Anthony Fauci, el médico que luchó contra la pandemia de COVID, y el general retirado Mark Milley, a quien calificó al republicano de “fascista”. Trump ha arremetido contra la decisión de Biden en una comparecencia ante sus partidarios reunidos en una sala a rebosar en el Capitolio.