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Trump activa una presidencia absoluta

Trump activa una presidencia absoluta

El presidente está empujando los límites del poder del ejecutivo con el torrente de órdenes ejecutivas de la primera semana. La pregunta es si solo se trata de una acción performativa o realmente cree que tiene esa autoridad

Desesperación al otro lado de la frontera tras la decisión de Trump de bloquear el asilo en EEUU: “Es inaceptable”

En su primer día de vuelta a la Casa Blanca, Donald Trump firmó 26 órdenes ejecutivas. En 2017 tan solo firmó una en su inauguración presidencial. Dentro del periodo que va desde George Bush padre, en 1989, el presidente 47 es el que ha aprobado más decretos el día de la investidura.

Las órdenes ejecutivas encarnan la cima del poder presidencial: un movimiento de muñeca y se aplican instantáneamente. Son un espejismo de poder absoluto con pies de barro. Aunque parece que Trump las ha estado desplegando con aspiraciones reales de extender el poder presidencial más allá de sus límites. 

El torrente de órdenes que parece haberse llevado medio país por delante en la primera semana de la era Trump está plagado de acciones que se extralimitan de lo que un presidente puede firmar. El caso más flagrante ha sido la suspensión temporal del decreto que revocaba la ciudadanía estadounidense por derecho, la cual el juez considera “flagrantemente inconstitucional”. Pero no es el único.

La declaración de la emergencia nacional en la frontera para enviar el ejército ya planteó un conflicto constitucional el pasado mandato que no se acabó esclareciendo. La prórroga que ha ordenado el republicano sobre TikTok “técnicamente no puede hacerlo”, expone Victoria Nourse, profesora de derecho en Georgetown y una de las principales asesoras jurídicas de Joe Biden cuando era vicepresidente. “Se trata de un gran experimento”, apunta Nourse en referencia a TikTok, ya que la prohibición es una ley aprobada por el Congreso que Biden decidió dejar su aplicación en manos de su sucesor. 

“Trump está empujando los límites del poder ejecutivo y creo que habrá muchas más impugnaciones legales, mucha más voluntad de ir más allá de los límites, especialmente en lo que se refiere a la inmigración, pero también en relación con sus enemigos”, reflexiona la profesora, que prevé una segunda administración “mucho peor que hace ocho años”. Tanto por lo que intente hacer como por lo que logre.

Mark Peterson, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de California, cree que el republicano se ha dedicado a dar golpes efectistas con la intención de ofrecer carnaza a sus seguidores en su retorno triunfal. “El problema real para mí es que no sabemos si está intentando ser performativo o si realmente cree que tiene este poder”, señala el profesor.

El indulto masivo para los cerca de 1.600 condenados por el asalto al Capitolio, incluidos los miembros del grupo de extrema derecha Proud Boys, es algo que “habría sido absurdo en cualquier otro momento”, apunta Peterson. Incluso su vicepresidente, J.D Vance, afirmó públicamente antes de la investidura que se negarían los indultos a los asaltantes que usaron la violencia. “Pero Trump lo ha ignorado y los ha perdonado a todos. Esto no es alguien que esté pensando seriamente en el verdadero significado de la ley y el orden, en el verdadero significado de los derechos y responsabilidades que implica defender la Constitución bajo juramento como presidente de los Estados Unidos. Entonces, ¿Trump realmente cree que no tiene que cumplir con ninguna de estas cosas? ¿O es simplemente su típico fanfarroneo?”.

La inmunidad de un rey

A diferencia de hace ocho años, Trump regresa al poder con un partido republicano que ya se ha convertido en su partido y respaldado por la inmunidad total que reconoció el Tribunal Supremo para los actos presidenciales. “Esto lo va a envalentonar mucho más en extralimitar su autoridad. Porque así es como él lo leerá [la inmunidad total], como otro conjunto de permisos, cuando en realidad no es lo que dice. Y no creo que se frene en su intención de perseguir a los Biden, ni a las personas que eran sus enemigos”, relata Nourse. 

El presidente de la Cámara de los Representantes, Mike Johnson, ya ha puesto en marcha un nuevo comité para investigar el 6 de enero de 2021 con la intención de reescribir la historia de la turba instigada por Trump que irrumpió en el Capitolio para impedir la certificación de los resultados electorales del 2020. A la profesora de derecho no solo le preocupa esta voluntad de cambiar el relato, sino de cómo se va a usar ese nuevo comité para buscar venganza: “En el primer comité del asalto al Capitolio hubo mujeres jóvenes que testificaron contra él. Y ahora van a ser acosadas y hostigadas. Simplemente, es muy triste que su rencor vaya a contaminar al Partido Republicano.”

Una de las mujeres a las que se refiere Nourse es Cassidy Hutchinson, asistente del entonces jefe de gabinete de Trump, Mark Meadows. Hutchinson reveló durante su testimonio como Trump y Meadows ya habían recibido avisos los días previos al 6 de enero de la posibilidad de que hubiera violencia durante la jornada. 

El control del partido Republicano, más que la mayoría ajustada en el Congreso, es otro de los resortes que tiene Trump para intentar burlar el sistema de separación de poderes. “Hay muchas figuras republicanas que, en cualquier otra situación, se comportarían y tomarían decisiones muy distintas. No estarían apoyando, por ejemplo, a Pete Hegseth como nuevo secretario de Defensa”, dice Peterson. 

A última hora de la noche del viernes, y gracias al voto de desempate que tiene ahora Vance como presidente del Senado -cargo que viene con la vicepresidencia- se ratificó al expresentador de la FOX acusado de agresión sexual como nuevo titular del Pentágono. Aunque la esperanza de Peterson está en las nuevas fricciones que se han creado entre las bases MAGA y la irrupción de los multimillonarios tecnológicos, como Elon Musk.

Lo que el profesor de Ciencias Políticas cree que podría sentar las bases para transformar los Estados Unidos en un país ultraconservador es la “gran y hermosa ley” de la que Trump ha hablado en diversas ocasiones: “Es una disposición que surge de la Ley de Control de Presupuesto y Empoderamiento de 1974, que permite un proyecto de ley ómnibus, es decir, un proyecto de ley integral que abarca cuestiones fiscales y de gasto, y lo empaquetan todo para someterlo a un voto de mayoría, a favor o en contra. Por lo que muchos congresistas republicanos podrían justificar su voto favorable a pesar de estar en desacuerdo con los detalles”. Esta ley podría ser clave para desplegar su agenda efectivamente o bien el principio de sus problemas.

Humo y espejos

“En estos primeros días hay mucho humo y espejos por razones políticas. Pero casi nada de lo que ha dicho puede suceder de la noche a la mañana. Está politizando el cargo de una forma que no respeta las leyes existentes, esperando obtener algún apoyo del Tribunal Supremo. Y la última vez no funcionó la mitad de las veces - señala Nourse-. Creo que no nos debemos dejar engañar y no entrar en pánico ahora. Dentro de un año todo esto quizá no llega a ninguna parte porque muchos de los decretos probablemente los tumbe el Supremo por inconstitucionales”.

Peterson también coincide con la sensación de que Trump “está tratando de promover la imagen de un cambio completo en la dirección del gobierno” y que hay que esperar para ver qué pasa realmente. “Solo estamos en la primera semana y hay muchas razones para ser escépticos de que esto vaya a avanzar de la manera en que a Donald Trump le gustaría a largo plazo”, avisa. 

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