La Unión Europea está en shock ante las andanadas que llegan desde Washington y, especialmente, por el golpe que supuso la ruptura televisada de Donald Trump con Volodímir Zelenski.

La alemana esbozará las líneas generales de ese plan en una carta que enviará este martes a los líderes de los 27 antes de la reunión que mantendrán en Bruselas el jueves. António Costa convocó esa cumbre extraordinaria ante las negociaciones bilaterales entre Trump y Vladímir Putin tras llevar a cabo una ronda de consultas con las capitales europeas. Antes de que todo saltara por los aires en directo el viernes, uno de los planes que tenían sobre la mesa era la designación de un enviado especial de la UE esas conversaciones de las que Trump excluyó tanto a la UE como a Kiev.

Trump ha dejado claro que la seguridad del Viejo Continente, que ha dependido de EEUU durante décadas, ha dejado de ser cosa suya. Y los líderes europeos son conscientes de que tienen que dar ahora pasos en solitario, aunque en este caso de la mano de socios como Reino Unido. Su primer ministro, Keir Starmer, pidió pasar a la “acción” y abandonar la retórica antes de una reunión de máximo nivel a la que asistieron varios líderes europeos, entre ellos Pedro Sánchez, los representantes de las instituciones europeas y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. El premier y el presidente francés, Emmanuel Macron, están liderando una propuesta de paz con Zelenski que pueda asumir Trump, a quien intentan contener.

Más allá de Ucrania, a la que la UE quiere situar el posición de “fortaleza” ante un hipotético alto el fuego y para la que tendrían que diseñar garantías de seguridad en forma de despliegue de tropas, el club comunitario tiene que mirar ahora de puertas adentro hacia su propia seguridad. Y es ahí donde las capitales europeas llevan divagando desde hace muchos meses. “Tenemos que acelerar mucho”, expresó Von der Leyen a su salida de la reunión de este domingo en Londres.

El rearme de Europa pasa por el aumento del gasto militar. Una de las propuestas de la Comisión Europea es flexibilizar las reglas fiscales para que los estados miembros puedan dispararlo sin que les compute como déficit y deuda. Para ello podrán solicitar que se active la cláusula de escape de forma condicionada. El Gobierno de España, que es uno de los países que está a la cola en gasto en defensa, considera que no es necesario en su caso. No obstante, la coalición está debatiendo internamente el asunto, que provoca choques. Y es que el país está muy lejos del 2% del gasto en defensa al que se comprometió en el marco de la OTAN en un momento en el que el objetivo se subirá en la cumbre de La Haya de junio.

Von der Leyen también pondrá sobre la mesa un instrumento de defensa para que el “esfuerzo” se haga a nivel “europeo”. La intención es que haya una mayor coordinación en el rearme, pero no ha matizado cómo pretende financiarlo, que es el gran conflicto dentro de la UE. España y los países del sur, a los que se suman en este caso Polonia o los bálticos (estos normalmente alineados con los frugales) son partidarios de la emisión de deuda conjunta para sufragar esos gastos. Sin embargo, Alemania o Países Bajos no quieren saber nada de los denominados eurobonos.

Con esos mimbres, Von der Leyen detallará su plan este martes y los líderes de la UE afrontará la enésima discusión sobre el asunto el jueves, mientras la situación para Ucrania se agrava y la distancia con Trump se agranda.