“Es Turquía y su adhesión a la UE la que dará vida a Europa. Cuanto antes afronte la UE esta realidad, mejor les irá”, añadió el presidente. 

Erdogan juega sus cartas en un momento en el que Europa busca su lugar en el mundo ante la ruptura con Donald Trump. Un día antes, la extrema derecha alemana, de las más duras de todo el continente, había logrado un resultado electoral histórico y ese mismo día Estados Unidos había votado por primera vez con Rusia en contra de una resolución de la Asamblea General de la ONU que pedía la retirada de las tropas rusas de Ucrania (menos de 20 países votaron en contra).

La seriedad de Erdogan sobre la entrada de Turquía en la Unión Europea es cuestionable, pero su presencia en la cumbre europea del pasado domingo para trazar una estrategia en Ucrania frente a un Washington que ha tomado su propio camino —adoptando en ocasiones el argumentario del Kremlin—; su rol como segundo mayor ejército de la OTAN en número de soldados; su creciente importancia en la industria de la defensa y su papel como mediador clave a lo largo de la guerra refuerzan su posición en un continente que busca un nuevo esquema de seguridad.

“La ruptura entre la UE y EEUU probablemente resulte en un nuevo papel de Turquía en sus relaciones con la UE. Turquía puede ser uno de los principales arquitectos de ese nuevo orden”, dice a elDiario.es Kerim Has, analista turco con base en Moscú. “Puede que no sea el segundo mayor Ejército a nivel tecnológico, pero lleva años combatiendo en múltiples frentes y está muy activo, por lo que quizá está más preparado ante un posible conflicto”, añade.

Una semana después de su primer mensaje, justo cuando la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentaba su plan para rearmar Europa, Erdogan repetía esa idea en una cena con un grupo de embajadores en Ankara: “Para ser claros, no podéis considerar mejorar la seguridad de Europa sin Turquía. Nuestros amigos europeos deberían avanzar el proceso de adhesión con una estrategia visionaria”. 

En términos de defensa, Nacho Sánchez Amor, eurodiputado socialista y relator de la Eurocámara para Turquía, señala a elDiario.es que “Turquía ya participa en el esquema de seguridad occidental como miembro de la OTAN”. “Es posible y hay que examinar si hay que favorecer la entrada de Turquía en algunas de las actividades de defensa de la UE, pero primero hay que analizar la compatibilidad, es decir, ¿es compatible integrarse plenamente en los sistemas de defensa europeos teniendo misiles rusos? ¿Es compatible cuando acaba de pedir formalmente la entrada en los BRICS y lo ocultaron?”, dice. 

“Turquía no puede jugar a este infantilismo racionalista y tiene que tomar decisiones. La confianza hay que ganársela: tener misiles rusos, mantener ocupado el norte de Chipre, mantener una operación militar que es una ocupación en el norte de Siria, hacer operaciones militares en Irak y ayudar a Azerbaiyán en su guerra con Armenia no parecen las mejores credenciales para integrarse en los sistemas de defensa europeos”. 

Entre 2021 y 2024, Turquía ha duplicado sus exportaciones de defensa y aeroespaciales, y desde 2018 las ha triplicado. Buena parte de este crecimiento tiene su origen en Europa, principalmente en países de Europa del Este y los Balcanes, entre ellos Hungría, Polonia, Rumanía, Estonia y Croacia. Ankara ha firmado recientemente un contrato con Portugal para la construcción y venta de dos buques de reabastecimiento, se trata del primer contrato de venta de embarcaciones navales a un país de la OTAN y de la UE. 

Un elemento importante del crecimiento de esas exportaciones a países europeos son los drones. Este esfuerzo se vio espoleado por los estrictos controles estadounidenses a la exportación y la aparente decisión de Israel de no exportar sistemas armados, lo que dejó el mercado abierto a los sistemas chinos, primero, y turcos, después, durante gran parte de la década de 2010, sostiene un análisis del International Institute for Strategic Studies.

“Erdogan es consciente de los cambios en la seguridad europea y está conversando sobre posibles colaboraciones con la UE. Se ha demostrado que tanto la UE como Reino Unido tienen interés en incluirlo porque se le invitó a la cumbre especial del domingo pasado”, comenta a elDiario.es Ilke Toygür, directora del IE Global Policy Center e investigadora del Programa Europa, Rusia y Eurasia del Center for Strategic and International Studies.

“El tema no va de membresía, pero eso no quita que haya algo relacionado con los avances en las negociaciones en términos de unión aduanera, por ejemplo. El tema principal es la cooperación militar. Hay que pensar si la seguridad europea se va a pensar en torno a la OTAN o si se pensará una nueva iniciativa para la seguridad europea que no incluya a EEUU; y en esto todas las puertas están abiertas”.

Howard Eissenstat, director del Departamento de Historia de St. Lawrence University de Nueva York y profesor asociado del Stockholm University Institute for Turkish Studies, no cree que se pueda producir una cooperación militar a largo plazo. “Turquía sería un socio difícil. Primero, porque Ankara y la mayoría de los países de la UE tienen preocupaciones de seguridad diferentes y, en segundo lugar, porque la UE ya se ha sentido muy frustrada con el uso por parte de Turquía de su derecho a veto en la OTAN y, además, ha tenido experiencias similares con Hungría dentro de la UE”, dice a elDiario.es. “En la cuestión de Ucrania la cooperación es posible. En cuanto a los proyectos europeos más estructurados y a largo plazo, creo que Turquía probablemente se quedará fuera”.

Turquía ha jugado un papel clave en el conflicto desatado por la invasión rusa de Ucrania, desde el acuerdo del grano para la exportación de cereales, a las negociaciones de paz de marzo de 2022 en las que las partes estuvieron cerca de llegar a un acuerdo. En las últimas semanas, ante el viraje de EEUU, Erdogan ha intensificado su actividad diplomática.

Mientras representantes de alto nivel de Rusia y EEUU se reunían por primera vez en Riad, Erdogan acogía en Ankara a Volodímir Zelenski, presidente Ucraniano. Erdogan dijo entonces que la integridad territorial y la soberanía de Ucrania son indiscutibles, añadiendo que Turquía sería un lugar apropiado para unas negociaciones de paz entre las partes. Una semana después, el ministro de Exteriores turco, Hakan Fidan, acogió a su homólogo ruso, Sergéi Lavrov. Fidan insistió en acoger el proceso de negociaciones.

Crisis de la democracia liberal e ingreso en la UE

“La democracia liberal, en otro tiempo la ideología más seductora del siglo pasado, se encuentra en una profunda crisis y en un callejón sin salida. La democracia liberal, que antaño se promocionaba como la panacea para todos los males de la sociedad, ha perdido su vigor, prestigio e influencia”, dijo Erdogan en su discurso un día después de las elecciones alemanas.

El presidente turco expone las contradicciones europeas como respuesta a las críticas que le llegan de Europa por los estándares democráticos del país.

“Como en la vida, la política aborrece el vacío. El vacío que está surgiendo en las democracias europeas lo está llenando la extrema derecha, como demuestran las recientes elecciones. También debemos reconocer la postura ambivalente de Occidente ante el genocidio en Gaza. Esta crisis ha revelado de manera decisiva que los valores occidentales, presentados durante mucho tiempo como ejemplos globales, carecen de un compromiso real con el bienestar común de la humanidad”.

El periodista y analista turco Murat Yetkin escribía recientemente que los “Estados miembros de la UE violan los mismos Criterios Políticos de Copenhague que impusieron a Turquía como prerrequisitos para su adhesión”. “Países centrales de la UE como Alemania, Francia e Italia han proporcionado ejemplos preocupantes de cómo la política basada en valores puede sacrificarse fácilmente por la conveniencia política e ideológica durante la catástrofe de Gaza”, señalaba Yetkin.

“Trump no ha hecho más que acelerar este giro hacia la ‘diplomacia del poder hace el derecho’. En Turquía, Erdogan emplea esencialmente el mismo cálculo cínico al proponer compensar los déficits democráticos de Turquía con su mayor importancia geopolítica”, añade el analista turco.

Los analistas coinciden en que las demandas de Erdogan para entrar en la UE no van en serio. “No es realista, pero a Turquía le gustaría ver una unión aduanera reformada y van en serio con eso”, dice Eissenstat.

“Cada 15 días tenemos una semana de acercamiento a la UE y otra de críticas”, dice Sánchez Amor. “No sé qué parte de la frase 'ser miembro de la UE va de democracia' no entiende el Gobierno de Turquía. Cuando hablan de ceguera estratégica de la UE lo que quieren decir es: 'no me preguntes por Kavala y Demirtas' [presos políticos según distintas organizaciones e instituciones]”.