El ministro español de Exteriores en funciones, Josep Borrell, anunció este lunes que España se sumará a la decisión de países como Francia o Alemania de vetar la venta de armas a Turquía por su ataque en el noreste de Siria contra milicias kurdas, que aseguró que ha generado en la Unión Europea (UE) un rechazo general.
"Lo que está en el ánimo de todos es adoptar una actitud muy exigente con Turquía, desde luego en materia de venta de armas en primer lugar, y a continuación ver qué más se puede hacer", indicó Borrell a su llegada a una reunión de ministros de Exteriores de la Unión Europea que se celebra hoy en Luxemburgo.
"Pero la actitud es muy generalizada en un rechazo frontal y firme contra el ataque que Turquía ha lanzado contra Siria", agregó el próximo jefe de la diplomacia comunitaria.
Borrell evitó no obstante dar por hecho un acuerdo unánime entre los Veintiocho sobre la imposición de un embargo de armas a Ankara.
"Yo no diría tanto. Los acuerdos unánimes son difíciles de conseguir, pero eso no es una materia de la Unión Europea. Los acuerdos son de cada país en particular", aclaró.
Lo que sí dejó claro es que "sin duda, el Gobierno español está completamente a favor de no más venta de armas a Turquía", aunque al tratarse de "una decisión de cada país, no puedo garantizar qué harán los demás países".
Preguntado por si cree que Turquía, como miembro de la OTAN, puede activar el artículo 5 de la organización para la defensa colectiva de un aliado que se vea amenazado, Borrell pidió no entrar en "hipotéticas situaciones".
"Cada día tiene su afán, cada día tiene su problema, no me ponga usted en hipotéticas situaciones, vamos a ocuparnos de lo que tenemos en cartera", comentó.
Según dijo, además, el ataque turco en Siria y el avance de las tropas del presidente sirio, Bachar al Asad, hacia esa región, "naturalmente complica" la repatriación de ciudadanos en los campos de yihadistas capturados por los kurdos para que sean juzgados en su país.
Muchos de ellos han quedado libres ante la intervención militar turca.
A la pregunta de si está "enfadado" con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por haber sacado de la región sus tropas, lo que se ha interpretado como dar vía libre a Turquía para lanzar su ataque, Borrell dijo que "enfadado no es la palabra, en este negocio no estoy enfadado", y que "simplemente tomo una posición lo más racional posible".
"Por supuesto, si las tropas americanas no se hubieran retirado, el ataque habría sido imposible", reconoció.
"Hay una situación muy difícil en la que los países europeos estarán, espero, muy en contra de esta acción turca", comentó, y confió en que, aunque se trate de una decisión nacional, "la mayor parte de los países empiecen a detener sus ventas de armas a Turquía.
Sobre la posibilidad de imponer otro tipo de sanciones a Ankara, indicó que "vamos a ver" y que, "por el momento", el objetivo es "parar cualquier flujo de armas a Turquía".
"No tenemos poderes mágicos. Lo que podemos hacer es poner toda la presión posible para detener esta acción, que creemos que no es la manera de solucionar las cosas", concluyó.