El primer ministro libanés, Saad Hariri, ha anunciado este martes la dimisión de su Gobierno, después de dos semanas de protestas masivas contra su Ejecutivo en todo el país.
"Me dirijo al Palacio Baabda para presentar la dimisión del Gobierno en respuesta a los muchos libaneses que salieron a las calles", ha indicado en un discurso televisado a la nación.
El mandatario ha asegurado que ya no puede "ocultar más" el hecho de que el Líbano ha llegado a un "callejón sin salida", por lo que ha puesto su dimisión "en manos del presidente y de todos los libaneses", pues Aoun debe ahora aceptar o rechazar la renuncia.
A sus "socios" políticos, ha indicado que su responsabilidad es proteger el país y buscar formas de desarrollar la economía. "Las posiciones vienen y van, pero lo más importante es la dignidad y la seguridad de la patria (...) Nadie es más grande que mi país", ha concluido Hariri.
Hariri ya dimitió por sorpresa en 2017, en un discurso televisado desde Arabia Saudí, en el que entonces denunció que se preparaba un atentado contra su vida y criticó la injerencia de Irán en su país y en el mundo árabe. Un mes después, retiró su dimisión después de una reunión extraordinaria del Consejo de ministros en la que todas las fuerzas políticas libanesas se comprometieron a disociarse de los conflictos regionales.
Las protestas arrancaron el 17 de octubre, después de que el Gobierno anunciara su intención de tasar las llamadas telefónicas a través de servicios de mensajería gratuita por Internet.
Desde entonces, miles de personas han tomado las calles de Beirut y de otras ciudades del país exigiendo la marcha del Gobierno y respuestas contra la corrupción y la situación económica de un país que no puede garantizar el suministro de electricidad.