El Gobierno y la oposición sirios finalizaron hoy la primera ronda de negociaciones para redactar una nueva constitución con el compromiso de volver a reunirse en Ginebra en dos semanas, pese a que mostraron que sigue habiendo obstáculos muy difíciles de superar entre ambas partes.
"Han sido discusiones a veces muy dolorosas, pero han tenido la valentía de sentarse frente a frente y de escucharse mutuamente", resumió el enviado especial de la ONU para Siria, el noruego Geir Pedersen, tras una semana de reuniones de 45 delegados (15 del gobierno, 15 de la oposición y 15 de la sociedad civil).
En esta primera semana las partes presentaron lo que esperan incluir en la nueva Constitución -aun sin confirmar si será un texto completamente nuevo o una enmienda de la vigente, aprobada en 2012- sin someter sus ideas a debate, explicó el líder de la delegación opositora, Hadi Albahra.
Tanto él como el representante del régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, Ahmad Kuzbari, subrayaron que uno de los escasos puntos en común es que debe preservarse la unidad, la soberanía e integridad territorial de Siria, pero chocaron en la idea de incluir la lucha contra el terrorismo como uno de los principios de la nueva Constitución.
"Hay grandes diferencias sobre la definición que cada uno tiene de lo que es terrorismo", destacó Albahra, quien subrayó que "por ejemplo, para el Gobierno sirio yo soy un terrorista" pese a que él y sus compañeros de delegación nunca se han servido de armas y han condenado a grupos como el Estado Islámico (EI) o Al Nusra, la facción siria de Al Qaeda.
Albahra ejemplificó el enfrentamiento aún latente entre gobierno y oposición estos días en Ginebra al explicar que durante las negociaciones la delegación de Al Asad llegó a acusar a los 15 miembros de la sociedad civil de "representar a fuerzas extranjeras" y a los 15 opositores de "terroristas".
Añadió que no sólo debe tenerse en cuenta la lucha contra el terrorismo en una futura Constitución y en las negociaciones en torno a ella, sino también "las causas que han llevado a él, como la falta de oportunidades económicas, el despotismo o la falta de libertad política".
La retórica del Gobierno sirio es la de considerar a todos aquellos grupos rebeldes que se levantaron en armas desde 2011 y a aquellos que los han apoyado como terroristas.
El dirigente opositor Nasr al Hariri, también presente en las negociaciones de esta semana, lamentó que mientras se desarrollan las actuales reuniones "el conflicto ha vuelto a incrementarse en el norte de Siria y los civiles son objetivo de las fuerzas del régimen".
"Ciudades como Idleb o Alepo son atacadas por las fuerzas aéreas o la artillería (del Ejército sirio) con el pretexto de combatir el terrorismo", destacó Al Hariri.
Desde la delegación gubernamental, Kuzbari argumentó que la cuestión del terrorismo "es básica porque lo hemos sufrido durante los últimos años y no podemos dejar de discutirla, es necesario encontrar un punto de vista común en torno a esto para generar confianza".
Añadió que también es esencial defender la soberanía territorial frente a una "ocupación turca" en el noreste que está "saqueando nuestro país".
Pese a las acusaciones, éstas no alcanzaron el tono de intentos pasados de negociaciones de paz para Siria que terminaron fracasando y Pedersen consideró que el inicio del proceso constitucional ha sido "mejor de lo esperado".
El diplomático noruego expresó también su confianza en que el Comité Constitucional continúe debatiendo sin presiones de actores internacionales: "Esperamos que se mantengan a distancia y le dejen hacer su trabajo, algo que hasta ahora han hecho muy bien".
Pedersen insistió en que las actuales negociaciones y la Constitución que podría salir de ellas "no son la solución del conflicto" pero sí parte del plan de paz definido por el Consejo de Seguridad de la ONU, que incluye la celebración de elecciones libres y supervisadas por la comunidad internacional.
Las delegaciones no se pusieron un plazo para poder finalizar la redacción del texto constitucional, conscientes de que los desacuerdos son muy grandes.
"Hemos vivido ya nueve rondas de negociaciones en Ginebra, 13 en Astana, y ahora esta primera para una Constitución, así que no nos vamos a poner fechas límite", señaló Al Hariri con cierto escepticismo.