El Grupo de Puebla celebró este sábado la elección de Alberto Fernández como presidente de Argentina como un nuevo impulso para las fuerzas de Latinoamérica, con la intención, según las palabras iniciales del propio Fernández, de "poner América en pie".
Los líderes de doce países reunidos en Buenos Aires en la primera jornada de la reunión del foro progresista -la segunda después de su nacimiento en julio pasado en la ciudad mexicana de Puebla-, recibieron como uno de sus nuevos referentes al presidente electo de Argentina, quien como el resto de sus pares festejó la excarcelación del exmandatario brasileño Luís Inácio Lula da Silva, que envió un mensaje especial en vídeo al grupo.
EL PROGRESISMO LATINOAMERICANO BUSCA APROVECHAR SU MOMENTO FAVORABLE
Después de la victoria del peronismo en Argentina, la decisión judicial en Brasil de liberar a Lula tras 580 días preso por corrupción y con el trasfondo de las masivas protestas sociales de Chile, los oradores insistieron en la importancia de lograr una mayor integración entre los países latinoamericanos.
El propio Lula aseveró que tiene el objetivo de "integrar" la "gran Latinoamérica" y que el primer paso para "hacer eso" puede producirse con el nuevo Gobierno argentino de Alberto Fernández, cuya vicepresidenta será la exmandataria Cristina Fernández (2007-2015).
La compañera de Lula en el Partido de los Trabajadores y también expresidenta Dilma Rousseff destacó, en su intervención en la apertura, que la victoria de Fernández "abre un camino de retorno y de esperanza" a la transformación regional.
FERNÁNDEZ, UN NUEVO ABANDERADO PARA LOS LÍDERES PROGRESISTAS REGIONALES
Fernández, en su aplaudida alocución, que sirvió para abrir las jornadas del Grupo de Puebla, que sesionará entre este sábado y el domingo, prometió levantar la región después de que en varios de sus países los gobiernos conservadores hayan ostentado el poder en los últimos años.
"Vamos a poner en pie a América Latina en los próximos meses, el continente no pasa el mejor momento", dijo el presidente electo argentino, recién llegado de un viaje que realizó a México, donde se vio con Andrés Manuel López Obrador, a quien señaló como artífice de una nueva "esperanza" para que el país azteca mire hacia Latinoamérica.
Asimismo, exhortó a que el Grupo de Puebla sea el foro de donde "salgan los dirigentes" que hagan posible esa transformación política.
Durante su campaña electoral, Fernández, visitó a Lula, y ante los reunidos en Buenos Aires reveló parte de esa conversación.
"Lula me dio una sola orden: 'usted tiene que ganar en Argentina'. Me lo dijo dos o tres veces. ¡Cumplí, Lula, gané en Argentina!", exclamó, al tiempo que llamó a reducir la "desigualdad" en América Latina, algo a lo que también hizo referencia Rousseff.
El líder peronista analizó que hace cuatro años, muchos pensaban que el conservadurismo "había llegado para quedarse" en el continente, pero que en la actualidad el progresismo va a ser la "voz que se levante ante el mundo para contar lo que pasa en América Latina".
EL GRUPO DE PUEBLA, CON LOS CONFLICTOS DE CHILE Y BOLIVIA EN LA MIRA
En presencia de líderes opositores chilenos como el excandidato presidencial chileno Marco Enríquez-Ominami, Fernández hizo un llamamiento a la "paz" en Chile, donde las protestas sociales contra el sistema político y económico del país ya han dejado 20 muertos, en medio de fuertes críticas al Gobierno de Sebastián Piñera por su manejo de la crisis.
El próximo presidente de los argentinos, que dijo que conversó por teléfono esta mañana con el mandatario francés, Emmanuel Macron, sobre la situación en Chile y el resto de problemas de América Latina, confirmó que en los próximos días volverá a hablar con Piñera, al que le pidió un "esfuerzo muy grande" para construir "un modelo más igualitario" ante las peticiones populares.
Otro de los focos de las sesiones que el Grupo de Puebla mantiene en Buenos es la crisis que atraviesa Bolivia después del polémico escrutinio de las elecciones, que arrojó una victoria en primera vuelta del actual mandatario, el izquierdista Evo Morales, después de un abrupto cambio de tendencia hacia el final del recuento.
La oposición, liderada por Carlos Mesa, denunció que hubo fraude en los comicios, y en la escalada de tensión, que ya ha dejado tres muertos en las protestas, Morales alertó de un posible "golpe de Estado" por parte de "grupos violentos".
El expresidente colombiano Ernesto Samper dijo en declaraciones a la prensa previas al inicio de la reunión que el Grupo de Puebla tiene "solicitudes" para que haya "facilitadores" pertencientes al foro en la resolución del conflicto boliviano, y afirmó estar a la espera del informe de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre el cuestionado escrutinio.
"Queremos como Grupo de Puebla hacer un llamado a todas las fuerzas políticas de Bolivia para que no pierdan el camino democráctico en la solución de sus diferencias, que respeten la legitimidad que está prevista en la constitución y que no cometan el error de volver el reloj de la historia a la época de las dictaduras militares", consideró Samper.
En un tuit, Alberto Fernández respaldó a Morales ante lo que consideró un "intento de interrumpir el orden constitucional en Bolivia" y llamó a "seguir de cerca la situación" en el país vecino de Argentina.
En la cita del Grupo de Puebla en Argentina también participan los expresidentes de Panamá, Martín Torrijos; de Paraguay, Fernando Lugo; el excanciller de Brasil Celso Amorim; uno de los fundadores del Partido de los Trabajadores brasileño, Aloizio Mercadante; el excandidato presidencial de Chile Marco Enríquez-Ominami y su padre, el exministro de Economía y exsenador Carlos Ominami, entre otros.
Pablo Ramón Ochoa