Uruguay ha calificado este lunes de "golpe de Estado" la renuncia del presidente de Bolivia, Evo Morales, y expresado su consternación por "el quiebre del Estado de Derecho" producido en el país suramericano.
Así lo indica la Cancillería uruguaya a través de un comunicado en el que se asegura que el quiebre institucional y la renuncia del mandatario sumieron al país "en el caos y la violencia".
"El Uruguay considera que no existe argumento que pueda justificar estos actos, en particular habiendo anunciado pocas horas antes el presidente Morales su intención de convocar a nuevas elecciones, a partir del informe emitido por la misión electoral de la Organización de Estados Americanos" (OEA), afirma el escrito.
El gobierno uruguayo hace "un llamado urgente" a todos los actores bolivianos para que "cesen los actos de violencia" y que el proceso electoral "se encauce de conformidad con las disposiciones de la Constitución y las leyes", para restaurar el Estado de Derecho y respetar "plenamente los derechos humanos".
La Cancillería también subraya que se deben respetar los derechos de los habitantes y también la inviolabilidad de las representaciones diplomáticas extranjeras y de sus funcionarios.
Morales confirmó este domingo que renuncia a la Presidencia después de casi 14 años en el poder, en un vídeo desde algún lugar indeterminado, tras haber dimitido en cascada la mayoría de su Gobierno, ante la oleada de protestas de las últimas semanas tras las acusaciones de fraude en los comicios del pasado 20 de octubre.
El mismo día, la Organización de Estados Americanos (OEA) recomendó la repetición de la primera ronda de las elecciones en un informe y Morales había anunciado que los comicios se volverían a celebrar con un órgano electoral renovado, pues el jefe de Estado acordó la derogación de todos los miembros del Tribunal Supremo Electoral.
Cuando anunció su dimisión Morales lamentó un "golpe cívico" y que la Policía se hubiera replegado a sus cuarteles en los últimos días.
Morales reiteró sus acusaciones contra el expresidente del país Carlos Mesa (2003-2005) y el opositor Luis Fernando Camacho de instar un golpe de Estado para obligarlo a abandonar el poder y les pidió que "no maltraten" a los bolivianos y les "dejen de patear".
Al menos tres personas han muerto y 421 han resultado heridas desde que comenzaron las protestas en enfrentamientos ente partidarios y detractores del mandatario Morales, según datos de la Defensoría del Pueblo de Bolivia.