Los casos de cientos de heridas oculares reportados durante las protestas en varios países de la región, han captado la atención de la CIDH, mientras activistas de derechos humanos temen que pueda ser resultado de una práctica intencionada al reprimir manifestaciones sociales.
El problema tuvo especial protagonismo durante una sesión realizada en Quito relativa a la "Tortura, ejecución extrajudicial y graves violaciones de derechos humanos en la represión estatal en Venezuela", como así también en otra sobre los disturbios que están teniendo lugar en Chile.
UN TRAUMA "PARA TODA LA VIDA"
El caso de Ecuador no fue elevado a debate, por haber sido país sede del 174 Período de Sesiones, pero también hay preocupación dentro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por este tipo de heridas ocurridas en el mes de octubre.
"Es un trauma que afecta a la persona para toda su vida", se quejó uno de los relatores al pedir explicaciones sobre el alto índice de este tipo de heridas en la represión policial de las protestas y que algunas ONG presumen que se debe a una acción deliberada de las fuerzas del orden a la hora de apuntar.
"El uso desmedido de las armas de fuego por parte de los funcionarios del Estado se ha convertido en un patrón sistemático", dijo en una de las sesiones Stefanía Migliorini, abogada de la ONG Foro Penal de Venezuela.
Y señaló que en los últimos años ha resaltado la "práctica de disparar en el rostro" a los manifestantes.
CASOS EN VENEZUELA, CHILE Y ECUADOR
El Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad de los Andes registró que, entre abril y julio de 2017, un total de 22 personas perdieron uno o ambos ojos "producto de la represión", adujo.
Migliorini presentó los casos de Rufo Chacón (17 años), quien en julio pasado recibió "más de sesenta" impactos de perdigones en el rostro "y entre ellos en sus ojos: en uno tuvo seis y en otro, ocho", y el de Moisés Cordero (19 años), que quedó ciego del ojo derecho.
Pero no es solo el caso de Venezuela porque las traumas oculares se han repetido, por ejemplo, en las protestas de Ecuador y Chile.
Distintas ONG que comparecieron ante la CIDH el lunes en una sesión especial, denunciaron que en Chile hay "197 personas con trauma ocular" que atribuyeron "al uso de escopetas", cifra actualizada a 182 este miércoles por el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH).
En el caso de Ecuador, donde la Defensoría del Pueblo habla de doce casos (once por pérdida de un ojo y en el restante de los dos), ese tipo de heridas no sólo se registró entre los manifestantes, sino que también las sufrieron policías.
UN "PATRÓN" QUE LLAMA LA ATENCIÓN
"Hemos identificado en la evaluación que estamos haciendo de la situación de los países que están en una convulsión social, que hay un patrón con esto de disparar a los ojos, y es impresionante porque esto les está pasando a los chicos (jóvenes)", se lamentó la presidenta de la CIDH, Esmeralda Arosemena, en declaraciones a Efe.
Precisó que hay incluso "un patrón sobre ataques con disparos de bombas lacrimógenas en los ojos", lo cual "es un dato que llama la atención".
Génesis Dávila, presidenta de la fundación "Defiende Venezuela", destacó que los traumas oculares hayan llamado la atención de la CIDH y anotó que, aunque se puso de manifiesto con la situación de Chile y Ecuador, en Venezuela el caso de Chacón fue "el primero en generar alarma nacional".
"Esto no es algo nuevo (pues) se viene registrando en Venezuela desde las protestas de 2014; después se repitió en las de 2017, y más recientemente en la protesta por la entrada de la ayuda humanitaria" este año, aseguró.
EL PESO DE LA IMPUNIDAD
Dávila habló también de problemas de impunidad: "Así como el coraje se contagia para que la gente pueda protestar, también las prácticas de represión se replican", sobretodo cuando éstas se mantienen impunes, o se "premian" con el ascenso de militares vinculados con las protestas, se lamentó.
Opinó que también se trata de "un problema de formación de los funcionarios de los órganos de seguridad del Estado" pues "las balas de goma, de perdigones, se utilizan porque son instrumentos no letales con los cuales disuadir las protestas".
Sin embargo, si ésta munición se dispara a la cara puede vaciar automáticamente el orificio ocular y la activista recuerda que la práctica internacional indica que "el disparo con perdigón debería ser del dorso hacia abajo".
Una regulación que no siempre puede evitar este tipo de heridas, pues el perdigón, por concepción, tiende a "dispersarse", explicó a Efe una fuente especializada en seguridad y derechos humanos.
En cualquier caso, y dado el daño que aparentemente está causado esta munición supuestamente no letal, la ONU ha llegado, incluso, a pedir la semana pasada el cese del uso de balines y perdigones en las protestas.