Los ejecutivos de México y Venezuela han rechazado reconocer a Jeanine Áñez como presidenta interina de Bolivia. El Gobierno de Nicolás Maduro ha desestimado lo que considera una "autoproclamación" por parte de la senadora opositora como presidenta de Bolivia, uniéndose de esta forma al no reconocimiento de Áñez manifestado por la embajadora de México en Bolivia, María Teresa Mercado, durante una entrevista en la emisora Radio Fórmula.
"Estamos en una compleja transición política en Bolivia", ha declarado la embajadora Mercado. "Lo único que México quiere es que se respete la voluntad del pueblo boliviano y esta voluntad debe manifestarse y ejercerse por los cauces constitucionales y pacíficos", ha añadido, en una entrevista en la que, además, ha anunciado que el Gobierno de México acoge en la embajada del país en La Paz a 30 de los 35 exfuncionarios y legisladores que han solicitado asilo tras el golpe de Estado.
El martes, el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, ya expresó en Ciudad de México que su país "desea una salida pacífica y democrática apegada a la Constitución" a la crisis que vive el país suramericano y apuntó que México "no ve con buenos ojos un régimen militar. Pero no solo nosotros sino toda la comunidad internacional".
Por su parte, la Cancillería venezolana ha expresado a través de un comunicado "su firme rechazo a la parodia representada en la Asamblea Legislativa boliviana, que derivó en la ilegal autoproclamación de una parlamentaria como supuesta jefa de Estado, acto con el cual se ha pretendido dar carta de naturaleza y legitimidad a la deposición forzosa de Morales".
El Ejecutivo de Maduro también ha llamado a la comunidad internacional "a que coadyuve en la restitución del orden constitucional, rechazando la estafa parlamentaria que se pretende imponer" en el país andino y que, en su opinión, "conlleva inevitablemente a mayor inestabilidad política y social". Y ha manifestado su preocupación por "la recurrencia de estas fórmulas utilizadas por la derecha golpista de la región para hacerse con el poder político (...) a través de retorcidas interpretaciones de las normas constitucionales".
Además, ha culpado a Organización de Estados Americanos (OEA) de ser el "instrumento principal del imperialismo para ejecutar el golpe de Estado en Bolivia, a través del desarrollo de una falsa auditoría electoral".