Ante la fosa común que representan el mar de Alborán y el Mediterráneo. Las corrientes que se tragan miles de personas que huyen del hambre y las guerras cada año. Las aguas por las que navegan barcos de ONG para rescatar migrantes a la deriva y que a veces cuesta tanto que encuentren un puerto seguro en el que desembarcar.
Benalmádena (Málaga) es el escenario elegido por el Partido de la Izquierda Europea (PIE), organización que reúne a formaciones de la izquierda a la izquierda de la socialdemocracia, como son Syriza, la Francia Insumisa, Izquierda Unida, Bloco de Esquerda y Die Linke, entre otros. Un escenario simbólico por una de las principales disputas políticas del momento: puertos cerrados, o porti chiusi –como dice Salvini–; refugees go home o refugees welcome.
Con el lema Reset Europe, go left, el PIE abordará la transformación socio ecológica, la igualdad universal y la solidaridad internacional. Y todo ello ante el avance de la extrema derecha –Vox acaba de lograr 52 escaños en España– y en un escenario de retroceso del grupo hermano del PIE en la Eurocámara, el GUE-NGL, que ha pasado de 52 a 42 escaños en las últimas elecciones europeas.
El PIE llegará a Benalmádena –del 13 al 15 de diciembre– con la esperanza de tener ya cerrado el Gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos, en el que algunos de sus dirigentes estarán incorporados –IU y PCE son miembros del PIE–, y después de haber celebrado en Bruselas el pasado fin de semana un foro con socialdemócratas y verdes en el que se hace un llamamiento a la cooperación entre las tres familias políticas ante los retos actuales.
"Europa está experimentando un período cada vez más alarmante de crisis política y económica", decía la declaración acordada por las izquierdas y los verdes: "Los desafíos son cada vez más numerosos: políticas de austeridad, aumento de las desigualdades, la crisis energética, el cambio climático, la gestión del Brexit, la crisis migratoria, las amenazas a la paz, un énfasis renovado en armamentos, y un racismo creciente y amenazante".
"El objetivo", afirma la declaración, "es construir una Europa que sea social y ecológicamente sostenible, totalmente democrática, basada en los principios de la soberanía popular, libre de patriarcado, que luche contra todo tipo de discriminación y que desempeñe un papel activo en la construcción de un mundo de paz multipolar y solidaridad".
En la reunión de Bruselas, se habló del "planeta que arde, y la democracia también". Es decir, del "neoliberalismo del desarrollo sin fin", en palabras de Jean-Luc Melenchon. De un modelo construido sobre "la explotación del planeta y las desigualdades humanas", según el copresidente de los Verdes en el Parlamento Europeo, Philippe Lamberts. De la hipótesis de aspirar "al buen vivir, a ser felices respetando los derechos de la naturaleza", teorizada por el socialismo americano de Rafael Correa, expresidente de Ecuador.
A la cita de Benalmádena está previsto que acudan líderes de los partidos que lo conforman, entre ellos Alberto Garzón, coordinador de IU, organización anfitriona del cónclave, en el que el PIE renovará sus órganos directivos, incluida la presidencia, ahora en la persona de Gregor Gysi –Die Linke–, y que podría pasar a ser compartida entre un hombre y una mujer, como ocurre en el GUE y en los Verdes –tanto el grupo parlamentario como el partido europeo–.