La revista de moda Vogue México, para celebrar su vigésimo aniversario, dedicó la portada de diciembre al histórico tercer género del sureño estado de Oaxaca, los muxes.
Esta edición especial, elaborada en colaboración entre las redacciones de Vogue en México y Reino Unido para crear un relato compartido por las dos publicaciones, cuenta con los retratos "del prestigioso fotógrafo de moda Tim Walker", según la revista.
La portada retrata a un muxe Estrella Vázquez enfundado en un tradicional vestido oaxaqueño de motivos florales y sosteniendo un abanico, una estampa muy colorida, en sintonía con todas las fotografías que componen el número.
Los muxes existen en la región de Istmo de Tehuantepec, dentro de Oaxaca, desde tiempos prehispánicos y no se definen bajo el género masculino o el femenino, sino que viven en una dualidad a la que han llamado el tercer género.
En la cultura zapoteca, son personas nacidas como varones que adquieren un aspecto de mujer y asumen roles tanto femeninos como masculinos, siguiendo una tradición ancestral.
"Ser muxe es una dualidad. Llevamos el rol dependiendo de las circunstancias, puede ser que en ocasiones me vea como un hombre y en otras ocasiones como una mujer", dice Pedro Enrique Godínez Gutiérrez en el reportaje de Vogue México que firma la periodista mexicana Karina González Ulloa.
En el idioma zapoteco, lengua originaria del estado de Oaxaca, no existen los géneros gramaticales, lo que facilita que los muxes no se relacionen con ninguno de los géneros tradicionales.
"El tercer género tiene un importante rol dentro de la historia zapoteca y se convierte en la prueba viviente de que la magia ancestral aún camina sobre esta tierras", según un extracto del reportaje de González.
Cuenta la tradición, que la historia de los muxes se relaciona con el santo Vicente Ferrer (1350-1419), quien es el patrón del zapoteco municipio Juchitán de Zaragoza.
Aunque no hay unanimidad respecto al motivo del nacimiento de este tercer género.
Una de las leyendas cuenta que Vicente Ferrer paseaba con un bolso agujereado y que los muxes cayeron al suelo por esos orificios y se instalaron en territorio zapoteca, según explica Vogue.
El segundo mito dice que el santo siempre llevaba tres bolsos, uno con semillas masculinas, otro con semillas femeninas y un tercero, que se rompió sobre Juchitán, en el que las simientes de ambos géneros se mezclaban y devinieron en los muxes.