El olivo tendrá a partir del año que viene su propio día mundial, que cada 26 de noviembre, según un proyecto aprobado esta semana por la Unesco, promoverá su protección y los valores de paz y armonía que ese árbol representa.
La decisión, tomada a petición del Líbano y de Túnez, fue adoptada este miércoles por consenso por la comisión de Cultura de la Conferencia General del organismo y será firme el próximo día 27, fecha en la que finaliza su reunión bienal.
El Consejo Oleícola Internacional celebra ya cada 26 de noviembre el Día Internacional del Olivo, pero la conmemoración se enmarcará a partir de ahora en el marco del sistema de las Naciones Unidas, según explicaron este jueves a EFE fuentes de la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
El organismo alentará a sus Estados miembros a conmemorar la jornada con actividades que promuevan "la protección del patrimonio y la sostenibilidad ambiental en torno al olivo y la difusión de información y mejores prácticas al respecto".
La propuesta que ha llevado a esta decisión subrayaba que el olivo, originario del Mediterráneo, es un "símbolo universal de paz y armonía" y "fuente reconocida de salud y buena nutrición".
Su impacto económico tampoco es desdeñable: desde 1995, según sus datos, cada año se plantan de media 154.000 hectáreas adicionales de olivares, lo que supone unos 40 millones de olivos.
La Unesco calcula que el crecimiento anual de la superficie oleícola mundial es del 1 % y adelanta que en 2020 la producción mundial de aceite de oliva podría alcanzar los cuatro millones de toneladas anuales.
A ello se le suma el rol de su cultivo contra el cambio climático, porque constituye una barrera contra la desertificación y la erosión: captura más CO2 del que emite y es una actividad que requiere poca agua, por lo que la oleicultura se suele practicar en aras de la preservación del medio ambiente.
La celebración de su día "contribuirá a la protección de este árbol milenario y a la preservación de su valor perenne, y no tendrá ninguna repercusión financiera sobre el presupuesto ordinario de la Unesco", concluye el organismo.