Decenas de miles de personas se manifestaron este sábado en Francia contra la violencia sexista, en un año marcado por la alarmante cifra de 137 mujeres asesinadas por sus parejas, y reclamaron al Ejecutivo medidas urgentes y un presupuesto de 1.000 millones de euros para combatir estos crímenes.
En París, la marcha reunió a 49.000 personas, según el gabinete independiente de estudios Occurrence, y 100.000 según la organizadora de la protesta, la asociación "Nous Toutes", que dio además la cifra de 150.000 manifestantes en toda Francia.
"Esta protesta es el reflejo de una movilización sin precedentes en la sociedad sobre la cuestión de la violencia sexual y sexista.
Sirviéndose de las noticias de prensa, las organizaciones cuentan este año 137 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas, frente a las 109 mujeres de 2017 y las 121 de 2018.
"Nuestro país tiene que salir de la negación de esta violencia, la banalización y la culpabilización de las víctimas", añadió la militante este sábado, dos días antes del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Las organizaciones reclaman al Gobierno 1.000 millones de euros para combatir la violencia conyugal, frente a los 577 millones que ha presupuestado para combatir en 2020 las desigualdades entre hombre y mujer.
Una cantidad que consideran muy inferior a la necesitada, y piden además que se aprueben medidas concretas para prevenir, fomentando la educación desde el colegio así como formando a los especialistas: jueces, médicos y policías.
Encabezada por familiares de víctimas de la violencia conyugal, la marcha reunió a multitud de jóvenes estudiantes, pero también a familias y mayores.
"En Francia antes no se hablaba de estas cosas. Yo me estoy dando cuenta desde el movimiento #MeToo que no he hablado hasta ahora de todo lo que había podido pasarme", dijo a Efe la manifestante Véronique Grontier, de 65 años.
Anne y Fanny, dos jóvenes estudiantes de 14 años, vinieron junto a sus madres, "orgullosas" de haber sumado a sus hijas al movimiento feminista.
"Me afecta pensar que hay mujeres que mueren a manos de sus maridos", comentó Fanny, en cuya pancarta se leía: "La mano para las caricias, no para los golpes".
Entre militantes convencidas y ciudadanas de a pie, destacó la creciente participación de hombres con carteles como "Abajo el patriarcado" o "Crimen pasional = feminicidio", una de las principales críticas que las asociaciones han lanzado a la prensa, donde en muchos diarios aún puede leerse "crimen pasional" para referirse a estos asesinatos.
"Cuando mi hija nació y lo anuncié en mi empresa, mis compañeros me dijeron: 'Las niñas traen muchos problemas'. Ahí comprendí que el sexismo es un problema sistémico donde todos los hombres, incluso aquellos que consideraba buenos tíos, han sido sexistas e incluso violentos", explica Cédric Temple, informático de 39 años.
Llevando a su hija pequeña en brazos, Camille Victorine, de 36 años, decía sentir "haber nacido en otro mundo".
"Cuando yo era pequeña no hablábamos de estas cosas, sufríamos en silencio, y siento que desde #MeToo podemos hablar, porque nos escuchan cada vez más. Esto no termina aquí, pero es una liberación genial. Sufrí mucha violencia cuando era joven y no quiero que eso se reproduzca", añadió Victorine.
La marcha, que recorrió las principales avenidas de París desde la plaza de la Ópera hasta la de Nación, contó además con el apoyo de la mayoría de sindicatos nacionales y partidos de izquierda, y rostros conocidos, como las actrices Léa Drucker y Julie Gayet, o Vincent Trintignant, hermano de la actriz Marie Trintignant, asesinada a golpes por su pareja en 2003.
Por María D. Valderrama