El colegio San José de Santander ha ganado el primer premio del Concurso Internacional de Mejores Prácticas de Inclusión convocado por el Convenio Andrés Bello con su coro "Voces por el Mundo", un proyecto educativo de largo recorrido que demuestra, curso tras curso, que la música une y rompe barreras.

Detrás de este reconocimiento internacional están los 40 niños de 14 nacionalidades distintas que tres veces por semana, cuando suena la campana del recreo, se reúnen para ensayar. Y también la constancia y el entusiasmo de su profesora de música, Marisa Nanclares, quien explica a Efe que el coro les ha ayudado, sobre todo, a sentirse acogidos.

Por eso cuando la dirección del San José, un centro concertado de la Fundación Educere, animó a sus docentes a presentarse al concurso y leyó las bases, lo tuvo claro: el proyecto tenía que ser el coro.

Marisa Nanclares acaba de volver de Panamá de recoger el premio, que ha sido entregado durante los actos de 50 aniversario del Convenio Andrés Bello, una organización intergubernamental, de la que forma parte España junto a otros nueve países, cuyo objetivo es fomentar la integración educativa, científica, tecnológica y cultural en el ámbito iberoamericano.

En Panamá ha tenido la oportunidad, además, de compartir experiencias con el resto de los docentes y centros premiados, entre ellos otro colegio español, Salesianos de Cartagena (Murcia) que ha logrado el tercer premio, también en la categoría de instituciones educativas, mientras que el segundo ha viajado a Ecuador.

Cuenta que el coro del colegio nació hace más de 15 años y en sus inicios estaba formado por un grupo de alumnos y profesores aficionados a la música. Pero fue evolucionando con los tiempos, sobre todo a partir del curso de 2012, con la llegada cada vez mayor de alumnos de otros países al centro, y hoy es un reflejo de esa diversidad.

Según explica, uno de los aspectos que más ha gustado en Panamá es que, lejos de ser una iniciativa creada expresamente para participar en un concurso, es un proyecto que ha perdurado en el tiempo.

Incluso algunos antiguos alumnos continúan colaborando, como Carlos, que les acompaña al piano, o Marta, que ya es madre, y recuerda que el coro la aportó "muchísimo" en su adolescencia. "Iba a clase y estaba deseando que tocase la campana para bajar a ensayar", confiesa.

Los niños dicen que formar parte del coro les ha dado autoestima y seguridad en si mismos, apunta la profesora, que recuerda el caso de una alumna que llegó desde otro colegio donde había sufrido acoso escolar y unirse a los ensayos le ayudó a superar esa situación. "Yo la vi integrada, la vi feliz", afirma.

Seguridad y confianza pero también alegría, felicidad, diversión y amistad son las palabras que utilizan sus integrantes cuando hablan de su experiencia en el coro, como la filipina Aaliyah, que lleva siete años en España y se apuntó dos años después de llegar, la moldava Micaela, una de las pocas alumnas de Primaria en "Voces del mundo" o Rosa, de familia peruana pero nacida en España, como Fiorella, de padres ecuatorianos, que asegura que le ha servido para vencer la timidez.

"Mi idea siempre ha sido que sea algo lúdico y voluntario pero, eso sí, el que se comprometa, tiene que ser responsable y venir a los ensayos. Aunque no hace falta ir detrás de ellos, están motivados", apostilla Marisa Nanclares, que no busca tanto la calidad o el virtuosismo vocal, aunque se trabaje para que las canciones "queden bien", como esos otros valores que contribuyen al desarrollo emocional del alumno.

Empezaron actuando en ocasiones especiales en el colegio pero ya han cantado en el Palacio de Festivales, en centros de atención social, en galas solidarias o en actos como los del Día Internacional de la Salud Mental, donde se les unió el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, que no dudó en acompañarles con su voz en "Viento del norte".

Lola Camús