En 1982, un monumento gigantesco se levantó en Kiev para conmemorar el 60 aniversario de la URSS. A orillas del río Dnieper, en el centro de la capital ucraniana, se erigió un gran arco de titanio con un diámetro de 50 metros y una altura de 35. A sus pies, una estela de granito y dos figuras de bronce de ocho metros de alto sobre un pedestal que representaban a un trabajador ucraniano y otro ruso. Cuarenta años después, los dos gigantes de bronce han sido desmantelados por las autoridades ucranianas, una alegoría de la destrucción total de la "amistad" entre los dos países que, desde el fin de la URSS y tras el reconocimiento de la independencia de Ucrania, han tenido una relación convulsa que ha desembocado en la invasión rusa del país.