Como en tantos otros pueblos andinos de Perú, hasta mediados de los años 90 las familias campesinas de Chovinillo, en el centro del país, jamás habían recibido la visita de un profesional sanitario. De ahí la sorpresa de Gloria Basilio al ver cómo dos enfermeras se presentaban en su casa. Acudieron hasta en tres ocasiones y no precisamente para interesarse por su salud, sino para convencerla de que se sometiera a una ligadura de trompas para no tener más hijos. "¿Qué futuro vas a dar a los que ya tienes siendo campesina?", le repetían.