El escándalo del vacunatorio VIP para los amigos del poder, montado en el Ministerio de Salud argentino, sacude a una sociedad preocupada por la escasez de vacunas y la falta de perspectiva de conseguir más dosis a corto plazo.
Para el Gobierno, en el que pujan las fuerzas del peronismo tradicional que respalda al presidente Alberto Fernández y el kirchnerismo de la poderosa vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, el escándalo ha supuesto una complicación adicional a los problemas de gestión y una nueva ocasión para las fricciones internas.