Las sanciones seguramente no hagan mucho daño a régimen de Vladímir Putin. Pero manda un mensaje político claro: la Unión Europea y Estados Unidos van de la mano en su censura al Gobierno ruso y a sus violaciones de los derechos humanos, incluido el proceso judicial que ha terminado con el opositor Alexei Navalni en prisión, junto con cientos de manifestantes de la oposición.
La tensión entre Bruselas y Moscú marcó su pico con la visita del jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, a la que siguieron sendas expulsiones de diplomáticos en Moscú y, después, en Suecia, Alemania y Polonia.