La vuelta, desde este lunes, a la actividad de los sectores industriales no esenciales y de la construcción ha generado un aumento del tráfico de vehículos particulares por las carreteras que, en el caso de sufrir un siniestro, podría conllevar un quebradero de cabeza para el conductor.
Bien porque exista una mala comunicación hasta el centro de trabajo o bien porque se siga la recomendación del Gobierno para evitar contagios en el transporte público, son muchos los que tienen que recurrir a su vehículo privado.
Si sufren un siniestro serán atendidos con normalidad por una grúa -su actividad no se ha visto limitada por ser considerada esencial-, pero se van a encontrar con que su taller de confianza está cerrado.
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