El turístico y paradisíaco archipiélago de Fernando de Noronha, el mayor de Brasil con 21 islas en el Atlántico, redujo a cero los contagios por el nuevo coronavirus y comenzó este lunes a flexibilizar las medidas de aislamiento para el retorno gradual de su reapertura económica.
Las alertas se encendieron en Fernando de Noronha cuando 30 personas de los poco más de 3.000 habitantes dieron positivo en las pruebas para detectar la COVID-19 y el archipiélago se convirtió así en uno de los primeros lugares de Brasil en decretar medidas rígidas de aislamiento social e interrupción de algunas actividades.
En su más reciente boletín epidemiológico, divulgado el domingo por la Administración de Fernando de Noronha, que por jurisdicción pertenece al estado de Pernambuco (noreste), el archipiélago reportó que los 21 casos que estaban bajo sospecha fueron descartados.
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