El Gobierno de coalición ultraderechista de Giorgia Meloni ya no disimula los serios impedimentos de acceso a los 16.500 millones de euros del cheque al portador dispuesto por Bruselas para su envío a Roma. Probablemente lo obtengan, admiten fuentes de Bruselas, con “cierto retraso”, pero será el último gesto de buena voluntad del Ejecutivo de Ursula von der Leyen a Italia antes de empezar a poner ruedas de molino en una inyección de pagos pendiente por valor de 90.000 millones de euros.
El país trasalpino se vio beneficiado por los fondos Next Generation forjados a golpe de cincel por el club comunitario para hacer frente a la Gran Pandemia en 2020 con la pertinente resistencia de los contribuyentes netos de la UE.
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