Este modelo de "burbuja sanitaria" es el que se puso en marcha durante el concierto que celebraron Love Of Lesbian en el Palau Sant Jordi el pasado 27 de marzo. Una prueba piloto en la que participaron 4.592 asistentes, de los que solo 6 dieron positivo por coronavirus en los 14 días posteriores al acto, descartando además su contagio durante el concierto. El evento fue impulsado, precisamente, por los cinco grandes festivales catalanes: Primavera Sound, Sónar, Crüilla, VIDA y Canet Rock. Estos tres últimos volverán a abrir sus puertas este verano siguiendo el mismo protocolo que el concierto, supervisado por científicos de la Fundació Lluita contra la Sida (del Hospital Germans Trias i Pujol).
En el caso de Crüilla se celebrará del 8 al 10 de julio en el Parc Forum de Barcelona, con artistas como IZAL o Two Door Cinema Club. Tendrá un aforo de 25.000 personas sin ninguna limitación de movimientos, ni distancia física. Eso sí; con test de antígenos a las puertas del recinto y mascarillas FFP2 que facilitará la organización. "Una pequeña gran locura", en palabras de su director Jordi Herreruela, pero también una experiencia pionera en Europa que han decidido llevar a cabo por tres razones: "La primera es el acompañamiento de la comunidad científica. La segunda es que las autoridades (la Conselleria de Cultura de la Generalitat de Catalunya) nos apoyan y nos autorizan a hacerlo. Y la tercera es muy vital: no bajar los brazos. Casi 4.000 personas trabajan durante los tres días del festival, muchos de ellos autónomos que se dedican a los eventos. No podemos perder otro año".
Sin embargo, Primavera Sound ha decidido posponer su próxima edición para el año 2022. Ya ha anunciado su espectacular cartel que se extenderá durante dos semanas, con artistas como Dua Lipa, Nick Cave o The Strokes. Su jefe de prensa, Joan Pons, lo explica: "A nosotros concretamente la experiencia del Palau nos sirvió para darnos cuenta de que este año no podíamos hacer el festival. Trabajamos con artistas de diferentes partes del mundo y la logística sencillamente no hubiese sido posible. No hubiese sido el festival que queríamos hacer. Vimos que este año era muy complicado hacer algo con lo que estuviéramos satisfechos. Cancelamos por responsabilidad con nuestro público".
No obstante, Pons valora de forma muy satisfactoria tanto la prueba del Palau Sant Jordi como la que realizaron meses antes con el grupo Mujeres en la Sala Apolo: "Es una solución no solo para festivales de música, también para ferias, acontecimientos deportivos o incluso discotecas, que para nosotros forman una parte importante del tejido cultural de una ciudad". Por otra parte, Primavera Sound continúa este verano con la programación del ciclo de conciertos al aire libre Nits del Forum, que ya inauguró el año pasado.
Por toda la geografía española, gran parte de esas citas musicales multitudinarias se están convirtiendo en ciclos de varios días (o incluso semanas). Eso se está viendo, por ejemplo en Madrid con Tomavistas Extra, un ciclo de once conciertos de artistas como La Bien Querida o Novedades Carminha. "Se está haciendo de diferentes maneras, pero se está haciendo en todas partes. Ya el año pasado hubo conciertos, nosotros organizamos cinco" cuenta Imaru Aledo, directora de marketing del festival, "pero para hacer algo que involucre realizar pruebas masivas hay que tener muchísimo músculo económico y grandes infraestructuras".
También ocurre lo mismo con Monkey Weekend, en la localidad gaditana de El Puerto de Santa María, que adapta también su formato a las circunstancias. "En el sector somos optimistas, comenta el responsable del festival Tali Carreto, empieza a abrirse la posibilidad de cambios de aforo, en algunos casos se permite incluso la pista de baile, lo cual es ya muy esperanzador. Hay que pensar que para cualquier promotor el público sentado no solo limita la taquilla, sino también supone gastos adicionales de mobiliario. Esperamos que para el Monkey Week de noviembre ya podamos ver conciertos como los de antes. Ojalá".
Otro de los festivales más populares de la península anunció la semana pasada nuevas fechas. Pese a haber cancelado su edición de 2021 el pasado 18 de marzo, Sonorama Ribera volverá a llenar de conciertos la localidad burgalesa de Aranda del Duero el 12, 13 y 14 de agosto de 2021. "Es nuestro 25 aniversario y no podemos estar otro año sin hacer el festival", dice Javier Ajenjo, su director. Este festival apuesta por un aforo más reducido, siendo 5.000 personas las que podrán disfrutar del festival este año. "Más allá de los 8 millones con los que el festival repercute a Aranda, aquí hay un factor emocional. Estamos viviendo una situación muy extraña y tenemos que recuperar la fe en la cultura y en la industria musical".
Su intención es poder tener prácticamente todos los cabezas de cartel que tenían previstos para el 2020. Con respecto al protocolo que seguirán estos conciertos, Ajenjo apuesta también por una burbuja sanitaria: "Vamos a contar con un protocolo de actuación diseñado por el Doctor Santiago Moreno del Hospital Ramón y Cajal. Estamos viendo cómo imputar el coste de los tests, hablando con patrocinadores, farmacéuticas…nosotros generamos anualmente 1.200 puestos de trabajo, no nos podemos permitir estar otro año en esta situación, la industria cultural no se lo puede permitir, así que cualquier oportunidad tenemos que aprovecharla".
Volver a la vida. Volver a bailar. Volver a poder relacionarte con gente desconocida sin tener miedo. Eso es lo que propone la vuelta de los grandes festivales en 2021. Pero sobretodo propone la posibilidad de reactivar un sector que incluye a miles de trabajadores (managers, bookers, técnicos, runners…), que llevan mucho tiempo limitados.