Finalmente, la artista descuelga el teléfono entre risas, habladora. Ese será el tono general de la conversación porque Serrat es generosa en las respuestas. Su recién publicado trabajo ha recogido en pocas semanas una buena ristra de reconocimientos: puesto 31 de la lista oficial de discos más vendidos en España (Promusicae), 24 en la lista oficial de discos más vendidos en Inglaterra o la nota de 9 sobre 10 que le ha otorgado la revista Uncut.

Su género es el folk americano con incursiones en el pop que da lugar a una atmósfera un tanto onírica. Las letras son introspectivas y muchas veces tristes. Una lectura literal haría pensar que tratan sobre un amor que termina. “En ellas planea la duda sobre una relación, sobre escoger un nuevo inicio o no. Una vida con mi pareja lejos de una realidad que había vivido y que conocía. Pero no hay ninguna ruptura, solo se plantea en un momento de crisis personal muy importante”, explica. 

El álbum está concebido como un ente global, con un inicio y un final. “No entiendo la música de otra forma. Pero para mí tiene sentido el conjunto de una obra. Los discos son fotografías, representaciones de momentos. Cada uno refleja y representa una época muy concreta de mi vida”, expone y sigue explicando que: “Las canciones tienen un sentido entre ellas, también sonoro. No es casual que empiece con Easy y acabe con Wild Beast. Le estoy pidiendo al oyente una predisposición y la primera es ese pequeño peaje que tienes que pagar para adentrarte en el disco”.

Hardcore from the Heart se grabó en Denton (Texas), en el estudio de Ted Young, que también ha trabajado con otros nombres afamados como Sonic Youth o Kurt Vile. El anterior se hizo en Dripping Springs, lugar que también le da título, pero para este decidió cambiar de sitio para no estropear sus recuerdos. Afirma que: “fui tan feliz allí y fue todo tan mágico que sabía que si regresaba sería como un segundo capítulo. Me gusta citar a Pavese porque tiene una frase en su libro La playa que dice: ‘no hay lugar menos habitable que aquel en el que has sido feliz’ y me viene como anillo al dedo”.

Después de Dripping Springs se instaló en un pequeño pueblo de Catalunya, su tierra de origen. “Decidí con mi pareja que queríamos un cambio de vida. Pero no fue fácil integrarme. En realidad en ningún sitio estaba bien y tenía la necesidad constante de estar de gira porque al final es el único lugar en el que sientes que tienes un control. Es como si tu vida se parase, no tienes que tomar ninguna decisión, es como una vida paralela. Además, coincides con otros músicos que siempre tienen cuestiones pendientes. Estamos todos igual”, comenta entre risas.

“Mientras esperaba a que saliera el disco, [la pandemia trastocó el calendario] tuve tiempo para reflexionar y me di cuenta de que lanzaba otro mensaje en el que no reparé cuando estaba trabajando en él. Cuando tienes veinte años parece que todo es posible pero en los treinta y pico ves que hay cosas que ya no vas a hacer en tu vida a menos que haya un giro inesperado”, sostiene y añade que: “Está muy bien tener sueños, pero para hacerlos realidad se requieren muchas cosas. Igual no va a ser tan fácil y a lo mejor ya es hora de pasar a un plano más realista aunque seamos ambiciosos”.

El álbum comparte título con un libro de la sexóloga y ex actriz porno Annie Sprinkle. “Me encontré con una cita que básicamente habla de que la pornografía es un espejo en el que nos podemos reflejar y veremos cosas que probablemente nos harán sentir muy incómodos. Pero es una maravillosa oportunidad para adentrarnos y acercarnos a la verdad”, declara. La suya fue una pornografía pero emocional, que le hizo ponerse frente a sus sentimientos. De ahí la relación que establece entre ambos trabajos. “El libro me interpeló y supe que ese tenía que ser el título del disco”, explica a elDiario.es.

Joana Serrat comenzó autoeditándose en 2012 y actualmente tiene su propio sello junto a David Giménez, Great Canyon. “Lo montamos por una necesidad de encontrar y de crear una escena en la que sentirnos identificados. Y una forma de trabajar según la idea que nosotros tenemos de lo que tiene que ser la industria. Al final, como en tantísimas cuestiones, en esta industria lo musical puede ser incluso residual. A nosotros nos gusta acompañar al artista, estar presentes en la medida que ellos quieran en su proceso de creación. Desde las primeras maquetas o audios que te mandan con el móvil hasta el producto final, que es cuando ya tienes el CD en físico”, argumenta.

Especifica que no se puede quejar de su propia trayectoria. Poco después de autoeditar The Relief Sessions, El Segell del Primavera [el sello de Primavera Sound] se fijó en ella. En 2014 publicó bajo su manto Dear Great Canyon y en 2016 Cross The Verge, para el que contó también con la discográfica inglesa Loose. En esa época empezó a acariciar la idea de crear su propia empresa y Dripping Springs (2017) y Hardcore From The Heart (2021) ya salieron con su propio sello y Loose.

El pasado 3 de julio tocó en Llucmajor (Mallorca) y durante los próximos meses tiene programados conciertos que la llevarán por parte de España y de Suecia si la inestabilidad de la pandemia no trastoca los planes. La escena musical ha vivido grandes altibajos y ha cambiado muchas cosas, incluso los carteles de los festivales. Aquellas iniciativas para fomentar la paridad, que en muchos casos se anunciaron a bombo y platillo, parecen haber quedado en un segundo (o tercer) plano.

“Me parece que están muy bien y tienen que hacerse porque no todos salimos de la misma casilla de salida, hay unos que parten de la -10 y otros de la 15”, sostiene pero asimismo declara que: “también me cabreo porque al final son estrategias de marketing. La gente se tiene que creer esas iniciativas de verdad. Hace dos o tres años todo el mundo hablaba de la paridad, pero viene una pandemia y nadie se acuerda de las mujeres ¿No sacábamos todos pecho porque éramos tan modernos y tan guays? Pues ahora no lo veo”.

Confiesa que ella no tiene las respuestas porque no es una experta pero piensa que: “todos tenemos que reeducarnos con una visión de género. Constantemente estás siendo víctima del sistema y cualquier decisión o iniciativa que tomes siempre se te puede criticar, hay observaciones que no carecen de sentido. Pero me gustaría que las personas que están al mando tanto de salas como de circuitos o de festivales fueran más conscientes. Y que, por otro lado, la administración, que es quien subvenciona y da ayudas a una parte importante, se lo exigiera. Si no ¿de qué sirve hacer una campaña si al final no la acabas cumpliendo?”.