Esta fórmula, con arraigo en capitales europeas como Londres, Berlín o Lisboa, se esperaba con ansia en Oviedo, donde hacía más falta que nunca para canalizar los anhelos culturales y ociosos de la ciudad y materializarlos en un punto de referencia para el talento underground del Principado. "Aquí hay muchísima gente moviéndose y pueden pasar muchas cosas", apunta Baumann. Con esta premisa nace en julio Kuivi Pop Up.

"Esto no es un festival. Es un parque urbano cultural", aclara Baumman. "Kuivi Pop Up es una solución temporal a un problema urbanístico, social y medioambiental". Y así lo defiende su manifiesto. En el céntrico barrio de San Lázaro, el lugar donde se ubicaba hace una década el instituto de la zona, se había convertido en un solar abandonado de 4.000 metros cuadrados repleto de escombros y matorrales donde nadie quería ni acercarse. "Decían que de aquí salían ratas", añade el portavoz de la empresa de promoción cultural, Kuivi Visión SL., que ahora mismo desarrolla el cambio de uso temporal de esta zona hasta que se urbanice.

Mientras tanto, reciben a vecinos y foráneos que acuden por centenares a este recinto al aire libre donde la entrada es gratuita y donde los contenedores marítimos acogen puestos de restauración y moda, las luces colgando de los postes iluminan las tardes y los grafitis y murales decoran las antiguas paredes del patio. Una gran terraza es el lugar donde se come, se bebe, se charla y se ríe. Todo esto se hace en familia, con amigos, en pareja, con mascota y con niños. Las instalaciones cuentan además con una zona donde los más pequeños se divierten jugando vigilados por un cuidador y una platea formada por palets de madera donde se agrupan los amantes de la música al atardecer. 

¿El objetivo del Kuivi? "Que todos sientan suyo el espacio", explica Pablo Fernández, encargado de la programación musical del Kuivi Pop Up. Hablamos del plato fuerte de este proyecto, pero no del único, ya que aquí tienen lugar más de un centenar de actividades gastronómicas, culturales y de ocio, desde proyecciones de cine independiente a clases grupales de zumba y talleres infantiles en horario diurno. El parque abrió sus puertas hace un mes en Oviedo y las cerrará el próximo 21 de septiembre. Sin embargo, el éxito cosechado hasta ahora indica que el Kuivi Pop Up está lejos de morir.

Desde el R&B de Tito Ramírez a un vermú dominguero con Romero Martín; una sesión de Les Greques y los ritmos latinos de Ortiga, a un concierto de rap de Ácida entre un carrusel de estilos y artistas donde tienen presencia el rock, el heavy metal y el indie. "Tratamos de hacer una programación lo más transversal posible en la que cualquiera se pueda sentir identificado", explica Pablo Fernández.

"En estos dos meses vamos a probar más de cien conciertos", comenta Carlos Baumann. "Muchos grupos locales llevan dos años sin tocar y agradecen que reconquistemos estos lugares para la cultura. La escena musical de Asturias es muy buena y así pueden mostrar su trabajo", concluye el promotor.

Otro de los objetivos del Kuivi es que la gente venga independientemente de la música que vaya a haber. Y lo están consiguiendo. "Está pasando mucha más gente de la que pensábamos", apunta Baumann. Durante los 10 primeros días de apertura del parque asistieron más de 7.000 personas para disfrutar de esta oferta de ocio responsable, ya que en todo momento se respeta el aforo máximo autoimpuesto de 700 asistentes, además de los protocolos sanitarios establecidos.

"El verano en Oviedo es una época de máxima ocupación hotelera, pero siempre se ha renunciado a este tipo de oportunidades", añade Carlos Baumann. El parque urbano cultural es el último proyecto de la empresa Kuivi Visión SL que cuenta con la colaboración de la Fundación Municipal de Cultura de Oviedo con la contratación de las bandas además del Grupo Mahou-San Miguel y algunos restaurantes locales que han querido establecer su sede en uno de los contenedores.  

Barra Brava, Conrad´s Bar, La Raposa, Goce Realfood, Esnalar y Fardel han sido las primeras casas en trasladar su propuesta gastronómica al universo Kuivi Pop Up. Como la propuesta musical, la gastronómica sigue la línea de esta iniciativa donde la diversidad es una máxima para atraer a un público que engloba todas las edades y preferencias. "Es como la vida en el barrio", explica Pablo Fernández, "donde todos nos toleramos y respetamos, aunque nos gusten cosas distintas. Queríamos jugar a eso". De momento, "la premisa se cumple", como asegura Baumann. "Creemos que el relato de este proyecto tiene vigencia independiente del sitio".