Aunque en el fondo lo fuera, y todo el mundo reconocía en la historia que habían dirigido Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez a la banda que revolucionó la música española, había en la propuesta de los cineastas una voluntad por volar libre. Por, a partir de los mimbres reales, crear una obra personal que no se ataba a las normas de los biopics musicales y que prefería ser una mirada a la amistad, a la toxicidad y a las masculinidades.
A pesar de que no fuera sobre Los Planetas, había una misión complicada: elegir a los actores que hicieran de los trasuntos de Jota y Florent, los miembros de la banda y protagonistas del filme aunque en la película nunca se mencionen esos nombres y sean siempre ‘El cantante’ y ‘El guitarrista’. Tras un casting extenso los elegidos fueron Daniel Ibáñez y Cristalino, que debuta en la interpretación con esta película.
Entre ellos se produjo la magia, y esa amistad que se ve en la pantalla se trasladó a la realidad. La prueba está en el emocionante vídeo cuando ambos escuchan la nominación a Actor revelación en los premios Goya. Los dos sonaban entre los favoritos y el nombre de Cristalino sonó primero. El instinto le pedía celebrarlo, pero se contuvo y esperó a que dijeran el de su compañero para convertir la alegría en algo colectivo que ahora esperan culminar en la gala de Granada el próximo sábado.
¿Cómo están llevando la nominación?
Daniel Ibáñez: Con nervios y con un poco de incredulidad también. No sé tú, pero en mi caso, con la sensación de que esto todavía no ha llegado a pasar del todo y que es un encuentro más, que te vas a juntar con tus amigos. Sin percibirlo todavía con la magnitud que tiene realmente.
Cristalino: Sí, a mí me pasa que a veces cuando me echo la siesta tengo momentos como oníricos. Me suele pasar de siempre, es como un momento inspirador para mí. Por lo que sea. Y entonces a veces en estos días me he levantado como con esa idea de los Goya.
Lo de compartir la nominación cómo ha sido, vi el video de la lectura de las nominaciones, que era superbonito porque cuando leyeron el nombre de uno, esperó a que dijeran el del otro para celebrarlo, ¿ayuda estar acompañado en este viaje?
C: Yo creo que si no hubiéramos estado los dos habría sido muy raro para nosotros. Es verdad que quizás suena pretencioso el esperar que estuviéramos los dos, porque ya es difícil que esté uno, pero el sueño era estar los dos. Lo que ha pasado es lo mejor que podía pasar para nosotros y fue muy bonito.
D.I: Para mí te define mucho la persona que es Cristalino, porque en el vídeo se ve perfectamente que cuando le nombran a él tiene una alegría contenida. Eso es precioso. Eso te demuestra que es una persona a la que le puedes pedir dinero porque te vas a poder fiar de él, que no va a fallarte. Al menos no por voluntad propia, y eso es increíble. La verdad, fue muy bonito poder reunirnos en la habitación del hotel, vivirlo todos juntos. Fue una pasada.
Además, establece como un diálogo muy bonito con la película, porque al final es una película sobre la amistad, ¿se ha trasladado a la realidad lo que se ve en la película?
D.I: Ha permeado absolutamente. Creo que la película ha logrado lo que se proponía. En el fondo va de eso. La gente dirá que es que Los Planetas… pero es que no va de eso la película, va de la amistad, de los lazos, de la creación, de la destrucción también. Y creo que en nuestro caso se ha demostrado que eso se ha trasladado fuera de la pantalla y ha sido de lo más bonito, en mi opinión, de lo que ha pasado, haber tenido una amistad muy fuerte y muy poco predecible.
Isaki Lacuesta decía en las entrevistas que esto era un Brokeback Mountain de dos músicos, era una especie de boutade, pero también tenía algo de reivindicar cualquier amistad como una relación de amor.
C: Para mí no debería interpretarse como Brokeback Mountain, sino como un cariño, una cosa que debería estar mucho más presente ahora que se habla de las nuevas masculinidades, y es que entre los hombres nos demos el cariño que nos apetezca darnos y que no se vea como algo sexual.
La película habla de eso, está esa escena preciosa donde no sabes si esos amigos se quieren abrazar o pegar porque no saben cómo expresarlo, ¿creen que hay que reivindicar lo que ha dicho, la ternura, ese abrazarse y acompañarse?
D.I: Uno de los males de la humanidad es la incomunicación. Esa imposibilidad de transmitirle al otro cómo tú le quieres. Creo que en la película eso se ve muy claro, son dos seres completamente ajenos al otro y a la vez muy pegados. Por lo tanto, eso genera una impotencia y una sensación de que se tienen que comunicar de alguna manera, y va a ser a través de la música. Es muy bonito en la película ver que de repente una mirada, o un gesto, o no subrayar determinadas cosas de una determinada manera, es mucho más fructífero a la hora de que a alguien le pueda llegar algo más sutil.
Esta película tiene a un músico que se convierte en actor y a un actor que canta en la película, ¿cómo se han ayudado en ese proceso?, ¿se han sentido en mundos que les eran, a priori, ajenos?
C: Es que yo creo que esa ilusión que teníamos, nuestro bagaje artístico y nuestra forma de entender las cosas, hizo que todo se diera de forma muy natural. Él me ayudó un montón como actor, y yo creo que eso se lo dan también tus tablas y cómo tú eres. Él me transmitió una sensación de calma, de serenidad, de juego. Y claro, yo me lo tomé así. Quizás si hubiera estado al lado con un actor que estaba nervioso, que estaba tenso… pero él me dio esa relajación, esa sensación de juego. Y yo creo que con la música pasaría igual.
D.I: Muy parecido. Yo me lo tomé todo el rato como un juego. Al final iba a ensayar, que yo no ensayaba desde hacía años con ningún grupo y mucho menos teniendo que cantar, y es algo que también me ha gustado mucho, la experiencia de cantar de una determinada manera. Nos hemos ayudado. Ha sido muy recíproco. Todos en realidad, la banda. Nos hemos ayudado a que el otro estuviera un poco mejor en lo que estaba haciendo y ha sido un clima de juego. Isaki también es así. Es una persona que siempre lo he dicho porque lo considero una gran virtud, que es que piensa mucho en rodaje y tiene una calma absoluta y da la sensación de estar ajeno al mundo.
Imagino que eso se disfruta como artistas, el que tenga algo de juego, de lúdico.
D.I: Es que eso es que lo es. En inglés se dice 'to play', pero no por nada, sino porque al final tiene que ser un juego. Es como si niños jugaran a los piratas. En este caso, yo creo que eso ha sido así. En esta película nos lo hemos pasado muy bien. Esa es la realidad y creo que eso en parte se ve. Hay algo que se traspasa. Estás viendo a personas que se quieren. También pasándolo muy bien y pudiendo contar esta historia desde este lado. No forzado. O intentando que no sea forzado.
Imagino que no todos los rodajes son así, ¿han pensado qué hubiera sido si no se hubieran encontrado con un Cristalino al lado?, ¿o con un Daniel Ibáñez al lado?
C: Yo no me lo había preguntado.
D.I: Yo sí me lo he preguntado, porque he tenido algunas experiencias más de rodaje donde no siempre se da lo que se da en Segundo premio, ni mucho menos. Además, yo vivía en Granada, si no me hubiera llevado bien con él hubiera sido un infierno, hubiera sido otra cosa completamente diferente.
El viaje con Segundo premio ha sido muy largo, se estrena en Málaga hace casi un año, ¿les da pena que acabe o hay ganas de poner el lazo ya?
C: Llevamos un año desde lo de Málaga de tantas emociones y tantas cosas que cada una supera a la anterior, y ahora toda esta recta final, que yo creo que después tendremos un poco de resaca emocional y tendremos una etapa de tristeza o luto.
D.I: Va a haber luto, va a haber luto. Desde aquí a mis amigos les diré que yo no puedo celebrar más.
Creo que todavía queda la celebración en Granada.
D.I: Digo después de eso. A las cosas hay que darle una clausura. Yo estoy de acuerdo con Fran (Cristalino), claro que lo va a haber. Da pena, pero sé que nos vamos a seguir viendo porque yo no voy a dejar que eso no suceda. Respecto a la película… No sabemos, a lo mejor no se acaba aquí. Nunca se sabe.
Los Planetas es un grupo tan poco oficialista que si hubieran reivindicado 'Segundo Premio', si hubieran dicho sí, 'esta es nuestra película oficial', hubiera sido muy raro
Cristalino, como músico de Granada, cómo se siente de que una película sobre Los Planetas haya llegado hasta Hollywood.
C: Me hace sentir muy orgulloso. Un orgullo propio de pensar qué bien que el arte de Granada, que siempre se ha reconocido en la historia, y el pop del que Los Planetas es uno de esos grupos referentes, haya tenido ese impacto y esté ahí poniendo en el mapa todo esto.
Daniel, se lo habrán preguntado mil veces, ¿cómo logró el acento granaíno?
D.I: Pues eso fue una IA que me pusieron... [risas]. No. Con mucha ayuda por su parte. Por desgracia, en esta película se retrasó el rodaje, y a los productores le vino muy mal, pero a mí me sirvió para empaparme un poco. Yo me empeciné mucho con eso. Empecé hablando un granaíno muy macarrónico, muy estúpido, y yo no quería sentirme estúpido y dije “vale, tengo que empezar desde ya, porque si no va a haber un salto tan gordo que no me va a permitir nunca tomarme en serio”. Empecé desde muy pronto, él me ayudó y hubo un momento que ya no se dieron cuenta y ahí dije, “vale, me estoy más o menos camuflando”.
C: El primer día habló con su acento, con el que ha recuperado ahora, y ya a partir del segundo día que nos vimos ya intentó todo el rato ir haciéndose granaíno poco a poco.
Ser granaíno no es solo el acento, es un poco más. Hay una actitud.
D.I: Pero se retroalimenta un poco la forma de expresarse con la forma de ser. A mí en la composición me ha ayudado muchísimo. Luego hubo gente como Mafo, el batería, que ya directamente no se creía que este de ahora fuera mi acento, no me tomaba en serio.
C: Cuando meses después yo volví a escucharle hablar así, a mí me sonaba forzado, me sonaba falso. Pensaba, pero si tú no hablas así.
¿Ha sido Cristalino un profesor severo con el acento? Porque muchas veces la gente al hacerlo cae en el chiste, en la parodia.
C: No, porque lo fue pillando muy bien. Si veíamos alguna cosa que no estaba bien se lo decíamos.
D.I: Yo intenté hacerlo de una manera muy sutil y muy imbricada con lo que estábamos haciendo. Pero claro, al volver a tu acento te sientes un impostor, es obvio. Y ver a Cristalino, mirándote fijamente, con los ojos abiertos, pensando, escrutando si eres tú o no eres tú. Es muy peligroso. Es muy difícil volver a sentirte tú en un grupo donde nunca has tenido ese acento. Yo me sentiría rarísimo, le diría “tú eres un pijo, no vuelvas a poner ese acento”. Que eso me lo dijo Mafo, me dijo, “deja de hacerlo”, y le dije, “no puedo dejar de hacerlo, es mi forma de ser, lo siento, ya no me quieres”.
¿Hubo alguna intención de conocer a Jota y Florent?, ¿habéis coincidido con ellos?
C: Hubo un poco una separación ahí, precisamente por hacer una peli libre y no tener demasiada influencia activa de ellos. Podríamos haber quedado con ellos para hablar, para conocerlos más en profundidad, pero yo creo que Isaki quería que tiráramos más de esa idea más arquetípica de los músicos, de lo que sabemos a través de sus canciones, de su historia, de lo que hay escrito sobre ellos, las entrevistas, las actuaciones… Y eso es lo que ha resultado finalmente.
D.I: A mí directamente Cristóbal [el productor] me prohibió que viera a Jota. No me lo prohibió, pero me lo recomendó en extremo. Isaki tenía menos problemas, pero pensaba que era absurdo, porque el Jota del presente no era una representación verosímil de lo que yo tenía que hacer en ningún caso y la esencia no la iba a captar de la misma manera. Yo me lo encontré de casualidad en un Record Store Day en Granada, en el Bora-bora, y hubo sus bromas, sus más y sus menos. Me dijo, “¿así que tú vas a hacer de mí?”, y yo le dije, “sí”, y me respondió, “pero mucho más guapo, ¿no?”, y ahí ya me dejó planchado. Pensé, bueno, está bromeando así que estará a gusto. Le dije, “no, hombre, más joven”, y ya se calló y hubo un silencio que a mí se me hizo eterno. A partir de ahí nos vimos alguna vez con una relación cordial, pero fue una relación más distante.
¿Sentían presión? Al final es uno de los grupos más importantes de la música española.
C: Yo no la sentí tanto, precisamente por el tipo de grupo que es, que ha sido tan libre siempre. Yo entendía que si hacíamos una verdadera obra de arte tenía que ser libre. En el fondo pensaba que les iba a gustar más que fuera libre, aunque ellos no se reconocieran ahí. Entonces yo tenía esa tranquilidad de que la gente con la que estábamos en la película, con Isaki iban a ir por esa línea y que al final, aunque no les gustara porque no se identificaran, al menos no les iba a dar vergüenza, digamos. No iba a ser algo que repudiaran de una forma activa.
D.I: Aparte que es un grupo tan poco oficialista que si hubieran dicho “es que esto no fue así para nada”, les invitaríamos a decir, “cómo fue”. O al revés, si ellos mismos la hubieran reivindicado, si hubieran dicho sí, esta es nuestra película oficial, hubiera sido muy raro. Yo estoy de acuerdo con Cristalino en que esa es la manera de enfocarlo. Hay que desprenderse un poco de la figura fundacional.
Vídeo de la entrevista completaVídeo: Javier Cáceres y Lourdes Jiménez