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Josephine Quinn, historiadora: "Hablar de civilizaciones es una forma artificial de pensar sobre el mundo"

La historia europea es más compleja y más interesante que una simple evolución de la cultura greco-romana, como cuenta en su último libro, Cómo el mundo creó Occidente, recién publicado en español.

La catedrática de historia antigua, especialista en griegos, romanos y fenicios, se acaba de mudar a la Universidad de Cambridge después de más de dos décadas en la de Oxford. Cuando llegó a principios de año, heredó un curso sobre imperios antiguos, que solo incluía los clásicos, y ahora lo ha ampliado en colaboración con sus colegas para incluir el chino, el indio o el persa.

Hace un par de semanas, recibió los comentarios al final del trimestre y le alegró que los estudiantes destacaran que habían disfrutado estudiando en particular la historia comparada de China y Roma. Su manera de enfocar las clases ha cambiado tras una carrera de estudio de la historia del Mediterráneo como una realidad compleja y variada, como cuenta en su libro. El ensayo relata 4.000 años de historia a través de las conexiones entre comunidades y pueblos distantes que muestran cuánto de Oriente Próximo, India o China ha estado siempre entrelazado con lo que hoy llamamos cultura occidental. 

Esta es nuestra conversación, editada por extensión y claridad.

¿Cómo define “Occidente”?

Este es uno de los asuntos centrales del libro. Me refiero a “lo que llamamos Occidente”. Por supuesto, no todos queremos decir lo mismo con esto. Lo he definido de manera amplia como las naciones de Europa occidental y sus colonias en el extranjero, como Estados Unidos y Australia. Cuando la gente habla de Occidente, eso es instintivamente lo que quiere decir.

Es una idea que surge del momento colonial que empieza con la llegada al Atlántico y luego a América de portugueses y españoles, y después de otros marineros europeos. El libro termina en 1500, cuando llegamos a lo que ahora llamamos Occidente, que, por supuesto, nadie llamaba así entonces. “Occidente” es un concepto de la década de 1850 como mínimo. En cierto modo, solo se popularizó en el siglo XX. Pero Occidente es una creación del momento colonial de finales del siglo XV.

¿Por qué el Oeste como idea se percibe como algo positivo y el Este no? Incluso hoy en Europa, a los países de Europa central como Polonia y otros del antiguo bloque comunista se les llama “del Este” y no les gusta por las connotaciones...

Hay dos respuestas, una es contemporánea y la otra es histórica.

La respuesta contemporánea es que hay dos modelos de lo que llamo “pensamiento civilizatorio” en el mundo actual. Uno es el modelo asociado con personas como Putin, Modi y Xi, la idea de una serie de civilizaciones nacionales grandes y separadas, como Rusia, China, India, todas en principio iguales, pero bastante separadas unas de otras.

"Occidente" es un concepto de la década de 1850 como mínimo. En cierto modo, sólo se popularizó en el siglo XX. Pero Occidente es una creación del momento colonial de finales del siglo XV

Luego hay otro modelo competidor, y ese es del que estamos hablando aquí, que es mucho más común en Estados Unidos, Europa Occidental o Israel, que es la idea de Occidente y el resto, donde esencialmente la civilización equivale a la idea de la civilización occidental, y no se opone tanto a otras civilizaciones como a una idea de barbarie en mayor o menor medida. Según este modelo, la civilización de verdad es la civilización occidental. Y dentro de ese tipo de modelo incluiría gran parte de Europa central y oriental. Así Occidente parece lo positivo porque todo el modelo está sesgado hacia eso.

¿Y la respuesta histórica?

El problema al hablar hoy sobre la historia medieval y antigua es que la gente piensa en civilizaciones y esa es una idea moderna. El término en singular de civilización aparece en la década de 1750, pero el término civilizaciones en plural aparece por primera vez en la década de 1820. Solo se popularizó de verdad a finales del siglo XIX. Hablar de civilizaciones es una forma artificial de pensar sobre el mundo.

El punto crucial en relación con su pregunta es que se trata en gran medida de una forma de pensar sobre el mundo que se inventó en Europa occidental. Empieza con intelectuales franceses y escoceses, y luego se extiende al resto de la Europa académica. Al principio, empieza como un concepto neutral, abstracto. No hay ninguna razón por la que la civilización occidental deba ser mejor que cualquier otra civilización. Pero como estas personas escriben en Occidente, todos sus ejemplos y sus ideas sobre la civilización provienen de sus propios mundos. Las civilizaciones consistían entonces en ciudades, leyes, un conjunto de cosas que son distintivas de lo que se conoce como Occidente.

¿Qué falta en el marco del pensamiento que divide el mundo en civilizaciones?

El problema con la idea de civilizaciones es que terminas con una imagen de la sociedad humana como un bosque de árboles donde cada árbol tiene sus propias raíces y ramas. Están en contacto, pero son fundamentalmente entidades separadas. Creo que la historia es mucho más complicada que eso.

Las cosas cambian porque nuevas personas se conocen e intercambian ideas desconocidas. Y eso es lo que realmente crea nuevas ideas, la historia misma. No suceden muchas cosas en una isla sin contacto. La historia se crea por el cambio, y el cambio no puede venir completamente desde dentro.

El problema con la idea de civilizaciones es que terminas con una imagen de la sociedad humana como un bosque de árboles donde cada árbol tiene sus propias raíces y ramas. Están en contacto, pero son entidades separadas. La historia es mucho más complicada que eso

El verdadero problema de pensar en civilizaciones es que crea un mundo donde las civilizaciones están en deuda solo consigo mismas y se desarrollan desde dentro de sí mismas. Y eso es lo que lleva a ideas como que Grecia y Roma son las raíces de la civilización de Europa occidental. Hay versiones de eso en todo el mundo: por ejemplo, el hinduismo como raíz de la civilización india. Nunca es toda la historia. Y tampoco es que no sea así en absoluto.

Lo realmente crucial son las conexiones entre personas y comunidades. Mi idea de la historia es que, en lugar de contar historias de pueblos concretos o lugares, incluso si no los llamamos civilizaciones, es mejor contar las conexiones que conforman la historia como una red.

La historiadora Josephine Quinn La historiadora Josephine Quinn

Ahora que parece que está en crisis, ¿siempre ha existido la globalización?

Sí. Algo clave fue la invención de la navegación marítima. Navegar en mares en lugar de simplemente subir y bajar ríos tuvo un efecto similar a la invención del transporte aéreo. La diferencia que marcaron los veleros fue tan radical como la aviación.

El verdadero problema de pensar en civilizaciones es que crea un mundo donde las civilizaciones están en deuda sólo consigo mismas y se desarrollan desde dentro de sí mismas

¿Y qué deberíamos estudiar más en Europa para comprender mejor de dónde venimos? Usted ha escrito mucho de los fenicios...

Los fenicios son una parte muy subestimada de la historia europea, en especial de la historia mediterránea. Hay tantas cosas que todavía no sabemos... por ejemplo, sobre la España de la Edad del Hierro, porque no entendemos del todo los efectos que el asentamiento fenicio tuvo en España.

Mucho de eso se ha perdido, aunque menos en España que en otros lugares, porque el griego y el latín son lenguas relativamente conocidas y bien estudiadas, pero se ha prestado mucha menos atención al fenicio. Mientras escribía el libro, descubrí que en realidad ha habido mucha selección sobre qué se estudia sobre la propia Europa.

¿Por ejemplo?

La Escandinavia de la Edad del Bronce. Tiene una historia extraordinaria, con industria metalúrgica, conexiones económicas muy avanzadas y viajes de larga distancia... de ahí, las relaciones simbólicas entre Suecia y el Egeo. Puedes ver los mismos símbolos que aparecen en el arte rupestre en Suecia y en pequeños objetos de arte en el Egeo, y en todos los lugares entre medias.

La gente a menudo mira las conexiones entre Europa y Asia occidental, el norte de África, en especial Egipto, Mesopotamia, en busca de cómo ocurrió una especie de milagro en Grecia. Pero nunca miran en otras direcciones hacia el norte y el oeste, porque eso altera la lógica de que la civilización es algo que se mueve de este a oeste... Como si hubiera una infancia en Oriente, una madurez en Grecia y Roma y luego el pleno florecimiento en el Renacimiento en Europa Occidental. Pero esa lógica significa que no puedes mirar a otro tipo de historias dentro de la propia Europa Occidental.

Por ejemplo, las historias del oeste de España, es decir, los extraordinarios mitos que se conservan en los textos romanos sobre las primeras leyendas españolas, con reyes, reinas, ideas y la expansión de la agricultura. Todo es narración, pero nos dice algo sobre las personas que contaron las historias. Debería haber más libros infantiles sobre mitos ibéricos igual que los hay sobre mitos griegos.

¿Hasta qué punto la mirada más reduccionista de la historia antigua es algo anglosajón?

Sucede en escuelas de toda Europa, con la idea de que Grecia y Roma son las raíces de la civilización occidental. El problema es que no se enseña suficiente historia, porque si se enseñara más historia, la gente estaría menos segura de eso.

Debería haber más libros infantiles sobre mitos ibéricos igual que los hay sobre mitos griegos

Es cierto que hay una forma particularmente inglesa de hablar sobre la civilización y las raíces griegas y romanas, pero esa idea fundamental de Grecia y Roma como originaria de Occidente parece haberse filtrado a muchas culturas “occidentales”. Soy una mujer irlandesa, trabajo en el Reino Unido y escribo sobre Europa. No puedo ser más noroccidental. Es por eso que al final decidí escribir el libro sobre cómo el mundo interactuaba con Occidente. Los escritores solo pueden escribir desde sus propias perspectivas.

En su libro cuenta cómo la extrema derecha utiliza la historia griega, en particular de Esparta, cuyos símbolos aparecieron hasta entre los asaltantes del Capitolio. ¿Por qué?

Parte de esto se debe a la falta de educación. Si supieran más sobre Esparta, no la tomarían como un modelo para una verdadera masculinidad estadounidense heterosexual blanca. Algo muy distintivo de Esparta es que trataban a las mujeres mucho mejor que en cualquier otro lugar.

Es algo realmente extraño. Como las ideas sobre el heroísmo de los espartanos en las guerras persas, cuando en realidad lo que pasó fue espantoso. Un general tomó una serie de malas decisiones que llevaron a sus tropas a una masacre. Algunos de los soldados eligieron luchar hasta la muerte en lugar de ser asesinados mientras huían, y esto se ha convertido en una idea de una gran victoria. Y, de hecho, fue una derrota terrible para los espartanos y podría haberse evitado con una planificación mejor.

Si los asaltantes del Capitolio supieran más sobre Esparta, no la tomarían como un modelo para una masculinidad estadounidense heterosexual blanca

Hay una película llamada 300 que se utiliza hasta en las aulas en el Reino Unido. Es completamente absurda. No tiene nada que ver con la historia. A la gente le cuesta distinguir entre ficción, escrita para la taquilla, y la realidad. Se toma la idea de un espartano heroico, una idea militar, muy varonil, y se convierte en una forma de fantasía. Y no tiene nada que ver con la historia que conocemos de Esparta y su gente.

Con la visión que plantea de la historia, ¿deberían los museos organizarse de otra manera?

Los museos se siguen organizando a menudo con la idea de civilizaciones: aquí están las Américas, aquí el antiguo Occidente y Europa. Pero puede haber diferentes soluciones. No creo que todos los museos deban organizarse de una manera particular.

Cuando el Museo Ashmolean de Oxford fue rediseñado, hace unos diez años, hubo una reorganización de la colección. Una de las ideas que funcionó fue la de caminar por el museo como si estuvieras caminando en esos lugares. Tú, el visitante del museo, te conviertes en el vehículo de las relaciones.

Puedes caminar desde Grecia hasta Chipre. Lo ideal habría sido navegar, pero eso habría sido demasiado para el museo... Se trata de un mapa enorme y caminas por todo el Mediterráneo. No funciona del todo por los límites del edificio, pero da una perspectiva diferente de lo que era moverse entre lugares específicos. Creo mucho en la experimentación cuando se trata de museos.

Y hablando de experimentación, ¿la tecnología, como los avances en las pruebas de ADN, ha cambiado las ideas que tenía sobre la historia?

Sí, está cambiando todo el tiempo. Ahora hay un trabajo de ADN antiguo que se está desarrollando en asentamientos asociados con los fenicios en el Mediterráneo central, en el norte de África, Sicilia y el Egeo.

Al observar el ADN antiguo de los entierros en estos lugares, hay muy poco ADN del Levante. No hay duda de que hay allí algún asentamiento original en el siglo IX, VIII y VII a.C., pero parece que las poblaciones locales se vuelven genéticamente predominantes. Probablemente hay una gran cantidad de movimiento dentro del Mediterráneo central. A nadie le sorprendió que ciertos puertos del norte de África tuvieran una gran variedad de personas enterradas allí. Pero no creo que nadie se esperara que muy pocos de ellos tuvieran alguna herencia levantina detectable.

Este es un aspecto importante del trabajo con ADN antiguo. Necesitas ponerlo en contexto, pero te plantea nuevas preguntas.

La gente de la Antigüedad se movía mucho más de lo que cualquiera de nosotros hubiera pensado incluso hace diez años

Otro aspecto de los estudios de ADN antiguo es la forma en que ahora se pueden identificar primos, a veces a miles de kilómetros de distancia entre sí, a menudo en el norte de Europa y en la estepa. La gente de la Antigüedad se movía mucho más de lo que cualquiera de nosotros hubiera pensado incluso hace diez años.

A menudo esto ocurre en situaciones en las que no podemos saber qué refleja exactamente eso, especialmente si no sabemos mucho sobre arqueología. Ahora los científicos y los arqueólogos están mejorando mucho trabajando juntos. Yo diría que nadie ha escrito todavía la guía definitiva del ADN antiguo del Mediterráneo.

¿Será su próximo libro?

Alguien lo debería escribir... Es muy emocionante. Diría que mi comprensión del Mediterráneo central es completamente diferente a la que tenía hace diez años debido a los avances científicos, particularmente en el ADN antiguo.

Ahora mismo tengo un nuevo proyecto académico sobre la anarquía en el antiguo Mediterráneo. En cierto modo, surge de mi trabajo sobre los fenicios, que eran bastante anti-Estado.

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