Los asaltos del recuerdo me llevan hasta ese otro invierno, de hace ahora nueve años, cuando Sánchez ganó las elecciones por los pelos y necesitaba apoyo para formar gobierno. Y el primero en brindar su apoyo al PSOE fue Albert Rivera. ¿Se acuerdan?
El caso Errejón se ha convertido en un ruido para la izquierda institucional; un alboroto desagradable que va a revertir en un desvío de votos hacia la derecha. Lo queramos o no, el molinete se ha puesto en marcha y la salpicadura es inevitable.