El BCE sube otros 0,5 puntos los tipos de interés, hasta el 3%, y anuncia más aumentos

El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido este jueves subir otros 0,5 puntos los tipos de interés oficiales en la eurozona, hasta el 3% para la principal referencia. La institución que preside Christine Lagarde insiste, como se preveía, en la estrategia de encarecer las hipotecas y del resto de los préstamos para dañar la capacidad de consumo de las familias y de inversión de las empresas. En definitiva, para ahogar la demanda y luchar así contra las subidas de precios.

Desde julio, el BCE ha aumentado los tipos tres puntos en total, desde 0% en el que los había mantenido hasta entonces para favorecer la salida de la crisis.

Y se espera que los siga subiendo en los próximos meses.

"El Consejo de Gobierno [de la institución] continuará el curso de subidas significativas a ritmo sostenido de los tipos de interés y los mantendrá en niveles suficientemente restrictivos para asegurar el retorno oportuno de la inflación a su objetivo del 2% a medio plazo", arranca, con contundencia, el comunicado de prensa publicado por el BCE este mismo jueves.

"En vista de las presiones sobre la inflación subyacente, el Consejo de Gobierno prevé aumentar los tipos de interés otros 50 puntos básicos en su próxima reunión de política monetaria de marzo y posteriormente evaluará la senda futura de su política monetaria", continúa. "En mayo podrían ser 0,5 puntos más, quizá 0,25 enteros, lo que sea necesario", ha aclarado Christine Lagarde en rueda de prensa.

La escalada hasta el 3% (de momento) es el ciclo de incrementos más abrupto de su historia y está siendo duramente criticado por las posiciones más progesistas, que entienden que supone una amenaza de recesión económica y de destrucción de empleo. Algo que asume el BCE, y sobre lo que la presidenta de la institución ha recalcado que su única misión es devolver la inflación al entorno del 2%.

Las consecuencias las sufren principalmente las familias más vulnerables, y que, según denuncian distintos expertos, ignora que la política monetaria no puede intervenir en los precios de la energía, que son los que exacerbaron la crisis de inflación con la perturbación que implicó en los mercados internacionales la invasión rusa de Ucrania a finales de febrero de 2022.

Además, tanto petróleo, como gas y la mayoría de materias primas han frenazo las subidas en los últimos meses, incluso han bajado, alviando la presión sobre los costes de las empresas y sobre las facturas de los hogares. La mayor preocupación se encuentra ahora en los precios de la alimentación.

"Mantener los tipos de interés en niveles restrictivos reducirá con el paso del tiempo la inflación al moderar la demanda, y también servirá de protección frente al riesgo de un desplazamiento persistente al alza de las expectativas de inflación. En todo caso, las futuras decisiones del Consejo de Gobierno sobre los tipos de interés oficiales continuarán dependiendo de los datos y siguiendo un enfoque en el que las decisiones se adoptarán en cada reunión", explica el BCE en su comunicado de prensa.

Cuando habla de restringir, se refiere a que el encarecimiento de hipotecas y préstamos acabe dañando críticamente la capacidad de consumir de las familias y de invertir de las empresas. En el comunicado, destaca la firmeza en este mensaje y la predicibilidad que adelanta. Aunque, en la rueda de prensa, Christine Lagarde ha afirmado que "los riesgos para las perspectivas de inflación están más equilibrados".

Sobre esta expresión, un periodista ha pedido que ampliará qué quería decir con que "los riesgos para la inflación están equilibrados", y la presidenta ha saltado para matizar que sus palabras eran "más" equilibrados, en un intento de eliminar cualquier interpretación sobre el fin del ciclo de incrementos de los tipos de interés. Y también ha insistitdo en varias ocasiones en que queda "trabajo por hacer", hasta ha advertidio de las subidas de los salarios por "la fortaleza del mercado laboral".

"La decisión [del BCE] significa disminuir los salarios reales, aumentar el desempleo y amenazar las inversiones en la transición verde", lamenta Jordi Schröder, investigador de Positve Money Europe.

Los primeros en notar las subidas de los tipos de interés son los hogares hipotecados, mientras que los bancos aumentan sus beneficios porque se elevan sus márgenes de intermediación y, por tanto, su rentabilidad. El Euribor, el índice respecto al que se calculan las cuotas de los préstamos para comprar viviendas en la eurozona supera ya el 3,3%, un máximo no visto desde diciembre de 2008. Este ascenso se traduce en un encrarecimiento de la hipoteca media de 275 euros al mes.

Las familias que actualicen su hipoteca a tipo de interés variable en las próximas semanas pasarán de pagar unos 534 euros al mes a 820 euros, cerca de 3.000 euros más al año, para el supuesto promedio que recoge el INE de un préstamos a 25 años, con un diferencial de un 1% sobre el Euríbor.

El golpe es directo en estos casos, ya que hace un año el Euríbor cotizaba en negativo, en -0,477%, pero también sufren este encarecimiento de la financiación las familias que firmen hoy una hipoteca o que la cambien de variable a fijo, como ha pretendido favorecer el Gobierno con medidas que, sin embargo, han resultado escasas.

La Reserva Federal (FED), el banco central de Estados Unidos, subió este miércoles otros 0,25 puntos los tipos de interés oficiales en la primera economía del mundo, hasta el rango del 4,5%-4,75%, desde el 4,25%-4,5% anterior. Se trata del menor aumento desde marzo de 2022, cuando reaccióno al pico de inflación con un primer incremento del 0% al 0,25%.

Desde entonces, ha ejecutado otras ocho subidas en total (contando también la de este miércoles). Cuatro de ellas de 0,75 puntos porcentuales de golpe, de mayo a noviembre del pasado. En diciembre ya rebajó el ritmo a 0,5 enteros. Y ahora ofrece la primera señal clara de estar al final del ciclo de incrementos del 'precio' del dinero.

Al empezar la FED antes a aumentar el 'precio del dinero' y haberlo llevado ya al 4,5%, las mayores rentabilidades que los inversores han encontrado en los activos financieros denominados en dólares han atraído dinero hacia la primera economía del mundo.

Estos movimientos en los mercados financieros fortalecieron a la divisa estadounidense y debilitaron al euro, lo que automáticamente encarece las importaciones, lo que se compra fuera. Y las facturas más importantes de los países europeos en el extranjero son de energía (con el petróleo y el gas ya disparados por la invasión rusa de Ucrania), que se vende en dólares.

Esta tendencia ya se ha revertido en las últimas semanas, como se observa en la cotización del euro frente al dólar. El cruce de divisas cayó hasta la paridad, pero la 'moneda común' se ha recuperado hasta rozar los 1,10 dólares.

Esta apreciación del euro es desinflacionista para España y resto de socios europeos, ya que abarata las importaciones de energía, cuyos precios también se han reducido en los mercados internacionales desde otoño. Este movimiento en el mercado de divisas, y el frenazo de la economía en Estados Unidos que muestras los datos más recientes, responden al tono “más neutral” de la FED, según lo describen los expertos.

Hace solo unos días, Christine Lagarde hizo otra afirmación reveladora en el Foro Económico Mundial de Davos: “No nos empujen a tener que hacer más de lo que es necesario”. Con esa amenaza, que hace referencia al peligro de que los estímulos de los gobiernos no focalizados en las familias más vulnerables (como las bajadas de impuestos generalizadas), la presidenta del BCE muestra cierta sensibilidad hacia el riesgo de provocar una recesión y hasta conciencia del impacto de la estrategia de la institución.

Además de subir de los tipos de interés, el BCE ha tocado todas las palancas para retirar los estímulos extraordinarios que mantenía hasta 2022 para favorecer la recuperación tras el shock de la COVID. Desde julio del año pasado, la institución no 'crea' dinero para comprar deuda de estados y empresas de la eurozona, pero sí ha reinvertido los vencimientos de todo lo que había adquirido anteriormente, lo que ha garantizado la demanda.

Desde marzo, cada mes el BCE dejará de reinvertir 15.000 millones de esos vencimientos, y de esa forma 'retirará' dinero de los mercados financieros. Aún así, su presencia seguirá siendo crucial para apoyar la búsqueda de financiación de los países.

Y, antes de comenzar este proceso, diseñó un mecanismo, el TPI, para volver a comprar deuda si es necesario en algún momento por un encarecimiento muy acusado por ejemplo de los bonos de Italia o de España. Aunque este mecanismo exigiría condicionalidad (medidas de austeridad para controlar los déficit), lo que recuerda a los rescaste de la crisis del euro de 2012.