El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, se ha pronunciado sobre su preferencia a la hora de elegir menú, ante el polémico anuncio de la Universidad de Coimbra de suprimir el vacuno en sus comedores. El jefe del Estado luso lo tiene claro: seguirá comiendo carne de ternera.
El rector de Coimbra, Amílcar Falcão, en el contexto de una batería de medidas para combatir el cambio climático, anunciaba esta semana que a partir de enero de 2020 eliminarían del menú de sus catorce comedores universitarios cualquier plato cocinado con vacuno.
Marcelo Rebelo de Sousa, con una larga cambiada a preguntas de los periodistas, evitó pronunciarse abiertamente sobre el anuncio aunque, en su caso, dejó claro anoche que tiene "la intención de seguir comiendo carne, especialmente de vacuno".
Tras el polémico anuncio del rector de Coimbra se han multiplicado las opiniones sobre el tema.
Los ambientalistas, a favor, ya que es una forma de combatir el cambio climático. En contra los colectivos rurales y ganaderos que han elevado el tono para recordar que gracias a su actividad se preserva el medio rural portugués, cada vez más despoblado.
Los comentarios jocosos tampoco faltan en las redes sociales, donde, los detractores de la medida, se preguntan irónicamente si los médicos de familia lusos prohibirán a sus pacientes la carne de ternera.
El Gobierno de Portugal, a través de su ministro de Medio Ambiente, João Matos Fernandes, ha mostrado su conformidad con la decisión del rector, por considerar "relevante" que una universidad tenga el objetivo de ser neutra en carbono.
La postura del Gobierno luso quedó patente hace ahora un año cuando anunció su pretensión de reducir a la mitad el número de cabezas de vacuno hasta 2050, ya que, según el Ejecutivo luso, la agricultura contribuye en un 10 % a las emisiones de CO2 en el país, especialmente a partir de la actividad del vacuno.
En total, la Universidad de Coimbra prevé que con esta medida se eliminen las 20 toneladas de carne de vacuno que servían al año en sus comedores.
Algunos colectivos se mantienen en un punto medio: entienden que es conveniente reducir el consumo de carne de vacuno para luchar contra el cambio climático pero no son partidarios de su prohibición.
En las últimas horas, algunas denominaciones de origen de carne de vacuno también han expresado su malestar ante el anuncio, sobre todo porque marcas certificadas como ternera "alentejana" o de "lafões" se han hecho un hueco en los menús de los principales restaurantes del país y son un buen reclamo turístico.
En la balanza de los portugueses, el peso de degustar un filete de ternera y fomentar una actividad que da sustento al medio rural, y el contrapeso de que las emisiones de CO2 que contribuyen al cambio climático.
Y en el horizonte, los comicios nacionales que celebrará Portugal el próximo 6 de octubre, en los que, a buen seguro, los candidatos "tirarán" de las vacas lusas para hacer campaña electoral.