De codearse con el Ibex a un conglomerado de pequeños negocios en torno a una gasolinera en Dos Hermanas (Sevilla). Es el viaje del empresario sevillano Luis Portillo, símbolo de los excesos del boom inmobiliario de principios de siglo. Más de tres lustros después de su estrepitosa caída, algo ha empezado a moverse en las empresas del entorno del que fue uno de los ‘señores del ladrillo’ español.
Tras años fuera del radar, en 2022 las empresas de su familia han disparado sus activos, y en los últimos meses Portillo ha pasado a compartir cargos en varias sociedades junto a dos viejos conocidos del ladrillo, en un aparente acercamiento al mundo de la energía, en pleno boom de las renovables.
Lo ha hecho después de que el holding que agrupa buena parte de las empresas de la familia Portillo, Lasaga Inversiones, se anotase en 2022 resultados récord, tras vender una de sus filiales de suelos en Dos Hermanas al multimillonario escocés Irvine Laidlaw. Este gran donante del Partido Conservador Británico promueve cientos de viviendas en la periferia de Madrid con sociedades controladas desde el paraíso fiscal de Nevis.
Las cifras que acompañan hoy a las empresas de los Portillo están, con todo, a años luz de las que manejó en sus años de gloria. Muchas están domiciliadas en un área de servicio con una gasolinera de BP en Dos Hermanas. Allí está la sede de Lasaga Inversiones, holding que Portillo creó en 2009, cuando todo había empezado a derrumbarse, aunque cesó como administrador en 2010 y le sustituyó su hijo Luis Javier.
En 2022, esta firma, con la que elDiario.es contactó sin obtener respuesta, multiplicó sus resultados, con un beneficio de 4,65 millones, un 1.972% más, por la aportación de la partida de enajenaciones de instrumentos financieros, que superó los 4,9 millones.
Con tres empleados, Lasaga Inversiones disparó sus activos en 2022 un 76%, hasta algo más de 19 millones. Estos comprenden inversiones en más de 15 empresas. La mayoría son inmobiliarias sin apenas facturación ni aparente actividad, salvo Rochebon Inversiones, que en julio de 2022 vendió esos suelos al magnate escocés. Otras se dedican a negocios diferentes al ladrillo.
Es el caso de Gestión Empresarial Zafara (explotación de gasolineras); un estudio de fotografía en Sevilla (Imagocenter SL); un parque infantil de diversiones con rocódromo o camas elásticas en Dos Hermanas, varias empresas de reciclaje de plásticos (el 18,4% de Guzmán las Dueñas SL, radicada en Huelva y que fue a concurso en 2018); Autoarena Marbella, de venta y reparación de vehículos, y KMD Spain Boats, dedicada a la compra, venta y alquiler de embarcaciones de recreo.
También pertenece a Lasaga Inversiones el 50% de Always Ready Corporation, que explotó una discoteca (Bandalai) en un emblemático edificio en Sevilla (el pabellón de la Expo del 29). El local acabó cerrando y arrastrando impagos de más de medio millón de euros con Hacienda.
Otra participada es Gestiones y Proyectos Tajo, creada hace menos de un año y sin actividad conocida. En ella la empresa de los Portillo tenía un 40% a cierre de 2022. Radicada en ese área de servicio en Dos Hermanas, en abril amplió capital por 576.450 euros, y ha nombrado al propio Luis Portillo consejero, junto a sus hijos Carlos Alberto (presidente) y Luis Manuel.
Junto a ellos, en el consejo de administración de Gestiones y Proyectos Tajo figura un viejo conocido del andaluz, su antigua mano derecha y socio en Inmocaral y Colonial, Mariano Miguel, a través de la sociedad Mugia Magna SL, dedicada a servicios de asesoría en la inversión inmobiliaria, consultoría de inversiones y energía fotovoltaica.
Como representante de Tomir 2011 SL, en el consejo de esa sociedad también figura un histórico del sector energético, el granadino Juan Luis López Cardenete. Profesor del IESE, ex directivo de Unión Fenosa y consejero de Acciona Energía y del Operador del Mercado Eléctrico, Omel. López Cardenete ha declinado atender a elDiario.es.
El consejo de administración de Gestiones y Proyectos Tajo lo completa una empresa de un médico, empresario, sociólogo y politólogo muy relacionado con el negocio de la sanidad privada, Tomás Merina, que tampoco ha respondido a este medio.
Miembro de la Junta Directiva de la Alianza de la Sanidad Privada de España (ASPE), Merina, que tampoco ha atendido a elDiario.es, fue CEO del hospital Fuensanta de Madrid hasta que en 2021 vendió sus acciones a Viamed. Hoy dirige una firma de capital riesgo, Dokter, y aspira a presidir el Colegio de Médicos de Madrid.
No es la única empresa en la que Portillo figura junto a un antiguo compañero de negocios inmobiliarios. Desde este año, y tras una ampliación de capital de cerca de 400.000 euros, también es administrador de Royal Inmobiliario Uno SL junto a otro viejo nombre de la burbuja, el manchego Domingo Díaz de Mera, promotor del fallido aeropuerto de Ciudad Real. Díaz de Mera fue otro de sus socios en Colonial y en Inmocaral, la sociedad con la que Portillo dio el salto a la bolsa española y compró esa inmobiliaria del Ibex.
Domiciliada en el paseo Pintor Rosales de Madrid, esa empresa administrada por Portillo y Díaz de Mera se creó en abril de 2022. Inicialmente se dedicaba a las renovables y luego amplió su objeto al ladrillo. Por ahora no ha presentado cuentas.
Otra de las sociedades de la familia Portillo es la inmobiliaria AEP Real Estate Spain, con sede en este caso en una zona de abolengo en Madrid, calle Velázquez, cerca de la milla de Oro. Tras una reorganización societaria, en 2022 multiplicó sus activos, que pasaron de algo menos de 2 millones a más de 16,8 millones.
Administrada por la esposa de Luis Portillo, María Jesús Valero, entre esos activos está Cimular Inversiones SL, una inmobiliaria dueña de un solar en Cartaya (Huelva) cuyo socio único hasta finales del año pasado era una firma holandesa, Spanes Real Estate BV.
AEP es también la dueña del 100% de las acciones de Alminar SL, la deficitaria propietaria del Colegio Alminar de Dos Hermanas. AEP ha pasado a controlar todas sus acciones, según explica Alminar en sus últimas cuentas, tras comprar en mayo de 2022 su participación a una empresa británica que ha sido disuelta este año, Isena Limited.
La leyenda dice que, en los años del boom, Portillo compró este exclusivo centro privado bilingüe en la urbanización La Motilla, de esa localidad cerca de Sevilla, para que pudieran estudiar en él sus hijos, y colocó a su esposa como directora de Administración. La propia María Jesús Valero firmó recientemente un acuerdo del colegio con el Real Betis FC “con el objetivo de desarrollar e impulsar el baloncesto en el centro escolar durante la temporada 2023/24”.
Se dice que hubo un tiempo en el que en España no eras nadie si no te espiaba José Villarejo. De ello puede dar fe Portillo, que en 2020 se personó en la megacausa del caso Tándem por las escuchas que encargó BBVA al ex comisario jubilado sobre su persona para intentar localizar patrimonio del sevillano en el exterior.
Portillo, el hijo de un albañil que se incorporó a la empresa paterna al acabar el bachillerato, se hizo de oro gracias a su olfato para los negocios con las obras de la Expo 92. A principios de siglo, en plena fiebre inmobiliaria, llegó a codearse, a golpe de OPA y gracias al dinero barato que le prestaban las entidades financieras, con Emilio Botín o las hermanas Alicia y Esther Koplowitz.
En su apogeo, Portillo fue primer accionista individual de BBVA, dueño de un 15% de FCC y presidente y máximo accionista de Colonial. En 2007 anunció, en una rueda de prensa en Madrid junto a Mariano Miguel, que le habían ofrecido entrar en Iberdrola. “De manera testimonial no estoy ni en mi casa”, dijo.
Se barajó entonces que compraría un 1% de la eléctrica. No consta que lo hiciera. Unos meses después, junio de 2007, planteó otra OPA por Riofisa y a las pocas semanas llegó la crisis de las hipotecas basura en Estados Unidos que precipitó el reventón inmobiliario español. De ahí al derrumbe de su complejo entramado de empresas, como Zent Inversiones, Grupo Portival, Expo An, Ábaco Grupo Financiero o Esterquiz, por citar algunas, con pasivos que llegaron a superar los 4.300 millones, en el caso de Ábaco.
En 2016, salieron a subasta en el concurso de Zent medio centenar de propiedades del sevillano, entre ellas la Casa Luca de Tena, un precioso palacio en la capital hispalense, obra del arquitecto Aníbal González, donde Portillo llegó a establecer la sede del grupo. Ahora, el sevillano parece haber empezado a mover ficha de nuevo, esta vez desde ese polígono de Dos Hermanas.