Un fondo que existe y que a la vez no existe ha generado un empujón al valor del bitcoin en los últimos meses. Este activo digital, muy dado a movimientos bruscos, se ha servido de esta metáfora, al más puro estilo Schrödinger, para alcanzar su mayor valor en año y medio, recuperando los 35.000 dólares por primera vez desde el conocido como invierno cripto. El responsable de este renovado furor no es otro que Blackrock, la mayor gestora de fondos de inversión del mundo.
Para entender este auge de la criptodivisa hay que remontarse a mediados del mes de junio. Blackrock registró entonces en la SEC, la autoridad de los mercados en EEUU (como la CNMV en España), un fondo cotizado para invertir directamente en bitcoin. Se trata del iShares Bitcoin Trust, el que sería el primer gran fondo de inversión que apuesta por un producto de este tipo.
Sin embargo, este fondo, en la práctica, todavía no existe. La SEC tiene por política en los últimos años no dar la aprobación a este tipo de productos, por la amplia desconfianza que tiene hacia el mercado de las criptomonedas y los riesgos para los inversores menos familiarizados. Eso no ha sido un impedimento para que esta intención haya generado una subida acelerada del valor del bitcoin. El simple hecho de pretenderlo ha sido suficiente.
En los últimos días, este furor ha tenido un nuevo acelerador. Un juzgado de Washington señaló que la SEC no tenía razón al prohibir a otro fondo, Grayscale, crear un producto similar al de Blackrock. El supervisor del mercado descartó presentar un recurso contra esta medida y el mercado de los criptoactivos lo entendió como una señal más de que el mayor inversor del mundo podrá irrumpir en el mercado del bitcoin.
Lo que pretende comercializar Blackrock no es un fondo de inversión al estilo de los que son más conocidos a este lado del Atlántico. Se trata de un ETF, siglas anglosajonas que identifican a un fondo cotizado. Se trata de vehículos de inversión que participan en mercados determinados o productos concretos y que, a diferencia de un fondo tradicional, cotiza en Bolsa. Es decir, para participar se compran acciones como si de una empresa se tratara. Es un producto que ha ido creciendo mucho en los últimos años y en el que gigantes como Blackrock se han hecho fuertes.
Es por ello que, entre otras cosas, tiene que pasar el aval de la SEC. Blackrock y otros fondos ya tenían algunos vehículos para inversiones vinculadas al valor del bitcoin y de otras criptomonedas, pero eran más indirectos. Por ejemplo, vinculados a valores futuros. Ahora se trata de que este vehículo invierta de manera directa en esta criptomoneda, la más reconocida de las cientos que cotizan de manera digital.
Los reguladores han sido reacios a este tipo de fondos debido a la extrema desconfianza que existe sobre el funcionamiento de la cotización de las criptomonedas. Les preocupa la falta de liquidez, la manipulación del mercado o que esa volatilidad extrema que caracteriza a estas inversiones pueda afectar a los inversores menos especializados.
El caso de Blackrock ha vuelto a dar una muestra de esa volatilidad fuerte que tiene este activo. La mera noticia del registro de este nuevo fondo hizo que el valor del bitcoin se disparase incluso cuando existían serias dudas de que pudiera ser aprobado. Y, en los últimos días, que otro caso diera la razón a un fondo respecto a la SEC volvió a disparar su precio, pese a que Blackrock sigue sin el permiso para lanzar su fondo. Incluso hace unas semanas un falso rumor sobre que este permiso había sido concedido disparó en cuestión de minutos el valor un 10%, para perder gran parte de lo ganado a continuación.
En total, desde que en junio se conociera la existencia de esta intención del mayor inversor del mundo, el bitcoin ha recuperado 9.000 dólares de valor, un 35% más que a mediados de junio, hasta los 34.000. Eso sí, sigue lejos de los 64.400 euros que tuvo en su mejor momento.
Blackrock es la mayor gestora de fondos de inversión del mundo y tiene más de 9 billones de dólares en activos gestionados. Su consejero delegado, Larry Fink, es uno de los personajes más influyentes en los mercados financieros de todo el mundo. Tal es así que cada año envía una carta a los consejeros delegados de las empresas donde invierte en las que da sus opiniones sobre la evolución del mercado o las dinámicas que serán más importantes. En la última de ellas, enviada la pasada primavera, ya daba idea de su interés por el mercado de las divisas digitales.
Sin embargo, no siempre ha sido así. Fink ha variado su discurso sobre las criptomonedas en el último lustro. "El bitcoin simplemente te muestra cuánta demanda de lavado de dinero hay en el mundo", aseguró en una entrevista en 2017. Fink se unía así a otras voces de Wall Street en contra del bitcoin, como el caso de Jamie Dimon, consejero delegado de JPMorgan, quien sí ha mantenido su posición contraria.
Fink, sin embargo, ha defendido en los últimos meses su intención de tener un vehículo que invierta en bitcoin y ofrecérselo a los clientes. Su defensa se basa en un intento de "democratizar" las criptomonedas. "Esperamos que nuestros reguladores consideren estas presentaciones como una forma de democratizar las criptomonedas", aseguró, frente a unos precios que "hacen que cueste mucho dinero hacer operaciones con bitcoin".
Las criptomonedas han ido ganando adeptos en los últimos años, especialmente durante el fuerte crecimiento que tuvieron en 2021. Sin embargo, sigue siendo una parte pequeña de todo el mercado financiero internacional. Los ETF son conocidos por sus costes más bajos que otros fondos y los analistas apuntan a que podría dar entrada al mercado de las criptomonedas a un número mucho más amplio de inversores. Especialmente los más jóvenes, que tienen a los ETF como una referencia de inversión en países como EEUU.
Blackrock no desembarcaría solo en este mercado. Su principales competidores como Fidelity e Invesco tienen también registrados productos similares para atraer a clientes hacia el bitcoin. Una aprobación en el caso de Blacrock podría ser una cascada para ETF de otras grandes gestoras.
Lo que sí se conoce hasta la fecha es la información con la que Blackrock ha buscado el aval de las autoridades a su intento de sacar un fondo de bitcoin. Es lo que se conoce en jerga financiera como el folleto, un documento que toda empresa que espera salir a cotizar tiene que registrar ante las autoridades del mercado. Este informe se publicó antes del verano y, entre otras cosas, analiza los riesgos de este tipo de inversiones.
El primer riesgo al que hace referencia es precisamente una de las principales preocupaciones de la SEC: la "volatilidad extrema". Según reconoce el propio fondo que pretende comercializar Blackrock, esta deriva provocaría que "podrían perder todo o sustancialmente todo su valor". Una volatilidad que reconocen que será mayor a la de otro fondo que tenga "una cartera más diversificada".
Otro de los problemas que reconocen es el de la seguridad. "Debido a la naturaleza no regulada y la falta de transparencia que rodean las operaciones de los intercambios de activos digitales, pueden experimentar fraudes, fallos de seguridad o problemas operativos, que pueden afectar negativamente al valor del bitcoin y, en consecuencia, el valor de las acciones", apunta el folleto.
Así, el mayor gestor de fondos del mundo y la autoridad de la principal plaza financiera del planeta tienen en sus manos dar la primera buena noticia para los defensores de las criptomonedas desde que hace un año y medio se constatara la crisis de este mercado. Por el camino se han vivido colapsos económicos de entidades financieras especializadas o escándalos de corrupción y fraude como el de FTX, cuyo fundador Sam Bankman-Fried se enfrenta a una petición de 115 años de cárcel.
No se espera un dictamen de la SEC hasta principios del próximo año.