La OCDE ha advertido este miércoles del daño de las subidas de los tipos de interés al consumo de las familias, al gasto público y a la inversión de las empresas en España. Con este amenaza y en un contexto internacional de debilidad, la organización ha rebajado la previsión de crecimiento económico de nuestro país al 1,4% en 2024 (la expectativa con la que trabaja el Gobierno es del 2%), pero espera que acelere al 2% en 2025.
En esta actualización de sus estimaciones, nuestro país se queda en la media de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) de los dos próximos años, tras liderar el crecimiento en 2021, 2022 y también en este 2023 (que terminará con un avance del PIB de alrededor del 2,5%), principalmente por la explosión del turismo, por la buena marcha del resto del sector exterior, por la fortaleza del mercado laboral y por la moderación más rápida de las subidas de precios, gracias a medidas como el tope al gas.
La OCDE espera que la inflación media este año caiga al 3,5%, tras el 8,3% de 2022, y que apenas repunte un par de décimas en 2024, hasta el 3,7%, precisamente por la retirada progresiva de las medidas para moderarla.
De momento, el nuevo Gobierno de coalición solo ha anunciado que renovará en 2024 la bajada del IVA de los alimentos y los descuentos en el transporte público. Las reducciones de impuestos en la electricidad o el tope al gas solo tienen vigencia hasta el cierre de este 2023. En su informe, la organización internacional da por hecho que estas medidas sobre la energía no desaparecerán completamente hasta "el primer semestre del próximo año".
Sobre este cuestión ha incidido la OCDE, que considera que España debe hacer un mayor esfuerzo para reducir al déficit (el desequilibrio entre los gastos y los ingresos públicos). La organización calcula que el déficit de nuestro país se reducirá al 3,2% en 2024 y que se quedará en el 3,1% en 2025, desde el 4,8% de 2023, y tras dispararse en 2020.
Para la OCDE no es suficiente. "Se necesita una consolidación fiscal más intensa y sostenida para mantener la deuda en una senda descendente y crear espacio para gastos relacionados con el envejecimiento [pensiones] y que mejoren el crecimiento", dice. "Un apoyo fiscal considerable ayudó a mitigar los efectos del shock inflacionario en las empresas y los hogares, pero el apoyo debería finalizar según lo previsto", recomienda.
Sin embargo, destaca el golpe de la austeridad monetaria (de las subidas de los tipos de interés del BCE) sobre los mayores motores de la economía: el consumo de las familias, el gasto público y la inversión de las empresas. "El endurecimiento de la política monetaria está influyendo en la actividad", reconoce.
"La política monetaria restrictiva junto con una política fiscal menos favorable desacelerarán el consumo público y privado en 2024", asegura la OCDE. Asimismo, "la inversión se frenará debido a las condiciones crediticias y financieras restrictivas", añade. Y finaliza: "Los hogares están muy expuestos al aumento de los tipos de interés, ya que el 70% de las hipotecas son variables [se actualizan según el Euríbor]".
A partir de enero, se deberían estrenar las nuevas reglas fiscales de la UE, tras ser suspendidas las anteriores por la COVID. Un corsé que irremediablemente seguirá marcado por los objetivos del 3% del PIB para el déficit (el desequilibrio entre los gastos y los ingresos públicos) y del 60% del endeudamiento, por la dificultad para modificar el Tratado de Maastricht.
Aunque se convertirán en metas de medio plazo. Quedando como verdadera obligación la de avanzar hacia ellas, según la propuesta sobre la que los socios comunitarios están discutiendo. España está en ese camino, según las mismas estimaciones de la OCDE.
Eso sí, la sostenibilidad de la deuda pública volverá a ser una de las principales preocupaciones en la UE, por las nuevas reglas fiscales y por las subidas de tipos del Banco Central Europeo (BCE). Pero se espera que la deuda pública de España caiga al 106,5% del PIB en 2024, desde el 107,5% en el que terminará 2023, y por debajo del 109,5% en el que se quedará la de Francia el próximo año.
Además de retirar todas las medidas contra la inflación, en el anterior informe sobre nuestro país de la OCDE, recomendó subir el IVA en general y también los impuestos especiales sobre el tabaco y el alcohol y los relacionados con el medioambiente.