España abre la puerta a una reducción anual de un 1% de la deuda para atraer a Alemania al pacto de las reglas fiscales. El ministro de finanzas de ese país, el liberal Christian Lindner, ha puesto la ortodoxia fiscal como línea roja para el nuevo Pacto de Estabilidad y Crecimiento que se reactivará en 2024 después de casi cuatro años suspendido primero por la pandemia y después por la guerra en Ucrania. La vuelta de las reglas fiscales supone que los países tienen que volver a abrocharse el cinturón para llegar a un 60% de la deuda y un 3% del déficit respecto al PIB, como máximo.
Cómo llegar a esa cifra es en lo que llevan los ministros de Economía de los 27 todo este año y ahora la negociación está en la recta final. La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, como presidencia del Consejo de la UE, ha puesto sobre la mesa de sus colegas europeos una propuesta en la que plantea una reducción anual de deuda, que es lo que reclamaba Alemania. Según la propuesta adelantada por Bloomberg, los países estarían obligados a bajar un 1% cada año si tienen la deuda por encima del 90% (que es el caso, entre otros, de España) y del 0,5% si la deuda supera el 60%.
Esa será la propuesta que negociarán los ministros de Economía en la reunión de este viernes en la que pretenden cerrar una posición que sirva para negociar con el Parlamento Europeo y la Comisión Europea, que sí recogió en su propuesta un mínimo de reducción para el déficit en la nueva organización del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, con el que pretendía dar una mayor flexibilidad a los estados miembros para tener sus cuentas saneadas a cambio de un régimen sancionador más asumible.
La propuesta que España ha puesto sobre la mesa también incluye la última condición de Alemania, que quería que a los estados miembros se les exija hacer ajustes respecto a su nivel de déficit incluso si lo tiene por debajo del 3%.
Con el texto planteado por la presidencia, pretende atraer a Alemania, que chocaba especialmente con Francia, que mostró preocupación por que el nuevo corsé fiscal suponga un palo en las ruedas para la necesaria inversión en la UE para mejorar la competitividad.