“El que hace la ley hace la trampa”, dice el dicho. El alemán Daniel Becker, de 27 años, tenía que saber qué resquicios ofrecía la ley para poder hacer un negocio de su pasión: el LSD. Esta droga alucinógena cuyo nombre responde a las siglas de las palabras alemanas Lysergsäure-Diethylamid, en español “dietilamida de ácido lisérgico”. Ese fue el nombre que se dio a la sustancia cuya paternidad se atribuye al químico suizo Albert Hofmann. Él también fue el primer hombre que probó esta sustancia en un test que protagonizó él mismo en una fecha que, para amantes del LSD como Becker, ha de estar grabada en la historia: 19 de abril de 1943.
El LSD de Hofmann, sin embargo, no es el mismo que ahora vende Becker. Su empresa LSD-legal.de está en todos los medios alemanes desde que abrió su tienda en el barrio de Friedrichshain, al este de la capital germana.
En declaraciones a la sección de economía del diario berlinés Tagesspiegel, Becker aseguraba tener una legión de clientes que se cuenta en un “número de cuatro dígitos”. “No quiere dar detalles sobre el margen de beneficios, pero al parecer el negocio va bien: Becker tiene nueve empleados”, se lee en el citado periódico de la capital germana. Estos días, la empresa está en busca de más personal para atención al cliente debido a “un rápido crecimiento”, según explican en la compañía.
La clave del negocio de Becker no es vender el LSD que las autoridades tienen prohibido en Alemania, según establece la Ley de Estupefacientes. Lo que vende Becker son derivados de esa sustancia, unas variantes que están reguladas en la conocida aquí como NpSG, siglas alemanas de lo que oficialmente se llama “Nueva Ley de Sustancias Psicoactivas”.
LSD-legal.de vende variantes de LSD que aún no han quedado atrapadas por el filtro de las autoridades. Que la ley incluya esas variantes es cuestión de tiempo. La propia página web de la empresa interpela a los clientes de esta forma: “¡Compra 1D-LSD antes de que se prohíba! En internet o en nuestra tienda de Berlín”.
Estas variantes de LSD tienen efectos similares, cuando no más fuertes, que la 'droga original'. “Somos líderes del mercado alemán en el campo de los derivados del LSD y podemos decir con orgullo que en más de dos años ya hemos dado acceso a derivados legales del LSD a decenas de miles de investigadores satisfechos”, mantiene la compañía berlinesa.
El 1D-LSD es una de las variantes de la sustancia alucinógena que vende Becker en su tienda. “Es un derivado legal del LSD que se nos puede comprar como producto químico de investigación”, se lee en la página web de la empresa. Se venden en gotas o en comprimidos. Los precios varían, según formatos y cantidad del principio activo, entre 20 euros y 210 euros. Junto a la descripción de los productos se añade una “nota del fabricante” que parece destinada a generar hilaridad entre los consumidores de Becker: “¡No destinado al consumo humano!”.
Las autoridades están al corriente del problema. De lo contrario, Burkhard Blienert, responsable del Gobierno alemán para la drogodependencia, no se habría referido a la relación de las autoridades con Becker y compañía como una “carrera contra químicos ingeniosos”, aunque los legisladores consideren el LSD como “un psicodélico peligroso”, señalan en la publicación alemana especializada en temas jurídicos Legal Tribune Online.
De hecho, el Ministerio de Sanidad en España señala, dentro del Plan Nacional sobre Drogas, que el LSD puede provocar "trastorno de ansiedad, depresivo y psicótico" y llama la atención sobre que "los consumidores crónicos admiten, además, graves problemas sobre la salud física y mental y, también, sobre su vida social. Las reacciones agudas por sobredosis son relativamente frecuentes". Los expertos en este tipo de sustancias advierten de que su consumo continuado puede provocar a largo plazo "episodios de paranoia, crisis de ansiedad y depresión, pérdida de memoria, dificultades para pensar de forma abstracta y problemas de atención, alteración de la conducta y despersonalización. En casos extremos, sus consumidores pueden sufrir trastornos psiquiátricos graves y enfermedades como psicosis".
Becker informaba hace unos días de que al 1D-LSD le quedan meses de vida fuera de la ilegalidad. “El 1D-LSD se va a prohibir”, explica Becker en un vídeo de sus canales de redes sociales en el que explica los pormenores de las decisiones del Ministerio de Sanidad, comisiones e instituciones parlamentarias destinadas a actualizar la NpSG, la “Nueva Ley de Sustancias Psicoactivas”.
“Ahora mismo no hay otro derivado a la vista”, dice ante eventuales sustancias que puedan sustituir al 1D-LSD. “La situación se va a alargar unos meses. El Ministerio de Sanidad tiene otras prioridades con la legalización del cannabis. Está por ver si prioriza la ilegalización del 1D-LSD. La situación puede durar. Diez meses duró el proceso del 1V-LSD”, explica Becker, aludiendo a otra variante del LSD con la que se hizo negocio.
Antes que el 1V-LSD, Becker y compañía ofrecieron otros dos predecesores, según ha recogido la Red de Redacciones de Alemania (RND, por sus siglas alemanas): 1P-LSD y 1cP-LSD. En vista de la constante amenaza de prohibición que pesan sobre sus productos y a la necesidad de desarrollar variantes que no entran dentro de lo que proscribe la ley, el semanario Der Spiegel se ha referido a la actividad de esta empresa como un “juego del gato y el ratón”. Ante la aparente imposibilidad de los legisladores de frenar que Becker haga sus negocio, la prestigiosa publicación con sede en Hamburgo ha señalado que su activad manifiesta “la incapacidad de actuación de la política” frente a este negocio de sustancias alucinógenas.