Dicen que cuando un agricultor de la Asociación de Productores Orgánicos Demeter abona sus tierras, suele hacerlo en un proceso que poco tiene que ver con la tecnificación del sector primario. Según contaba hace unos días en sus páginas económicas el Frankfurter Allgemeine Zeitung, en otoño, sus productores agrícolas entierran un cuerno lleno de estiércol. Luego, a principios de año, lo desentierran, mezclan el estiércol restante del cuerno con agua y lo remueven. Primero giran la mezcla una hora en una dirección y luego la remueven en dirección contraria.
El resultado es esparcido en las tierras de cultivo en lo que el diario de Fráncfort presentaba como “un proceso fijado en la agricultura biodinámica y que, para los agricultores Demeter convencidos, es mucho más que abonar”.
La antroposofía es una oscura religión decimonónica según la cual la “inteligencia humana tiene la capacidad de contactar con mundos espirituales”, según recuerda la Encyclopædia Britannica. Además de pasar por una doctrina esotérica de libro, la antroposofía constituye las raíces de la agricultura biodinámica. En la asociación Demeter la presentan en otros términos, aluden a ella como una “ciencia”.
“La ciencia espiritual antroposófica ha fructificado en muchos ámbitos de la vida cultural hasta nuestros días. Además de la agricultura biodinámica, son especialmente conocidas la pedagogía Waldorf, la medicina antroposófica, la pedagogía curativa, la terapia social, la arquitectura y el arte”, explican en la página web de la Asociación de Productores Orgánicos Demeter.
De forma recurrente, en el debate público alemán surge la pregunta que se hacía recientemente el citado diario de Fráncfort: “¿Cuánto esoterismo hay en Demeter?”. No hay una respuesta clara a ese interrogante. Todo depende, según se tiene asumido en Alemania, de la intensidad con la que los agricultores “biodinámicos” crean en las enseñanzas de Steiner.
Steiner decía que el mundo no sólo está compuesto de una realidad material. A su entender, también había un mundo espiritual que el hombre puede conocer y, no sólo eso, sino que también puede poner al servicio de su día a día. En Demeter son de vital relevancia las clases que dio Steiner en 1924 sobre agricultura y ganadería por “abordar de forma exhaustiva los fundamentos humanísticos para comprender la naturaleza y la agricultura, la totalidad a partir de la cual funciona la agricultura”. Así se explican al menos en la ahora cuestionada asociación de productores orgánicos.
Para los agricultores biodinámicos esas enseñanzas imponen unos rígidos métodos de producción. Por ejemplo, el del cuerno, el estiércol, el otoño, el agua, el mezclarlo todo y luego utilizar el resultado como suerte de abono a principios de año. También decía Steiner que no había que utilizar pesticidas ni otros productos químicos en las plantaciones. “Nunca ha sido posible demostrar los efectos de sus métodos”, recordaba Anne Kokenbrink, la última periodista del Frankfurter Allgemeine Zeitung que ha preguntado sobre Demeter y la influencia del esoterismo antroposófico en sus productos.
“Steiner cree que hay fuerzas activas cósmicas que vienen de los cielos del cosmos a la tierra, que esas fuerzas pueden ser capturadas y, por así decir, ser concentradas en los tomates Demeter, que crecerían gracias a la energía cósmica”, ha explicado Helmut Zander, teólogo católico e historiador especializado en religiones a la revista alemana Ekologiska Mag, una publicación con el foco puesto en temas de sostenibilidad y clima. Así, no extraña que de la técnica del abono con la mezcla del agua con el contenido del cuerno relleno de estiércol y enterrado se haya llegado a decir que es una especie de “práctica homeopática” para tratar la tierra.
La expresión alude a la homeopatía, sistema curativo decimonónico muy arraigado en Alemania. Lo creó el doctor alemán Samuel Hahnemann (1755-1843), quien pensaba que las enfermedades se curan o deberían tratarse con sustancias que producen en personas sanas síntomas parecidos a los síntomas de las enfermedades. La homeopatía también es una disciplina que, por muy criticada que sea, mueve cientos de millones de euros. Un volumen de negocio de hasta 534 millones de euros movieron los productos homeopáticos en las farmacias alemanas en 2022, según datos del portal de estadística Statista.
Centenares de millones de euros también mueve el negocio antroposófico de la “agricultura biodinámica” en Alemania. Demeter es una de las mayores asociaciones de productores orgánicos del país. Su oferta forma parte de un mercado de productos orgánicos del sector primario que mueve al año un volumen de negocio de 15.310 millones de euros, según las cuentas de Statista.
El sello Demeter no es, ni mucho menos, el único caso de inspiración antroposófica en la producción de productos agrícolas con fama de ser “especialmente buenos”. Sólo el 6% de la superficie de Alemania para la producción de productos agrícolas orgánicos está en manos de granjeros Demeter, según las cuentas de Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Las algo más de 1.700 granjas que hoy producen con el sello Demeter en Alemania, como las del resto de insignias más o menos antroposóficas que hay en el país, siempre sobrevivieron a la crítica según la cual seguían prácticas de producción que no eran más que “basura esotérica”, según ha recogido la cadena de televisión pública ARD.
Ahora, sin embargo, el sector del campo alemán está levantado contra el Gobierno del canciller Olaf Scholz. La crisis económica que vive el país – 2023 fue un año de recesión y 2024 no tiene previsiones mucho mejores para los más pesimistas – también se está cebando con el sector primario orgánico. Competencia, altos precios energéticos y otros factores están llevando el descontento rural a las calles. Este lunes se esperaba una gran manifestación de los agricultores en Berlín. No extrañaría que entre los manifestantes hubiera granjeros antroposóficos.