El Banco Central Europeo (BCE) no atiende a la bajada de la inflación, que en diciembre se moderó al 2,9% en el conjunto de la eurozona y que los propios economistas de la institución estiman que estará normalizada, cerca de su objetivo teórico del 2%, en el segundo semestre de este año. Pese a ello, el Consejo de Gobierno del BCE ha decidido este jueves mantener los tipos de interés oficiales en el 4,5%, un máximo desde 2008.
La institución que preside Christine Lagarde sigue ofuscada en dañar la economía y amenazar el mercado laboral como estrategia para "la última milla" de la lucha contra las subidas de precios, según la propia jerga de la política monetaria.
"Las estrictas condiciones de financiación están frenando la demanda y esto está contribuyendo a reducir la inflación", reconoce el comunicado de prensa publicado este jueves, tras la primera reunión de 2024 del Consejo de Gobierno del BCE. "Las futuras decisiones garantizarán que sus tipos oficiales se fijen en niveles suficientemente restrictivos durante el tiempo que sea necesario", prosigue. Con "un enfoque dependiente de los datos para determinar el nivel apropiado y la duración de las condiciones restrictivas [para los préstamos, hipotecas...]", añade.
En la rueda de prensa, Lagarde ha reconocido el "estancamiento" de la economía de eurozona (el PIB de Alemania se contrajo un 0,3% en 2023 y las previsiones apuntan a una desaceleración generalizada en 2024, con excepción destacada de España). Sin embargo, la presidenta de la institución ha incidido en que también hay señales positivas, de resistencia del mercado laboral y de la actividad, alejando la posibilidad del inicio de las bajadas de tipos. "Este jueves era demasiado prematuro discutir sobre un recorte [del 'precio' del dinero]", ha dicho.
La semana pasada, Lagarde ya adelantó en el Foro Económico Mundial, que se celebra anualmente en Davos (Suiza), que el BCE mantendrá los tipos de interés en el 4,5%, un máximo de 2008, otros 6 meses —“hasta el verano”—, aunque el riesgo de recesión es cada vez más elevado y a pesar de la avalancha de críticas internas que el sindicato mayoritario de la institución, IPSO, ha desvelado esta misma semana.
En otoño, el Consejo de Gobierno de la institución que decide la política monetaria de la eurozona paró el ciclo de subidas de los tipos de interés de referencia más agresivo de la historia del euro, del 0% de julio de 2022 al 4,5% actual. Una escalada que llevó al Euríbor (el índice según el que se calculan la mayoría de hipotecas y otros préstamos) a alcanzar el 4,25% en septiembre del año pasado.
Desde ese máximo de 2008, el Euríbor se ha relajado, hasta caer al 3,5% en su cálculo diario este mismo mes, recogiendo la expectativa de los bancos y de los inversores en los mercados financieros del comienzo de los recortes de tipos de interés por parte del BCE en este 2024. Pero Lagarde y los suyos se resisten a bajar el 'precio' del dinero en el corto plazo.
El encarecimiento de la financiación en general es un golpe para familias, empresas y para los Estados, sobre todo para los más endeudados, como Italia o España, en un contexto en el que han regresado las reglas fiscales a la Unión Europea (UE), tras ser suspendidas por la pandemia.
El economista jefe del BCE, el irlandés Philip Lane, dijo recientemente que los datos "importantes" sobre acuerdos salariales sólo estarán disponibles para la reunión del Consejo de Gobierno de junio, y que recalibrar los tipos de interés demasiado rápido puede ser "contraproducente".
Esta postura demuestra que la institución sigue colocando como principal chivo expiatorio de la inflación a los sueldos, que en los últimos meses están recuperando algo de poder adquisitivo en todos los países de la eurozona. Mientras, la Comisión Europea admite que el hecho de que las empresas hayan aprovechado la crisis de precios para aumentar sus beneficios explica y explicará la mayor parte de la inflación.
Actualmente, el mayor riesgo para un nuevo repunte de los precios es "un posible recrudecimiento de las tensiones en el mar Rojo, incluso un eventual cierre del estrecho de Ormuz, [en Oriente Medio], que obviamente tendrá un impacto inflacionista", según explicó Judith Arnal, investigadora del Real Instituto Elcano, en la presentación del informe 'España en el mundo en 2024: perspectivas y desafíos' de este centro de análisis, hace solo unos días.
Al otro lado del Atlántico, la previsión es que la Reserva Federal (la Fed, el banco central de Estados Unidos) baje los tipos de interés bastante antes de verano. Desde esta perspectiva, la postura más agresiva del BCE frente a la Reserva Federal supone un empujón para el euro en su cruce con el dólar. Una apreciación de la divisa es desinflacionista porque automáticamente abarata la factura de la energía que se importa como petróleo o gas, que se venden en dólares en los mercados internacionales. La Fed se reúne por primera vez en 2024 el martes y el miércoles, 30 y 31 de enero.
Respecto a la otra herramienta de política monetaria con la que cuenta el BCE, además de los tipos de interés, la institución ha recordado que el programa de creación dinero para comprar deuda (que diseño tras la crisis financiera de 2008 para bajar los costes de financiación de países y empresas, y que se conoce como APP) “está reduciéndose a un ritmo mesurado y predecible, dado que el Eurosistema ha dejado de reinvertir el principal de los valores que van venciendo”.
Por otra parte, “el Consejo de Gobierno prevé seguir reinvirtiendo íntegramente durante el primer semestre de 2024 el principal de los valores adquiridos en el marco del PEPP [el programa de emergencia desplegado por la pandemia] que vayan venciendo. En el segundo semestre del año, espera reducir la cartera del PEPP en 7.500 millones de euros mensuales en promedio. El BCE prevé poner fin a las reinversiones en el marco del PEPP a final de 2024”.
Por último, “el Consejo de Gobierno continuará actuando con flexibilidad en la reinversión del principal de los valores de la cartera del PEPP que vayan venciendo, con el objetivo de contrarrestar los riesgos para el mecanismo de transmisión de la política monetaria relacionados con la pandemia”. Esta flexibilidad significa que utiliza dinero de los vencimientos de la deuda comprada de Alemania, Países Bajos o de otros países con mejores condiciones de financiación para reinvertirlos en los socios del euro más sobreendeudados, como Italia o España, para que evitar sus costes de financiación se disparen mucho en comparación. Es decir, para evitar fuertes repuntes de las primas de riesgo.
Lagarde ha aprovechado la rueda de prensa de este jueves para responder a las críticas de la plantilla del BCE recogidas en una encuesta del sindicato mayoritario en la institución, IPSO. "Siempre y cuando cumpla con liderar esta institución de gente talentosa, no sólo economistas, que estña motivada con hacer su trabajo... El resto, para mí, personalmente, es irrelevante", ha comentado la presidenta.
El sondeo muestra que la mayoría de los trabajadores de la institución considera que Lagarde no es "competente" y que "la mayor parte del tiempo no se dedica a su mandato, sino a hablar de política y otro temas".