Las previsiones de los principales centros de análisis económicos señalan que las mayores subidas salariales en esta crisis de inflación ya se han visto en 2023 y que no se reparará el daño de las subidas de precios desde 2021, para el trabajador medio. Los sindicatos temen que sean profecías "autocumplidas" y llaman a no resignarse.
"Las expectativas de aumentos de los sueldos más moderados para 2024 y 2025 no pueden considerarse como una realidad aséptica y ya determinada, sino que dependerán de la presión que sea capaz de desarrollar el movimiento sindical para lograr incrementos mayores", defienden desde el gabinete económico de CGT.
Las distantes estimaciones del panel de expertos que recoge Funcas (en el que participan BBVA Research, Santander, Caixabank Research, los equipos de universidades públicas como la UCM o la UAM, Repsol, Mapfre, Oxford Economics o la CEOE) anticipan una subida de la remuneración por asalariado cercana al 5% en 2023 (a falta de los datos del avance de la Contabilidad Nacional del último trimestre, que el INE publicará el próximo martes 30 de enero). En 2022, fue del 2,9%. En 2021, apenas del 0,4%.
De cara a 2024, la previsión de Funcas es que la mejora de los salarios se moderé al 3% (la firma más optimista del panel, Equipo Económico, llega al 4%, también inferior al ritmo de 2023). En 2025, adelanta una desaceleración al 2,7%.
Según estas cifras, los trabajadores solo recuperarán una parte de todo el poder adquisitivo perdido en esta crisis de inflación, según se puede observar en los gráficos de esta información. Las subidas de precios fueron en promedio del 3,1% en 2021, escalaron al 8,4% en 2022, se moderaron al 3,5% en 2023 y alcanzarán el 3,2% en 2024.
"El 10 de febrero, conoceremos el dato de enero de la subida salarial pactada en los convenios colectivos [afectará a unos 4 millones de trabajadores], que sirve de guía para el conjunto del año. Esperamos que se sitúe entre el 3% y el 4%, en línea con el aumento pactado en 2023, del 3,5%", incide Luis Zarapuz. La remuneración por asalariado que recoge la Contabilidad Nacional se elevará al 5% para el año pasado porque recogerá "la mejora en la composición del empleo: contratos de más duración, en sectores y puestos que exigen más cualificación...", argumenta el economista de economista de CCOO. "Por eso, pensar que bajará al 3% en 2024, es tener una proyección muy pesimista del mercado de trabajo, en el que cambiara a dinámica de los últimos años, tras la reforma laboral", continúa.
Efectivamente, según la última EPA (Encuesta de Población Activa), la del cuarto trimestre de 2023, el empleo crece en la gran mayoría de actividades económicas, aunque con diferencias. Los que más puestos de trabajo generaron el año pasado están encabezados por las actividades profesionales, científicas y técnicas, con 165.000 trabajadores más (+15%), algo muy relevante al tratarse de un sector con alto valor añadido y en general mejores condiciones, lo que aleja a España del típico retrato de “un país de camareros”.
"Estas previsiones sobre los salarios [en referencia a las de Funcas y el resto de casas de análisis] también ejecutan la función de profecías autocumplidas, en el sentido de que operan mediáticamente para preparar el terreno del ajuste o la moderación salarial", explican en CGT.
"En un contexto de elevada inflación, como el de los últimos años, no se puede entender el ajuste en el poder adquisitivo de la población trabajadora sin su contraparte, que es el aumento de los márgenes de beneficio [de las empresas]. El efecto que tiene la inflación sobre las rentas está sujeto a una pugna por cómo se distribuye. Los datos reflejan que la balanza de la pugna distributiva se ha desnivelado durante los últimos tres años en favor del capital (beneficios) y en detrimento del trabajo (salarios)", prosiguen en el sindicato CGT.
Así lo muestran los datos que proporciona el Observatorio de Márgenes, que identifica el importante incremento de la capacidad de las empresas de convertir los ingresos en ganancias desde comienzos del año 2021. El último informe de este indicador, que se construye con datos del Ministerio de Economía, de la Agencia Tributaria y el Banco de España, y que divulga esta última institución, muestra que la grandes compañías de la agricultura, la industria y las eléctricas son los sectores que han aprovechado más la crisis de precios para obtener más beneficios. Es decir, que han mejorado más la rentabilidad de sus negocios, trasladando el incremento de los costes de producción (energía, materias primas, proveedores de servicios o salarios) a los precios de venta (los que paga el consumidor) y elevando su capacidad de convertir los ingresos totales en ganancias.
En este contexto, de mejora de los márgenes y de abaratamiento de los costes, todos los análisis apuntan a que las empresas pueden permitirse subidas salariales. "Como sindicato debemos denunciar los discursos que llaman al reparto equitativo del peso de la inflación entre trabajo y capital, pues no son más que un mecanismo ideológico para justificar la moderación salarial", finalizan en CGT.
Estas conclusiones vuelven a poner en cuestión las agresivas subidas de los tipos de interés del BCE para luchar contra la inflación y justifican los incrementos del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), de las pensiones y el resto de medidas para aliviar el daño de la inflación que ha desplegado el Gobierno de coalición desde 2021, sobre todo las dirigidas a los más vulnerables.
Una primera evidencia de la protección ante la escalada de la inflación que han supuesto las medidas del Ejecutivo para los trabajadores se extrae de la estadística “Mercado de trabajo y pensiones en las fuentes tributarias”. Los datos de todas las percepciones salariales en España en 2022 —desde los ingresos que recibió la persona que menos trabajó a las del directivo del Ibex 35 que más cobra—, señalan que casi la mitad de los trabajadores peor remunerados han ganado poder adquisitivo en esta crisis de inflación desde 2019.
La conclusión puede parecer sorprendente si se atiende a la inflación media del 8,4% de 2022, después de otro 3,1% en 2021 y de que en 2020 los precios apenas cayeran un 0,3%. De hecho, la inflación acumulada desde el cierre de 2019 a 2022 es del 12%. Sin embargo, el crecimiento de las percepciones salariales más bajas pese al mordisco de la inflación responde al empujón del SMI en los puestos de trabajos más precarios y al súbito descenso de la temporalidad por la reforma laboral. Incluso, en los ingresos salariales más bajos se ve un gran salto, de hasta un 20%, que se explica precisamente por esa caída de la temporalidad. Más detalles en esta información: Los datos que revelan que la reforma laboral y la subida del salario mínimo han rebajado el daño de la inflación.
El mercado laboral en España es hoy menos precario por las transformaciones lideradas por el último Gobierno. Esto no quiere decir que muchas familias no estén ahogadas, dado el gran esfuerzo que supone pagar la vivienda —un 40% de los ingresos familiares de media, y subiendo por la austeridad monetaria del BCE—. Ni que los sueldos no sigan siendo bajos en general. Ni que el paro no continúe estando demasiado alto. Pero las estadísticas sí reflejan los frutos de un conjunto de políticas sociales inéditas en nuestro país.