La innovación de España dio un importante salto en 2023 y redujo a mínimos la brecha con la Unión Europea (UE), según el índice sobre la capacidad de cambiar, adaptar y hacer más eficientes las actividades económicas construido por la Comisión Europea desde 2016.
La innovación es "una variable clave para aumentar el crecimiento de potencial de las economías", explica Javier García Arenas, economista de Caixabank Research. Es decir, apoya una mejora de la productividad, como lo hacen otras dinámicas que se observan en el mercado laboral de nuestro país (más creación de empleo en ocupaciones más cualificadas) o como apunta el incremento del tamaño de las empresas frente al estancamiento del número de autónomos y pequeñas y medianas empresas (pymes).
El índice de innovación concreto de la Comisión Europea agrega "32 indicadores agrupados en 12 dimensiones tales como: atracción de talento, inversión en investigación y desarrollo, y uso de tecnologías de la información", según continúa el experto de la firma de análisis del banco. Desde su primer cálculo, en 2016, España arrastra una brecha de más de 10 puntos porcentuales respecto al conjunto de la UE.
Este diferencial llegó a superar los 15 puntos en 2022, como se puede ver en el gráfico. En 2023, la brecha se estrechó 3,4 puntos de golpe. Javier García Arenas destaca dos factores que propiciaron este salto. Por un lado, el aumento de pymes "que introducen productos innovadores". Por otra parte, valora positivamente que el porcentaje de trabajadores con habilidades digitales generales superiores a las básicas supera a la media comunitaria.
Por último, "es muy posible que el Plan de Recuperación [financiado con fondos europeos] haya tenido una influencia positiva pero no lo podemos afirmar con seguridad", añade este experto en un informe de Caixabank Research, que se publicará próximamente. Precisamente, la digitalización de las empresas y el desarrollo de nuevas actividades en los sectores tecnológicos de mayor valor añadido están entre los principales objetivos del programa (conocido como 'Next Generation' en inglés) que la UE diseñó en 2021 como respuesta a la pandemia, junto a “la transición ecológica”.
Este salto de la innovación es crucial porque el estancamiento de la productividad (que mide la eficiencia de una economía según la relación entre el valor de la producción y el empleo) es el principal argumento que los enfoques neoliberales usan para negar la posibilidad de mejoras de las condiciones laborales de los trabajadores. Por ejemplo, para negar mejoras como la rebaja de la jornada laboral oficial sin una reducción del salario, según se ha comprometido el Gobierno de coalición, o para critica que se siga elevando el Salario Mínimo Interprofesional (SMI).
"Aunque hemos reducido algo la brecha con la UE, todavía estamos por debajo", advierte Javier García Arenas. "En relación con nuestros principales pares europeos, en 2023 el índice en España se situaba un 15% por debajo de los niveles de Francia, un 25% por debajo de Alemania, un 1% por debajo de Italia, pero un 4% por encima de Portugal", incide.
"España está claramente mejor que la UE en la fracción de trabajadores con competencias digitales avanzadas y relativamente cerca en empleo en ocupaciones intensivas en conocimiento. Por contra, dos dimensiones donde debemos mejorar (ya que nos encontramos muy atrás) es en el grado de innovación en pymes y en gasto en I+D invertido por el sector privado", comenta este economista de Caixabank Research.
"El hecho de que España esté comparativamente mejor en competencias digitales avanzadas y en empleo tecnológico inyecta un mensaje esperanzador de cara a reducir la brecha con la UE", señala. Los mismos 'brotes' se desprenden del fuerte crecimiento de las ventas de “equipo y software” de las empresas de nuestro país, según los datos de la Agencia Tributaria.
Esta última estadística cuenta una historia de auténtica transformación de la economía de España. Los ingresos de los sectores más innovadores, relacionados con la informática, la ciencia o los servicios técnicos y de información, se han disparado en los dos últimos años. Concretamente, el índice de inversión en “equipo y software” ha escalado hasta máximos históricos, superando en 30 puntos el nivel previo a la pandemia, tomando como referencia diciembre de 2019, y con datos hasta el cierre de 2023.
Más en detalle, los fabricantes de productos informáticos, electrónicos y ópticos han incrementado su resultado bruto de explotación (una forma contabilizar los beneficios) un 9% en 2023 respecto a 2019. Las compañías de programación, consultoría y otras actividades relacionadas con la informática lo han hecho un 24%. Las empresas de servicios de información, un 4%.
Estos números se han trasladado al mercado de trabajo. El empleo creció en 2023 en la gran mayoría de actividades económicas, aunque con diferencias. Los que más puestos de trabajo generaron el año pasado están encabezados por las actividades profesionales, científicas y técnicas, con 165.000 trabajadores más (+15%), algo muy relevante al tratarse de un sector con alto valor añadido y en general mejores condiciones, lo que aleja a España del típico retrato de “un país de camareros”. Esta evolución no se puede explicar sin el Plan de Recuperación.
Este mismo jueves, el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa reiteró que "hasta finales de febrero, se han convocado 61.558 millones de euros en subvenciones y licitaciones, el 88% de las transferencias de la primera parte del Plan de Recuperación". Además, "respecto a la ejecución, 34.395 millones de euros han sido asignados a empresas y hogares, habiendo llegado ya a la economía real". Concretamente, 627.237 ciudadanos, instituciones y empresas "han recibido fondos del Plan de Recuperación, de los cuales el 38% son micropymes y pymes".
"Tres reflexiones son en cualquier caso ineludibles. Primero, es esencial que no haya 'skill mismatches', de tal forma que estas habilidades se logren emparejar con puestos de trabajo con elevado potencial innovador. La evidencia hasta la fecha indica que alinear las habilidades de la oferta de trabajo con lo que piden las empresas es una asignatura pendiente de la economía española", dice Javier García Arenas.
"Segundo, es esencial una mayor inversión en I+D para dar el salto cualitativo al que aspiramos. Y tercero, es imprescindible que en un país en el que las pymes son una parte muy importante del tejido productivo, los avances en innovación se difundan ampliamente en el tejido empresarial y que las pymes ganen escala", concluye.