La UE sigue dando pasos para tratar de equilibrar la balanza comercial absolutamente deficitaria que tiene con China. La Comisión Europea lleva años inmersa en el proceso de detectar las prácticas de competencia desleal que están pasando factura a las empresas europeas en el gigante asiático, además de protegerse internamente en plena guerra de subsidios. Bruselas ha dado un paso más en esa dirección al lanzar una investigación por la marginación de los productos sanitarios europeos en el mercado chino.
Es la primera vez que la UE activa el Instrumento de Contratación Pública Internacional (IPI, por sus siglas en inglés), impulsado por el club comunitario para combatir las prácticas desleales en los mercados públicos, que mueven miles de millones de euros. La contratación pública representa alrededor del 14% del PIB europeo. La herramienta se empezó a idear en 2012, pero no salió adelante hasta diez años después, cuando el desequilibrio y la guerra comercial con China se convirtió en un verdadero quebradero de cabeza para las capitales europeas. En el caso de los productos sanitarios, los procedentes del país asiático se han duplicado en la UE entre 2015 y 2023.
La investigación anunciada este miércoles pretende recopilar información sobre la situación de los productos sanitarios europeos en el gigante asiático y, si se concluye que Pekín los excluye de sus procesos de contratación pública priorizando la producción local, la UE podría imponer medidas de reciprocidad en los 27, que pueden ser ajustes a la baja en los procesos de selección hasta llegar incluso a sacarlos por completo de los procedimientos de licitación pública.
“Esta investigación se ha puesto en marcha en respuesta a medidas y prácticas en el mercado chino de adquisiciones de productos sanitarios que discriminan injustamente a las empresas y los productos europeos”, señala la Comisión Europea en un comunicado en el que asegura que las “pruebas” de las que dispone por el momento “indican que el mercado chino de contratación de productos sanitarios se ha ido cerrando gradualmente para las empresas europeas y extranjeras, así como para los productos fabricados en la UE”. “Esto se debe a las medidas introducidas por China, que establecen diferencias injustas entre empresas locales y extranjeras, y entre productos fabricados en el país y productos europeos”, agrega la nota de prensa.
La legislación de ese país obliga a que la adquisición de productos sanitarios 'made in China' por parte de sus hospitales alcance el 70% para 2025. Pekín también restringe la compra de bienes importados y fija condiciones para la contratación de productos sanitarios que “dan lugar a ofertas anormalmente bajas que no pueden ser sostenidas por las empresas con ánimo de lucro”, informa la Agencia EFE.
Antes de iniciar el procedimiento formal, la UE ha intentado abordar el asunto con las autoridades chinas, pero no ha tenido “respuestas satisfactorias”, según la Comisión Europea, que confía que durante el proceso de diálogo que ahora se abre se puedan eliminar las medidas discriminatorias. La intención del gobierno comunitario es que la investigación dure nueve meses, aunque el plazo de podría ampliar otros cinco. Para eliminar las trabas o alcanzar un compromiso, la UE da un plazo de seis meses a China. Esa situación resolvería el conflicto sin penalizaciones por parte de Bruselas.
La decisión se produce en un momento en el que la UE está inmersa en un debate interno sobre cómo afrontar su relación con China, un país al que define como “un socio con el que colaborar, un competidor difícil y un rival sistémico”. Más allá de los problemas de la UE para desembarcar en el gigante asiático por las trabas impuestas por el régimen chino, en Bruselas reconocen que han llegado tarde a paliar los efectos del impulso que ese país ha dado a sectores clave como el de la energía renovable o los coches eléctricos en el continente.
De hecho, la investigación sobre la situación de los productos sanitarios en China se suma a las que ha iniciado por las subvenciones que ese gobierno ha dado a proveedores de turbinas en parques eólicos de varios países europeos, entre ellos España y también a las importaciones de vehículos eléctricos procedentes de China después de que se produjera un incremento descomunal que hizo sonar las alarmas. “Si determinamos que esos coches eléctricos han sido subvencionados ilegalmente, impondremos soluciones”, advirtió la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager.
Además de reforzar la autonomía estrategia para reducir las dependencias en cuestiones clave como las materias primas, la UE reconoce problemas adicionales por la “fragmentación” del comercio internacional, que representa un 60% del PIB para los países de la UE mientras que la cifra es del 38% en el caso de China; y del 27%, en el de Estados Unidos. La cuota de exportaciones de la UE se ha ido, además, reduciendo en los últimos años.