A las cervezas alemanas, su fama les precede. Si hay alguna bebida a la que se asocia al país del canciller Olaf Scholz, es la cerveza. Según el portal de estadística germano Statista, Alemania es a día de hoy el quinto productor de cerveza del mundo, por detrás de China, Estados Unidos, Brasil y México. Sin embargo, el sector cervecero de Alemania está en crisis.
Tal es la situación que hace unos días el diario Bild, el más leído del país, llegaba a preguntarse: “¿Seguimos siendo un país de cerveza?”.
Hubo un repunte en 2022 después de los años de cierre pandémico del sector de la gastronomía en 2020 y 2021. Ahora bien, al menos desde 2015, alarma la caída de las ventas del gran líquido patrio alemán.
Atendiendo a los últimos datos presentados por la Oficina Federal de Estadística (Destatis), el año pasado se vendieron en Alemania 8.400 millones de litros de cerveza. Esa cantidad, equivalente al agua de casi 2.500 piscinas olímpicas, es un 4,5% menor que el dato de 2022 (9.5000 millones de litros).
Señalados como responsables de este bajón figuran los precios al alza que han lastrado a toda la economía alemana desde que comenzó la guerra de Rusia contra Ucrania. Ya el pasado mes de agosto se apuntaba desde Destatis que prácticamente todo los elementos a la hora de producir cerveza había visto incrementado su precio.
Al margen de los costes energéticos, donde las cuentas de Destatis y del propio sector cervecero recogidas por el Bild apuntaron a una subida entre 2021 y 2022 del 750%, lo que más ha subido son las las chapas de los botellines, cuyo alza en 2023 respecto a 2022 fue del 120%. También ha subido considerablemente el precio del gas para las burbuja de la cerveza (90%), junto con los cereales (malta 90% y lúpulo 35%) o el vidrio de las botellas (70%).
Hasta no hace mucho han defendido en el sector que todas esas subidas no habían tenido una gran repercusión en el precio de las cervezas. De haber trasladado todas esos incrementos de precios al coste de la cerveza, según ha explicado a la radiotelevisión RTL Stefan Fritsche, responsable de la asociación del sector cervecero en los Länder de Berlín y Brandeburgo, “el medio litro de cerveza habría pasado a costar 7,50 euros”. El medio litro de cerveza es la cantidad estándar que contiene una botella cerveza para consumo de una persona en bares, restaurantes y hogares alemanes.
Pero en este 2024 ya es innegable que, porque prácticamente todo en la producción de cerveza se ha encarecido, el producto final también lo ha hecho. Así, en 2023 el precio de la cerveza había subido un 11,58% respecto a 2022. “La presión de los costes también va a tener un efecto sobre los precios”, según Holger Eichele, responsable de la Asociación de Cervecerías de Alemania, en unas declaraciones recogidas por el diario económico Handelsblatt.
La subida registrada en esos dos últimos años ha sino notoria, sobre todo en un sector que en años anteriores había visto crecer el precio en porcentajes mínimos (1,3% en 2021 y 2022, por ejemplo), de acuerdo con los datos del sector cervecero alemán que citaba esta semana el Bild.
Por su parte, 2023 fue un año muy complicado. “Fue un año negro-negrísimo para las cervecerías de Alemania”, ha explicado el responsable de la Asociación de Cervecerías de Alemania. “La contención en el consumo de los usuarios en los comercios y en la gastronomía está golpeando de lleno en el sector”, según Eicheler.
1.500 cervecerías pero sólo un nombre alemán en el mercado mundial: RadebergerA este representante de la patronal cervecera – un sector que cuenta con 1.500 cervecerías en suelo alemán – no se le escapa que no sólo la inflación está conteniendo a los consumidores. Éstos, también, están dejando la cerveza en favor de otras bebidas. Esta tendencia lleva ya tiempo en marcha y dese hace años lima los números de consumo y beneficio de las grandes firmas de cerveza en Alemania.
El 10% de las cervezas que se vendan en suelo germano serán sin alcohol, según las cuentas de la Asociación de Cervecerías de Alemania. Este segmento no alcohólico de bebidas a base de cebada parece tener un futuro más brillante. En los últimos diez años, la producción de cervezas sin alcohol se ha doblado. De ahí que en esas botellas sin alcohol pueda verse un clavo ardiendo al que agarrarse mucha de la iniciativa del sector.
En las cervecerías tocan madera en espera de que este verano – de alto voltaje deportivo con una Eurocopa de fútbol que acoge Alemania y los Juegos Olímpicos de París – hagan mejorar el ambiente pesimista que parece reinar entre los cerveceros alemanes. Es la apuesta del Grupo Bitburger, cerveza patrocinadora del campeonato de fútbol de selecciones que acoge Alemania entre los próximos 14 de junio y 14 de julio.
Pese a la innegable tradición cervecera de Alemania, el “país de la cerveza” sólo cuenta con un gran nombre entre las 25 grandes grupos empresariales fabricantes de cerveza, el Grupo Radeberger. Dicha empresa, con sede en Fráncfort, está muy por detrás de los grandes nombres del negocio cervecero, liderado por gigantes como la neerlandesa Heineken, la belga Anheuser-Busch o la china China Resources Breweries.